Sturzenegger defendió la motosierra ante empresarios:  “No me vengan a pedir que baje impuestos, pidan que baje el gasto”

El Ministro de Desregulación apuntó contra el sector privado y rechazó los pedidos para reducir impuestos.

En un encuentro que reunió a referentes del mundo empresarial en el tradicional almuerzo del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp), el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, protagonizó un tenso cruce con los anfitriones tras rechazar los reclamos para aliviar la carga impositiva. “No me vengan a pedir que baje impuestos, pidan que baje el gasto”, disparó desde el escenario frente a una platea que lo escuchaba en silencio.

Sturzenegger asistió en reemplazo del ministro de Economía, Luis Caputo, quien se excusó de asistir después de leer el discurso que planeaba pronunciar Marcos Pereda, presidente saliente del Cicyp y vicepresidente de la Sociedad Rural. En sus palabras, Pereda cuestionó los pilares del superávit fiscal que el Gobierno celebra como uno de sus principales logros. “Una parte significativa del superávit fiscal actual proviene de ingresos transitorios y distorsivos, como los derechos de exportación, en especial del sector agropecuario”, sostuvo. A su juicio, el agro podría incrementar su producción hasta un 40%, pero necesita “una señal clara, una hoja de ruta concreta hacia la eliminación definitiva de las retenciones”.

La respuesta del ministro fue tajante. En un tono frontal, dijo: “Todos los impuestos son distorsivos. Marcos, hablás de retenciones pero si pregunto aquí qué impuestos hay que bajar seguramente habrá distintas propuestas. Se hablará del impuesto al cheque, por ejemplo. Lo relevante no es la baja de impuestos sino la baja del gasto y lo verdaderamente relevante es la motosierra. Están reclamando mal la baja de impuestos, primero hay que bajar el gasto. Los necesitamos como socios en la motosierra”.

La intervención generó tensión en el salón, donde algunas mesas quedaron con lugares vacíos y sin aplausos. Durante el tramo de preguntas, Sturzenegger aseguró que el Gobierno no usará la mejora de recaudación –equivalente al 3% del PBI, según afirmó– para aumentar el gasto, lo que permitiría una futura reducción de la presión tributaria. “Duerman sin frazada, lo vamos a hacer”, prometió, aunque criticó al campo por no generar suficiente empleo.

Con su habitual pin de motosierra en la solapa, el ministro se refirió también a los empresarios que, a su criterio, dependen demasiado del lobby. Citó ejemplos de reformas impulsadas por el Ejecutivo, como la derogación de la ley que limitaba la venta de tierras a extranjeros, y lamentó los frenos que encontró en la Justicia y en algunas provincias, especialmente Buenos Aires.

En otro tramo, lanzó una crítica a la industria veterinaria local al hablar de la vacuna contra la aftosa, cuyo precio en Argentina –según él– duplica el de otros países. Aunque evitó dar nombres, la observación generó incomodidad en Sebastián Bagó, referente del sector, y entusiasmo en Diego Latorre, dueño de Tecnovax, que aún no logró importar dosis.

Si bien muchos empresarios esperaban definiciones sobre los dólares financieros o la reforma impositiva, Sturzenegger evitó esos temas “por respeto al ministro de Economía”. Lo cierto es que, tras su exposición, la sensación en varios sectores fue ambigua. Mientras los bancos celebraban la estabilidad y se ilusionaban con la reactivación del crédito, en la Unión Industrial Argentina hubo señales de preocupación por la caída en ramas como la textil y el calzado, que sufrieron una baja adicional del 15%.

El almuerzo sirvió también como acto de despedida para Pereda, que dejó la presidencia del Cicyp en manos de Mario Grinman, titular de la Cámara Argentina de Comercio. En la mesa principal compartieron espacio figuras como Alejandro y Bettina Bulgheroni, Eduardo Eurnekian, Martín Rapallini, Daniel Funes de Rioja, Martín Cabrales y Juan Nápoli, entre otros.

Uno de los sectores más animados fue el grupo Boldt, que además de volver a imprimir patentes tras el parate en la Casa de la Moneda, consiguió un contrato editorial para imprimir una nueva edición de El Eternauta, a pedido de Planeta.

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