“Fácil derrotar a una sociedad
Julia Navarro
que no creía en nada”
Celebrando fracasos, gritando como loco goles en contra, festejando pérdidas y decepciones, en síntesis: capitulando. Javier Milei avanza llevado en andas por una docena de periodistas evidentemente “ensobrados” (sic), algunos de los empresarios más poderosos del país (y del mundo), una oposición dialoguista de rodillas y millones de argentinos que lo votaron y que, a pesar de estar pasándola mal, sienten la necesidad de “darle tiempo”. Decodifiquemos.
“Otra no me queda”, reconoció, días atrás, Lenny, un carnicero de Morón que pasó de pagar 80.000 pesos de luz a un millón. “¿Y si te fundís?”, lo consultó el periodista. “Seguiré trabajando… trabajo desde los 14 años”, concluyó el muchacho que bien podría ser tomado como arquetipo del aspiracional porque su respuesta sonó al “a mí nunca nadie me dio nada, gobierne quien gobierne yo me tengo que levantar a la madrugada para ir a laburar”; cantinela tantas veces escuchada.
Esta charla sucedía en un canal de TV, mientras el WhatsApp del programa estallaba de las puteadas contra el Gobierno que celebraba haber bajado la inflación a 8,8% (mayor al 8,3% de octubre de 2023 que se llevó puesto a Sergio Massa) en el marco de una recesión inédita. Según un medio insospechado de ser nacional y popular, la BBC, en lo que va del Gobierno de Milei, el consumo de leche bajó el 18,7%; el de carne un 17,6% y el de yerba 9,2%… ¡Tomá mate!… Bah, ¡si tenés guita!
Y sin embargo, el músculo social y político de Argentina parece adormecido en un único objetivo: diferenciarse del peronismo. No les da vergüenza quedar expuestos a los aprietes y chantajes de un gobierno que, esta semana dejó más claro que nunca que billetera no sólo mata galán: también mata política (ni hablemos de convicciones). Tampoco que todo el alboroto, el griterío, la crítica, la demanda y la disconformidad sean sólo una pantalla mediática para que, a la hora de votar este nuevo estatuto del coloniaje que va a llevar a la Argentina al más alto grado de sumisión y entrega de toda su historia, ellos y ellas puedan posar de “opositores”.
Votá y te boto
No siempre la política es consenso. La posibilidad de disentir y mantener esa postura debería ser elevada a la condición de virtud democrática. Esto también podría resolverse citando el viejo adagio latino: “Me cago en la gobernabilidad”. Y es que, igual que para bailar el tango, para consensuar hacen falta dos. Y Milei sólo está dispuesto a hacer su voluntad… como cualquier adolescente. Seguramente estamos pagando -de alguna manera- dos décadas de empoderamiento de púberes (en esta parte de la nota es donde se escucha el grito: ¡viejo meado!).
Esta semana, el Presidente caminó por las molduras de Casa Rosada pidiendo (más bien exigiendo) a los gritos que entregaran cualquier cosa con tal de que el Senado aprobara en general el proyecto de ley ómnibus. De esta forma, con todas las modificaciones posibles, volvería a Diputados (por donde ya pasó Karina Milei con sus caniches toy raza Menem para nuevamente “dialogar” con la oposición arrodillada).
Si los senadores que consiguieron prebendas personales o, en el mejor de los casos, individuales (esto no lo digo yo, lo dice un documento emitido por el propio Ministerio de Capital Humano) explican que van a votar en general porque luego, artículo por artículo, le van a ir introduciendo cambios substanciales al proyecto, mienten. Saben que, retornado a la cámara de origen, los diputados pueden volver a aprobar el texto que votaron originalmente y así consolidar el fin de la Argentina tal y como la conocemos.
Y lamento decir que esta vez no habrá pueblo en la calle que valga porque, luego de la impactante movilización en defensa de la universidad pública, sólo la UBA recibió casi el 50% en transferencias, contra menos del 10% de prácticamente la totalidad del resto de las altas casas de estudio nacionales. Y eso porque el Gobierno necesitaba el voto de Martín Lousteau, por eso negoció con Emiliano Yacobitti, insigne ladero del presidente de la UCR.
Es de esperar que todos los que salgamos lastimados de este devenir vergonzoso guardemos memoria por lo menos un año y medio y les hagamos sentir en las urnas de 2025 nuestro más profundo repudio al cipayismo a cielo abierto que han mostrado en los últimos meses nuestros representantes en ambas cámaras. Porque rompen con el precepto del artículo 22 de la Constitución Nacional que reza “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes y autoridades creadas por esta Constitución”. En este caso, los representantes no nos representan.
El lado de la mecha
¿Es Misiones la primera chispa? ¿Ese botón que exhibirá todos los desaguisados y dislates de un Presidente que, en medio de la mayor crisis económica del siglo se va de paseo a España, a reunirse con la flor y nata de la Derecha más obscena? ¡Y con la tuya, claro!
Posadas es un polvorín. Mientras la mayoría de los grandes medios nacionales mira para otro lado (por ahora), en la capital misionera, los oficiales y suboficiales retirados se han acuartelado junto con sus familias. Médicos, docentes y cuadros de la policía provincial encarnan una protesta que podría llegar a espiralar a niveles insospechados de violencia. Por primera vez en la historia de estos conflictos, las Fuerzas de Seguridad nacionales han viajado para enfrentarlos.
El correlato político de esta crisis es, acaso, más preocupante que el conflicto mismo. El gobernador, Hugo Passalaqua, estaría atravesando problemas de salud, aunque algunos creen que sólo es un justificativo. Su ministro de Seguridad, Marcelo Pérez, se encuentra jaqueado, mientras que el “patrón” de Misiones, Carlos Rovira, creó una rama libertaria de su Partido Renovador y negocia con el oficialismo nacional. El peronismo está acorralado por ese patronazgo.
Hace cuatro semanas se inauguró un club del trueque con 20 familias, que hoy ya tiene 500. Con una sociedad misionera en aprietos, la resolución de esta situación podría tornarse trágica.
La actitud del gobierno nacional, personificado en Patricia Bullrich, fue convocar a un Comité de Crisis como toda respuesta, y enviar tropas a reprimir. Esto genera una mayor sensación de incertidumbre y algunos analistas locales creen, a esta hora, que Misiones podría convertirse en el primer baño de sangre con el que Milei advierta al resto del país que no está dispuesto a ningún reclamo.
Un Presidente que se regodea con su fama en la cumbre convocada por VOX en Madrid, a la que no han asistido referentes significativos de la ultra derecha mundial, excepto Marinne Le Pen. Y es que otros líderes, como la post fascista Giorgia Meloni o el mismísimo Donald Trump, descreen de este engendro que concilia ideas liberales para la economía, perfiles colonialistas para su país y acciones de derecha en el discurso.
Mentiroso, mentiroso
Los libertarios son apenas una operación de prensa organizada por poderes que los exceden. Es común escuchar a ciudadanos diciendo que todo lo que está haciendo el Presidente fue lo que dijo en campaña. Falso. La mayoría de las promesas, las ideas fuerza sobre las que derivó el discurso proselitista, han sido no sólo incumplidas sino burladas. Y, sin embargo, el tipo insiste.
El miércoles, ante el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP), aseguró que su objetivo sigue siendo que se reduzca la cantidad de pesos circulantes para dar paso a otras divisas, camino que conduce “al cierre del Banco Central, evitando de esta forma que los políticos puedan seguir robando a la gente”, Milei dixit. El FMI lo llamó competencia de monedas; o sea, de la dolarización, olvidate. Lo cierto es que lo dijo la misma semana en la que, a través de un DNU, el Gobierno (Luis Caputo) se apropió de 3.200 millones de dólares de todos nosotros y, a cambio, dejó una letra a 10 años y de carácter intransferible. A ver, Javier: ¡explicame lo de los políticos que le roban a la gente!
Todo es falso en el psiquiátrico y su cohorte. La caída de la inflación, que de diciembre a la fecha acumuló un 106,9%; la purga a la casta que, por ahora, es la única que cobra; terminar con los periodistas ensobrados (en la semana se supo quiénes son los que lo visitan a diario en Olivos y resultaron los mismos que cobraban con Macri); su rechazo a China, a donde está mandando una misión comercial buscando renovar el Swap… Hasta la bio de su libro es falaz: Planeta, una de las editoriales más prestigiosas del mundo, tuvo que retirar de la venta “El Camino del Libertario”, de Javier Milei porque en la edición española figuraba que el autor era “graduado de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con un doctorado en la Universidad de California”, datos falsos de toda falsedad. Y pensar que lo persiguieron a Juan Carlos Blumberg por no tener el título de ingeniero y presentarse como tal. Y a Cristina todavía le reclaman -cada tanto- su título de abogada.
Le rompieron el pacto
“Un héroe es un traidor exitoso”, pontifica Miguel Pichetto en un reportaje. Un Pichetto que ha memorizado varias citas favorables a la traición porque sabe que lo van a interrogar en ese sentido: carece de toda la protección mediática que necesitaría. “El puñal de Bruto creó el Imperio”, completa; pero no dice si eso fue bueno o fue malo. Porque antes, había una República.
La traición no es un issue electoral. La lealtad tampoco. Aunque el peronismo insista en festejarle el día. Y votos son amores. Sin embargo, y a pesar de ese 56% que rebolea cada tanto, Milei también se siente traicionado. El ahora incierto Pacto de Mayo (remedo contemporáneo de la batalla de Caseros) parece que se haría sin ley y sin gobernadores… Y acaso sin vencedores ni vencidos. Tal vez en junio o julio. Acaso el 12 de octubre, invitándolo al rey de España. O el 11 de noviembre, con Trump en el palco y una imagen del Mayflower como telón de fondo, con Luis Petri y Patricia Bullrich disfrazados de peregrinos.
Nicolás Posse, el CEO de Gabinete, pasó el miércoles por la Cámara de Senadores a brindar el informe mensual que le ordena el artículo 101 de la Constitución. Como un holograma munido de inteligencia artificial limitada, con menos reflejos que una toalla húmeda y más monocorde que el canto gregoriano, ofreció la lectura de un documento anodino y contestó las preguntas de los legisladores gracias a la asistencia de medio centenar de colaboradores que trabajaban como Chaplín en “Tiempos Modernos” sacando respuestas a destajo. Olvidable debut que tuvo su punto más alto en la frase “Somos un país solvente”. “País aguarrás -comentó una senadora por lo bajo-. Parece solvente, pero de lejos”.
El que no necesitó apuntador para concretar una de las chupadas de medias más fenomenales desde el retorno de la democracia fue Daniel Scioli. El ex gobernador de la Provincia de Buenos Aires, en amena charla con el operador Pablo Rossi, lanzó, sin ningún tipo de pudor ni recato: “Si esto sigue así, a Milei le van a tener que dar el premio Nobel de Economía”, lo que hasta sorprendió al entrevistador. Fue tal el impacto de la actuación del “Pichichi” que sus asesores analizan nuevos premios como el Pulitzer, la Copa Jules Rimet, el Botín de Oro, una Cucarda en la Rural y hasta la Tumba al Soldado Desconocido. ¡Ampliaremos!
La levedad de las internas
En un mar de borrascas, el peronismo navega hacia las internas nacionales y de la provincia de Buenos Aires, decididas para el próximo 17 de noviembre. En este marco, se ha convocado a una afiliación masiva hasta el 17 de septiembre (60 días antes del comicio) y, se supone, a posteriori se depurará el padrón. Esta sana actitud democrática de los dirigentes todavía no tiene caras visibles. Incluso las especulaciones son inciertas. Y subyace el temor de que “vox dei” mediante, se vuelva a desnaturalizar el deseo de “vox pópuli”.
Aparece en la superficie de este momento del peronismo, una suerte de mezcla de aserrín con pan rallado que podría definirse como la melange entre el viejo pejotismo y el nuevo progresismo kirchnerista (que no siempre está afiliado). En ese sentido y como broche de un proceso de reconstrucción del movimiento nacional y popular, sería deseable que todos se afiliaran y participaran de la interna para evitar el “síndrome del Gran Bobete”.
Porque al Peronismo se le ha perdido el progresismo (y viceversa). Y dicen que Twitter lo tiene… ¿Yo señor? ¡Sí señor! ¡No señor! Pues entonces: ¿quién lo tiene? ¡El Gran Bobete!
Ustedes saben quién es el Gran Bobete. ¡Vamos, che, no finjan demencia! ¿Cuántas veces lo han visto? ¿Cuántas lo han cruzado? ¿Cuántas lo han escuchado decir: “volvimos mejores”, o “no somos ellos”?
¡Ese es, flaco! Ese que va vestido de principista. El que “prefiere tener razón antes que tener poder”, como dice mi amigo Max Delupi. ¿Cómo que no entendés? Es fácil… a ver, te la simplifico: el que cree que C5N es un “canal militante” y se ofende cuando ponen a Mariana Brey en un panel. ¿Está claro? ¡Pero no, qué va, no es por ahí! Es una empresa: como Arcor… como La Serenísima… Están para hacer negocios. Para ganar guita. ¿O te creés que La Nación + pierde? ¿Vos te lo imaginás a Macri haciendo filantropía política?
A veces queda tan claro por qué ganó Milei… Tan evidente. ¿Te ofende? No pierdas tiempo. Hay pléyades progres posando de enojaditos: trotskistas posmodernos de Palermo Rúcula ¿O creés que sos original en esa actitud? Intentá lo contrario: reconciliate; hacete amigo, ¡comprendé! “La conducción no se aprende, se comprende”. ¿Vetusto? ¿Pasado de moda? ¡Jé, no me hagás reír que con el frío tengo los labios partidos! ¿En qué pensamiento creés que se formó ese Néstor al que adorás como si fuese un semidiós, esa Cristina a la que vas a escuchar como en misa?
Entiendo que no te caigan bien ese tipo o aquella otra mina. Que huelan a traición desde lejos pero… el que esté libre de pecado… ¿Se entiende, no? Esto se parece demasiado a la Dinamarca del loco Hamlet, sólo que sin poesía, ni heroicidad, ni una pisca de épica.
A mi tampoco me gustan todos. Hasta diría que muchos me disgustan. Pero no pataleo ni me hago el ofendido. Porque Milei me gusta muchísimo menos. Y siempre prefiero a alguien que venga de la política; que defienda la herramienta; que no llegue para cargarse el Estado en nombre del mercado. Cualquiera que entienda eso y que no esté demasiado loco (mucho más si dio una vueltita aunque sea por la esquina del peronismo) seguramente corregirá este rumbo que nos lleva inexorablemente a la destrucción del país y de su pueblo. Así que no me hagas pucheros ni te pongas a la defensiva! Y pensá como un zoon politikon… o al menos como un zoon: ningún animal pierde su instinto de supervivencia. Ah… y no corcovees… que tu soberbia de plastilina no condene, una vez más, al pueblo.
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