8 de octubre de 2024

Pulp Fiction

«La violencia es el último recurso del incompetente».

Isaac Asimov

Como las viejas historietas de mala calidad, esas en las que el crimen y la sangre eran el atractivo central -impresas en pésimo papel de pulpa de madera, de ahí el apelativo de Pulp Fiction-, el gobierno de Javier Milei resbala por la pendiente de los lugares comunes de cada administración neoliberal: del Proceso a esta parte. Comete los mismos errores no forzados; abraza las mismas fantasías húmedas de un poder solidificado por el voto (insisten con la falacia de que es el presidente más votado en la historia de la democracia); cae en tramposas exageraciones que intentan trasmitir logros inexistentes. Claro que, esta vez, con el atroz aderezo de una crueldad que sólo se verifica en los violadores, torturadores y asesinos de los 70, los mismos que la actual gestión quiere convertir en veteranos héroes de una guerra fratricida.

La semana se despertó con el veto a la ley que plantea una nueva fórmula previsional, aprobada por dos tercios en cada una de las cámaras. El principal argumento del decreto con el que se anuló la ley es que el texto de la misma en “manifiestamente violatorio del marco jurídico vigente” lo que, dicho por un gobierno que se caga en la ley -y se caga de canto, para cagarse de los dos lados- no significa otra cosa que una escena más de la película de violencias extremas que han instalado desde el 10 de diciembre de 2023 y que una oposición pochoclera repudia… mirando desde la butaca.

Todo es ficción. Excepto el hambre, el frío, la desesperación, la enfermedad, la muerte y la destrucción de la patria. Todo lo demás es ficción. Y lo que va contenido en el “excepto”, no les interesa. Encuentran suficiente respaldo en un empresariado que pierde plata, pero goza viendo a una oposición entre progre y “peroncista”, más confundida que Lilia Lemoine leyendo Homo academicus de Pierre Bourdieu (sobre gustos… se escribe todos los días, solía decir el francés).

En este grupo se cimenta el mayor sostén del Presidente: una caterva del poder que sueña con destruir al peronismo. Y van por buen camino. Lo vienen infiltrando desde hace tiempo (desde antes de morir Perón, diría). Sólo que en la última época ha habido tanto antiperonista al interior del Justicialismo que, podría decirse que el objetivo está casi cumplido. Queda, naturalmente, un plus por derrumbar que es el del contenido simbólico de la palabra: a donde vayas, dentro o fuera del país, ser peronista significa algunas cosas relevantes. Ser libertario no significa nada.

La cumbre de la pavada

Si algo identifica a Milei es la organización de auto homenajes. El último, este encuentro del Foro Madrid que financió en el país para no tener que viajar, porque las encuestas y los focus dicen que hay muchas personas enojadas con la idea de un presidente en la diáspora.

La juntada de pequeños fachos (léase pequeños en todo el alcance de la palabra) que se supone financiaron los españoles, aunque no hay facturas que lo demuestren, no trajo figuras relevantes, salvo la de Santiago Abascal, líder del ultraconservador partido VOX y el “puto padre” de los negocios de la ultraderecha europea. De esta manera, Milei cumple su quimera de ser uno de los dos políticos más importantes. No del mundo, claro. Pero sí del Centro Cultural Kirchner (perdón, me pasa los mismo que con el nombre de algunas calles) que es donde se desarrolla el encuentro. El resto de los oradores son “la perrada”.

Empleados (alguno que otro de nivel gerencial) como Orlando Avendaño, periodista venezolano que bien podría competir en talento y obsecuencia con “Yoni” Viale; Mike González, de la Heritage Foundation de EEUU (la verdadera aristocracia argentina ni siquiera lo tendría de lacayo por llamarse Mike González. O le diría “Speedy”); Ruth Hurtado, del Partido Republicano chileno (qué obsesión esta de los partidos que, cuando gobiernan, se desgracian en la división poderes de identificarse como republicanos).

A estos desconocidos de siempre los acompañaron Manuel Adorni (que, aunque el encuentro era de hispano parlantes muchos pedían traductor al escucharlo), el “Tata” Yofre (infaltable en cualquier reunión de fascistas vernáculos), Diana Mondino (invitada porque habla inglés de corrido y se baña todos los días) y el sempiterno Alberto “Bertie” Benegas Lynch (nieto) que, esta semana, aseguró hay que sacarles los impuestos a los ricos “porque los están masacrando. Y ustedes que se preocupan por la represión a los jubilados… ¡Insensibles!

Nada de lo que se dijo en los dos días de expresiones melifluas y derechosas, frente a un público diezmado que lejos estuvo de colmar la sala, es relevante para este escriba. En realidad, nada de lo que diga Milei y sus secuaces lo es: la mitad son mentiras y la otra mitad, agresiones. Y lo de Abascal, que fue el único en hablar en la apertura y el cierre, bueno, lo de Abascal es puro business (bueno es aclarar que el lugar de este señor en Europa quiere Mauricio Macri para sí en América).

Además, el hecho que ni el Calabrés ni Victoria Villarruel hayan ocupado un lugar en ninguno de los paneles del evento es un claro mensaje sobre lo que representa este ínfimo grupete de fachos tardíos y ultramontanos y lo que es la verdadera “Droit Internationaux”, esa que invade espacios de gobierno y poder en el mundo y que vira, cada vez más, hacia un conservadurismo democrático, como lo ha hecho Giorgia Meloni.

No contestó ni a palos

Mal día le tocó a Guillermo Francos para “debutar” con el informe del jefe de Gabinete al Congreso. Afuera, la policía andaba a los palos. Adentro, los bloques colaboracionistas que votan todo lo que les financia Milei pero con cara de asquito, hacían su horror-show opositor.

Arrancó Miguel Pichetto elogiando a Francos y dando una clase abierta de lo que hay que hacer para estar toda la vida en el Poder. “Queremos reconocer el valor de la política en esta casa (…) Usted ha permitido a este Gobierno y al presidente Milei sacar dos leyes importantes”, en clara alusión a la gestión para la aprobación de la Ley de Bases y el Paquete Fiscal. Pero, acto seguido, descerrajó “de repente es como que hubo un repliegue, no sabemos a qué obedeció” aunque dio la impresión de que sí sabía por qué habían corrido al jefe de Gabinete de las negociaciones. Y agregó, ya en tono crítico “un veto parcial sobre el tema jubilatorio podría haber satisfecho una mejora razonable con el artículo 1, con el 8%, más el ajuste por inflación. Hubiera sido importante para los jubilados y evitado la controversia” para terminar increpando, “No estamos acá para romper todo; estamos para tratar de buscar salidas para la Argentina”, dejando la clara sensación de que él y su bloque van a estar del lado de la insistencia.

El jefe de Gabinete, mientras tanto, esquivaba las balas que picaban cerca del escritorio donde, solito y su alma, trataba de justificar las tropelías del Gobierno como aquella de que un asesor contratado bajo la forma de prestación de servicios, que gana (?) poco más de dos millones de pesos, sea el “hombre fuerte”, cosa que ocurre con Santiago Caputo. También le escapó al tema “visita a genocidas” y no fue claro respecto de las privatizaciones. En muchas respuestas se plantó en que “Presidente de la Nación fue muy claro en campaña sobre los objetivos”, el muy chupamedias.

¡Basta con los viejos!

Foto: Carlos Brigo
Foto: Carlos Brigo

En la plaza, en los alrededores de Diputados, jubiladas y jubilados -que tienen más ovarios y huevos que sus nietos- eran rociados con gas pimienta y molidos a palos por reclamar que el Presidente no vete la norma que mejora sus asignaciones… poquito, porque tampoco es cuestión de darles una vida digna.

Querido, llegué hasta acá. ¿Miedo? -le decía a un cronista una mujer de pelo blanco e ideas claras- Si tenés miedo te paralizás. Hay que luchar por tus derechos. Mucha sangre corrió para tener derechos y a esta gente no le importa absolutamente nada” cerraba, ya con lágrimas en los ojos. Por su discurso, ella no debe haber sido ajena a la pelea desigual de los ´70s. Y estaba ahí. Como tantos otros que combatieron en aquella hora y hoy tienen que volver a las calles porque una idea más refinada, violenta e insensible que las Fuerzas Armadas del Golpe de 1976 se han aposentado en el gobierno y les prometen muerte.

Mónica Hasenberg, inmensa periodista gráfica, increpaba a las fuerzas del desorden gritándoles “No les tenemos miedo”. Y claro: con jubilaciones miserables; con medicamentos impagables; con servicios de salud inexistentes; con ajustes hechos sobre los mismos ajustes; con el hambre de una comida cada tanto les prometen un futuro corto, pero de extremo sufrimiento. “Los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”, dicen que dijo Christine Lagarde, aquella directora del FMI de la que Macri nos pedía que nos enamoráramos. Ok. Hay que hacer algo. Pero ¿es necesario hacerlo con tanta crueldad?

El costo de la política

Tranquilo, porque se sentía rodeado de amigos, el senador Bartolomé Abdala (presidente provisional de la Cámara Alta) reconoció, en un programa de LN+, tener más 15 asesores (tiene 20), la mayoría trabajando en San Luis… porque quiere ser gobernador. Interesante confesión para el tercero en la línea de sucesión de un gobierno que venía a luchar contra “la casta”.

Este sincericidio, expresado con tanta impunidad en la misma semana en la que el Presidente, durante la celebración del Día de la Industria, les dijo a los empresarios allí reunidos: “Vinimos a achicar el Estado para agrandarles los bolsillos a ustedes”, pone, sobre el tapete, el meneado tema del financiamiento de la política.

La cuestión, de tanto en tanto, es resucitada por periodistas fácilmente identificables, debido a distintas razones… ninguna demasiado santa. A) Porque quieren más pauta; B) porque los empresarios que les pasan los sobres creen que todavía pueden recortar el gasto del Estado en beneficio propio, C) porque desde un tiempo a esta parte han logrado que un sector importante de la sociedad crea que todo dinero que se le quite al Estado será en beneficio del Pueblo, cuando es todo lo contrario.

El artículo 38 de la Constitución Nacional reformada en 1994, establece que “Los partidos políticos son instituciones fundamentales del sistema democrático” y que “El Estado contribuye al sostenimiento económico de sus actividades”. Listo. Cerrado el debate. Se acabó la discusión. Finishela. Si la política no es financiada por el Estado, entonces será costeada por el Mercado. Y, en ese caso, quedará “prisionera” de sus…“mecenas”, léase los Elsztain de la vida a los que, una vez en el Poder, les tiene que hacer concesiones que multiplican por 100 lo recibido.

Financiamiento y… coso

¡Oia! Estoy hablando de Milei. Si. Y de Macri. Y de Horacio Rodríguez Larreta en la Ciudad de Buenos Aires. Y tantos de otros. Algunos que no llegaron al Poder pero que, de haberlo hecho, hubiesen transformado sus gobiernos en una casa de subastas para rematar la Argentina… respetando los compromisos de venderla barato, claro. Bueno… bastante de lo que está pasando.

El tema del costo de la política viene, yo diría, desde la recuperación de la democracia. Y ha provocado muchos recortes. Las jubilaciones de privilegio de los legisladores y funcionarios con rango de subsecretario de Estado para arriba; los pasajes aéreos; automóviles con chofer; celulares… cada presidente que asumía era “apretado” por las corporaciones y sus house organs para ajustar un poco más a la política. Pongamos una fecha en 1989. ¿El pueblo recibió algo de esos recortes? Nada. Los medios más importantes ¿en cuánto incrementaron su pauta?… Hay que pensar.

Sin embargo, por ahí andan imbéciles de diferentes tamaños alegrándose de que se caigan planes como el PROCREAR porque no les da a ellos una vivienda; o el CONECTAR IGUALDAD porque “para qué quieren computadoras los negros si no tienen ni electricidad” y así una sarta de argumentos falaces instalados desde las usinas de construcción de sentido del Mercado.

Que nadie crea, a esta altura, que digo que lo de Abdala está bien, sobre todo considerando que en su fe libertaria también debe estar siendo financiado por los privados. Pero los recortes sin una estrategia definida han provocado que el dispendio de algunos políticos continúe, el nepotismo sea una práctica cada vez más naturalizada y el Estado tenga menos y menos músculo para contener a los que se caen del sistema. Claro, hablo de un Estado manejado por un Gobierno libre de crueldad, no como este que prefiere que las viandas para los comedores y merenderos se las coman las ratas o las meen los gatos… los felinos, digo.

Perdóname señor

Pido disculpas. Sentidas dispensas. Furioso perdón por no estar hablando de las diversiones sexuales de Alberto Fernández ni del futuro matrimonio de Milei con Yuyito (léase “Iuito”) González que, además, anda con la campera de cuero del Presidente puesta y hasta la olfatea (puajj). Ni del episodio de traición cuasi carnal entre Javier, El Elfo y Marra o de las amenazas de Lilia Lemoine sobre videos non sanctos que guarda celosamente en su telefonino.

Tampoco de la carta bomba con olor a service que explotó en el escritorio de la secretaria del Presidente de la Rural (puro humo, mate y termo intactos) justo el día después de que Milei acusó a esta institución de pedir el voto para Massa ni del asteroide que el 17 de septiembre puede “rozar” la tierra, aunque vaya a pasar a 998.000 kilómetros, algo así como dos veces y media la distancia entre nuestro planeta y la luna.

Ni tan siquiera hablo de los elogiosos tuits de Elon Musk a favor de su argentine libertarian friend, The President (crack Elon Musk… crack: más malo que la cocaína). Yo sé que todo eso es lo que le interesa al gran público por lo que he decidido ser un autor de minorías, lo que podríamos llamar un analista de culto (“de culto no tiene nada”, diría Cantinflas).

Mea culpa, entonces, por estar ocupado en los 44 medicamentos que el PAMI de Sandra Petovello les recortó a jubiladas y jubilados, 22 de los cuales están considerados “esenciales” por la OMS entre los que se encuentran desde el ácido acetilsalicílico (aspirina) que usamos para mejorar la circulación en las piernas hasta la morfina y el Tramadol (para los dolores), pasando por la Hidrocortizona y la Sulfazalazina (desinflamante). O sea, una manera de hacerle pasar una peor vida a ancianas y ancianos que, a partir de ahora, van a tener que decidir si comer o curarse.

Pido piedad por obsesionarme con esta distribución de alimentos acobachados por Capital Humano que no se produce y que, cada semana, tiene un nuevo round: ahora prometiendo que se los van a dar a comedores que “demuestren su existencia” cuando ya hicieron 2 auditorías y declararon “inexistentes” a algunos donde la gente estaba trabajando, dándole de comer a los pibitos y llenó todas las planillas. Se sabe de la arbitrariedad de este gobierno, pero esto es demasiado.

Nuevamente disculpas por desesperarme porque el reparto de frazadas en estas noches de frio no se realizó porque la nota de pedido llegó con una firma electrónica en lugar de tener una de puño y letra. Ha habido alrededor de 40 muertos de frío en lo que va del año. Pensar que una ONG tiene que pedir frazadas ya es un dislate propio de este gobierno demencial.

Es el bimonetarismo, estúpido

Establecido mi rol de analista para minorías (“Para quién canto yo entonces”, se preguntaba un joven Charly García) me parece importante desentrañar algunas cosas del nuevo-viejo documento emitido por Cristina Kirchner en donde se analiza la Tercera Crisis de Deuda de Argentina.

De arranque, como para pegarle al Presidente en los tobillos, cita una frase de Alberdi que va en contra de cualquier endeudamiento. Luego, destruye el diagnóstico libertario sobre el déficit fiscal sosteniendo que “la inflación en Argentina se dispara ante la escasez de dólares” y que “el endeudamiento compulsivo en dicha moneda no hace más que agravar dicha escasez al profundizar la ya conocida y estructural restricción externa de nuestra economía bimonetaria”.

La ex presidenta y figura consular del kirchnerismo avanza sobre el diagnóstico de los principales males que aquejan a la economía del país estableciendo que “no sólo se trata de una cuestión de egresos sino también de ingresos”, criticando al sistema tributario, la subfacturación de las exportaciones y la sobrefacturación de las importaciones, la  multiplicidad de impuestos inútiles y su condición de estar “no sólo preparado para la elusión y la evasión, sino para gravar producción y trabajo por sobre lo financiero”.

A partir de allí hay una suerte de línea historiográfica (aunque ella niega el “recorrido historicista” hacia el final del documento) que comienza en la primera crisis de la deuda durante el período 1976-1989 (la herencia que el Proceso deja al gobierno de Raúl Alfonsín) para revisar luego la segunda crisis: 1989 -2001. Consenso de Washington, Privatizaciones y la aparición de Cavallo y su Convertibilidad apalancada en el plan Bonex lo que, a juicio de Cristina, inicia el fenómeno de apropiación de los ahorros y cierra con la tercera crisis del año 2016 sin olvidar la reestructuración de deuda y la liberación del yugo del FMI en el período 2003-2015.

Un camino que ella viene recorriendo desde hace ya una década, por lo menos, al que, en este caso, agrega un análisis crítico sobre el gobierno de Alberto Fernández poniendo el eje en un nuevo fenómeno: la aparición de “trabajadores registrados pobres” y en la escandalosa validación del crédito espurio que había tomado Macri. Hay, en sudesarrollo, algunas otras facturas para Alberto.

De allí pasa a ocuparse del showman-economista, al que no sólo le niega el hecho de encarnar la cuarta experiencia neoliberal sino que lo acusa de haber llevado a la Argentina a un punto “económico y social de extrema gravedad” para describir, más adelante, el master plan de Milei como muy similar al “que llevó adelante la dictadura cívico-militar”.

Para terminar, Cristina observa que “el resultado electoral y las divisiones políticas posteriores conformaron un Poder Legislativo más fragmentado aún. La situación del país y la responsabilidad de quienes han sido elegidos para gobernar y legislar van a requerir la construcción de un sistema de acuerdo parlamentario” que no puede tener “una lógica de mercado persa o de toma y daca indigno por cargos, recursos y vaya a saber qué otra cosa”.

Sería necesario dedicar un panorama dominical completo al documento (y tal vez no alcanzaría), rico desde donde se lo quiera mirar. Quiero poner el énfasis, sin embargo, en que este convocatoria de la dos veces Presidenta de la Nación choca con una realidad hasta ahora inexpugnable: el resto de los partidos y espacios políticos le huyen al kirchnerismo como en la Edad Media se huía de los leprosos. Sin ir más lejos, esta semana, los senadores del bloque de Unión por la Patria bajaron al recinto para votar el financiamiento universitario y voltear el DNU que otorga 100.000 millones a la SIDE y el radicalismo los dejó solos aduciendo una cuestión reglamentaria que refería a que la sesión estaba citada para la semana próxima. Boludeces.

No es la primera vez que el radicalismo le escapa al peronismo y condena al país. El mítico cordobés Amadeo Sabattini rechazó la oferta de Perón de acompañarlo en la fórmula de la segunda presidencia y vino la Revolución Libertadora. Ricardo “El Chino” Balbín se hizo el oso cuando en 1973 Perón llamó a un gran acuerdo nacional y le ofreció ser el vicepresidente de la Nación… tiempos en que de verdad las papas quemaban. Y si no, mire cómo terminó la cuestión en 1976.

Hoy, aunque aduzcan razones leguleyas y se opongan a las brutalidades libertarias por redes, radios, programas de TV, streamings y cualquier otro medio que tengan (salvo el de levantar la mano para rechazar los proyectos del Gobierno), en la soledad de sus despachos, allí donde se negocia la real politik y no la compra-venta de voluntades, los bloques pseudo-opositores han cartelizado una única respuesta para cualquier intento de diálogo parlamentario de parte de UxP: “Muchachos, nosotros no podemos quedar pegados votando con ustedes”.

Tuit vs cadena nacional

El documento de 33 páginas de Cristina Kirchner, como ya dije, es riquísimo y vale la pena leerlo porque deja algunos datos casi para el humor político. Por ejemplo, cuando refiere a la inflación del Proceso (período 1976-1983, 1.700%) y aclara, para los que le echan la culpa del incremento de precios a las negociaciones salariales que “sin partidos políticos ni sindicatos, la Argentina se endeudó y la inflación escaló a niveles nunca antes conocidos”.

Sin embargo, y a pesar de todos los chuceos y desaires que contiene el paper, lo que más molestó a Milei fue un tuit en el que Cristina le dijo “Hablar de economía diciendo cualquier cosa en los set de televisión o escribir plagiando libros, es una cosa. Gobernar la Argentina, es otra muy distinta. Y de esto, por cómo están viviendo los argentinos, se ve a la legua que vos no tenés ni idea” para agregar: “Cuando quieras -porque tiempo tenés… y lo dedicás a boludear en las redes- te espero en el Patria y te explico un poquito. Saludos cordiales… A vos y a todas las fuerzas del cielo. Dios mío!”

Como cualquier tuitero que se precie, Milei enloqueció (no le cuesta mucho) por haber sido desafiado en su territorio y pidió una Cadena Nacional para contestar el documento. O sea, salió a cazar moscas con un misil tierra aire. Y lo avisó. “No te pongas así de nerviosa, te gustará mi clase… A su vez, deberías revisar los temas de propiedad intelectual y de paso nos mostrás tu título de abogada… Respecto a gobernar, si el modelo es el tuyo paso. Yo vine a rescatar al País no a hundirlo. CIAO!!!”, respondió el hermanito de Karina en la red “X” de su amigo Elon Musk.

Ni lerda ni perezosa, Cristina retrucó: “Ay Presidente! Ve que tengo razón! No hace más que seguir confirmando lo dicho: se la pasa boludeando en las redes. Largue twitter y póngase a gestionar el Estado, que los argentinos la están pasando muy pero muy mal. FIN”.

La cadena nacional de pocos minutos fue un fiasco. O, mejor dicho, una nueva pieza macabra de la saga “Sin City”, esas películas en blanco y negro en donde sólo hay pecado, corrupción, deformidad y muerte: un comic de nuestro país real. Como está dicho antes, nada de lo que dice el Presidente es cierto, ni importante, ni novedoso y, a esta altura, ni siquiera entretenido. Los canales de noticias perdieron rating. Bajó el encendido de televisores. Milei no enamora. Apenas junta a los que odian.

Y como los televisores que se apagan, el gobierno libertario pierde brillo, color, sonoridad… adeptos. Sólo que en este caso no hay plataformas alternativas (una oposición que ofrezca aunque más no sea un respiro).Los tele espectadores desencantados, entonces, vuelven a sus celulares para tuitear, pasar reels o, sencillamente, comprar on line.

No. No. Porno no ven. Nada más pornográfico que la realidad.

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