Aumenta el endeudamiento: ¿quién va a pagar la fiesta de Caputo?

Sin acceso a los mercados internacionales, el Gobierno insiste con el carry trade para sostener el financiamiento.

En medio de un contexto financiero adverso y con las puertas del crédito internacional aún cerradas, el equipo económico de Javier Milei volvió a apostar por una estrategia conocida: ofrecer deuda en pesos con rendimientos muy altos para mantener la rueda girando. Esta semana, el Ministerio de Economía colocó $6,1 billones en bonos del Tesoro, con intereses anuales que escalaron hasta el 40%.

Los títulos adjudicados fueron siete en total, entre LECAP (Letras del Tesoro Capitalizables) y BONCAP (Bonos Capitalizables), con vencimientos que van desde fines de julio hasta enero de 2027. La operación se realizó en medio de una expectativa de inflación del 20,9% para los próximos 12 meses, según el último relevamiento del BCRA, lo que pone en evidencia que los rendimientos ofrecidos por el Gobierno duplican esa proyección.

“Esto significa un rollover de 58,87% sobre los vencimientos del día de la fecha”, informó la Secretaría de Finanzas en un comunicado oficial, que también detalló que las ofertas alcanzaron los $6,7 billones. La tasa efectiva mensual de los instrumentos adjudicados osciló entre el 2,34% y el 2,88%, muy por encima del 1,5% de inflación registrada en mayo.

La política de tasas altas se enmarca dentro del llamado carry trade, una estrategia que incentiva a los inversores a posicionarse en pesos para obtener ganancias financieras rápidas, mientras el tipo de cambio oficial permanece estable. Esta dinámica ha sido criticada incluso por organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial, que en un reciente informe cuestionaron el perfil de endeudamiento adoptado por Luis Caputo.

Un país fuera del radar

A pesar del entusiasmo oficial por las últimas licitaciones, la situación de la Argentina en los mercados globales sigue siendo crítica. El índice MSCI, uno de los más consultados por inversores internacionales, volvió a dejar al país fuera de las categorías de “mercado emergente” o incluso “mercado frontera”. Según la empresa estadounidense, “el Morgan Stanley Capital International no incluye a la República Argentina en la lista de países con posibilidades de ser reclasificados”.

Con esta decisión, los grandes fondos internacionales mantienen vedado el ingreso al mercado argentino, una limitación que se suma a las restricciones cambiarias y a la falta de previsibilidad. La próxima oportunidad de revisión será recién en junio de 2026, por lo que el país deberá seguir conviviendo con su calificación actual, compartida con naciones como Palestina, Ucrania, Zimbabue o Líbano.

Mientras tanto, la gestión libertaria continúa ofreciendo intereses extraordinarios en pesos para intentar compensar la falta de crédito en dólares y sostener el esquema de financiamiento, aunque con una renovación que esta vez apenas superó el 58%. La deuda interna, lejos de moderarse, se consolida como la principal herramienta del Gobierno para sobrevivir en un contexto financiero cada vez más restrictivo.

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