El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires anunció la pronta incorporación de colectivos eléctricos en el microcentro y el Casco Histórico, bajo el programa de Movilidad Urbana de Buses Eléctricos (MUBE). Sin embargo, la decisión de invertir en esta iniciativa genera cuestionamientos, especialmente considerando las necesidades urgentes de otras áreas del transporte público, como la expansión del subte o la mejora de líneas existentes.
El nuevo servicio cubrirá un recorrido de 12,3 kilómetros entre Retiro y San Telmo, con 36 paradas en puntos clave como Plaza San Martín y Parque Lezama. Las unidades, diseñadas para calles angostas y de alto tránsito peatonal, tienen capacidad para 16 pasajeros sentados y funcionan a una velocidad máxima de 12 km/h, algo que ya despierta críticas por su limitada eficiencia en términos de tiempo de viaje.

Además, los minibuses estarán equipados con cargadores eléctricos en las cabeceras del recorrido y cuentan con una autonomía de 170 kilómetros. Desde el Gobierno porteño destacan las cero emisiones contaminantes y el diseño inclusivo de las unidades, que tendrán piso bajo para personas con movilidad reducida y serán conducidas exclusivamente por mujeres, en un intento por promover la equidad de género en el sector.
Cuándo estarán disponibles los minibuses en la Ciudad
Según el ministro de Infraestructura, Pablo Bereciartua, las unidades se encuentran en la etapa final de producción y llegarán desde China antes de 2025. Sin embargo, aún no hay una fecha precisa para su entrada en funcionamiento. Por el momento, se espera que estén operativas este año, aunque los tiempos dependen de la instalación de la infraestructura necesaria en las cabeceras.
El costo de una movilidad lenta
Aunque el compromiso con la sustentabilidad es innegable, muchos cuestionan si esta es la mejor forma de destinar recursos públicos. Con una inversión millonaria en minibuses eléctricos, surge la pregunta de por qué no se priorizan proyectos de transporte más estructurales y rápidos, como la ampliación de las líneas de subte.

Mientras otras grandes ciudades refuerzan sus redes ferroviarias subterráneas, Buenos Aires se queda atrás con un sistema de subte que parece congelado en el tiempo. La última inauguración de una línea completa fue hace más de una década, y los proyectos de expansión avanzan a paso lento. En este contexto, apostar por un sistema que apenas supera la velocidad de un trote resulta difícil de justificar.
El ministro de Infraestructura aseguró que el objetivo de los minibuses eléctricos es complementar la movilidad en zonas históricas y peatonales de la Ciudad. Sin embargo, su velocidad máxima de 12 km/h, sumada a un recorrido limitado, refuerza la percepción de que esta iniciativa no soluciona los problemas de conectividad de fondo.
Aunque las autoridades prometen un transporte sustentable e inclusivo, muchos vecinos se preguntan si este proyecto responde más a una estrategia de marketing que a una verdadera solución de movilidad urbana. En una Ciudad donde las líneas de subte podrían conectar de manera más eficiente a millones de personas, el debate sobre las prioridades en la inversión pública sigue abierto.
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