13 de mayo de 2024

Del stand up a la clase magistral

“Es el tiempo de la peste
cuando hombres dementes
lideran a los ciegos”

William Shakespeare

Más complicada que Gabriela Michetti dando un discurso, y más vertiginosa que encarar la Doble Bragado[1] sin caramañola, la semana que acaba de irse parece habernos avisado a los argentinos a qué debemos ir acostumbrándonos. Cadena nacional de lunes en prime time (no molesta porque ya no hay más teleteatros que interrumpir, la ficción en Argentina pasa por la política, no por la TV), sólo para que el Presidente, que todavía no tuvo un éxito político en cuatro meses de gobierno, repita su mantra win–win (todos ganan) mientras celebra que haya argentinos que mueren porque la Secretaría de Salud está auditando si de verdad tienen cáncer. Le siguió la multitudinaria marcha a nivel país para defender la universidad pública y gratuita, el stand up berreta de Javier Milei en Rosario, en la Fundación Libertad frente a mil empresarios que empezaron festejando tímidamente sus ñoñerías y concluyeron sin saber si tenían que mover la cola o gruñir y, de cierre, misa devocional con la mejor analista política que tiene nuestro país desde hace varias décadas: una Cristina Kirchner en su casa, con la familia, explicando el agujero del mate.

Semana cargada de pasos de comedia, desde un diputado que quiere “despolitizar” el Congreso (sólo entrarían los recomendados por Clarín y La Nación) hasta Alejandro Vaccaro, el titular de la Fundación del Libro, mojándole la oreja a Milei con la frase “no hay plata” en la inauguración de la 48 edición de La Feria. Sin olvidar al colectivero vengador que, al grito de “da quórum, sorete”, expuso las profundas contradicciones discursivas de Rodrigo de Loredo, titular del bloque radical de la Cámara baja. Pero, como no sólo de hitos se nutre el análisis político, “argentinos, a las cosas” (y disculpe, don Ortega y Gasset).

Tirar la cadena

Tratando de quitarle peso mediático a la marcha (porque, seguramente, ya se las veía peluda -sin alusión personal-), el Presidente decidió realizar una cadena nacional el lunes a la noche. A las 21 (horario central) y sin que los medios dijeran ni mu al respecto. Poco más de 15 minutos de falacias, exageraciones, justificaciones convertidas en triunfos y capitulaciones glorificadas hasta la exageración que no merecen mayor ampliación dado que el speech mal leído ha sido largamente tratado por especialistas en la materia. Y cualquiera sabe que yo, apenas si sumo con un ábaco.

Sólo marcar una cuestión discursiva que, como tantas aseveraciones de Milei, no tienen pie ni cabeza: “El objetivo del ajuste es que los argentinos puedan ahorrar”. Esto, dicho pocas horas después de haberse congratulado por dejar sin pesos a los argentinos para acopiar esos dólares que necesita para dolarizar, es un dislate tamaño baño, sólo comparable con sus permanente menciones a su consultor Conan.

Respecto del tema canino, durante una de las habitualmente fallidas conferencias de prensa de Manolo Ornameti, se generó un verdadero clima de tensión cuando el periodista Jonathan Heguier le inquirió al vocero sobre el número real de las mascotas presidenciales y éste se ofendió y respondió de muy mal talante… aunque nunca especificó si son cuatro o cinco. Y tampoco desmintió con vehemencia que Milei fuese asesorado por un pichicho fantasmal.

Volviendo a la cadena nacional, el mandatario, tan preocupado por la estética de su papada, debería analizar la posibilidad de cambiar de escenógrafo salvo, claro, que sea la propia Karina quien recibe mensajes del más allá de parte de los miembros de la Junta Militar del Proceso. Los cuatro edecanes (que no son canes), parados a derecha e izquierda, y la boca de la chimenea hogar situada entre mármoles como fondo, resultaron una escena dantesca en el sentido más infernal del adjetivo: por momentos parecía una boca del Averno que iba a engullir a ese ser minúsculo que tenía delante ¡Satánico!

La propuesta de “apagón” mediático buscando bajarle el precio a la cadena -que llegó desde diferentes sectores- produjo a medias el objetivo deseado: la transmisión no alcanzó los puntos de rating que logran, en general, este tipo de eventos, pero el Gobierno quedó satisfecho en su conjunto con las mediciones. Si son como las que Lavagna Jr. produce para la Inflación desde el INDEC, esto podría entenderse con cierta facilidad.

Marcha de la bronca

El subsecretario de Políticas Universitarias de la Nación, Alejandro “El Galleguito” Álvarez, hijo del fundador de Guardia de Hierro (aunque no tiene ni para atarle los zapatos a su padre), intentó frenar la marcha educativa. Prescindiendo de todo discurso amenazante de él y otros miembros del Gobierno, cientos de miles de personas se dieron cita el martes 22 por la tarde en las inmediaciones del Congreso, así como también en distintas plazas de las capitales o ciudades provinciales relevantes, como Rosario.

¿Ciento cincuenta mil como tituló Clarín? ¿Quinientas mil como dijo la UBA? ¿Ochocientas mil como aseguraron los organizadores desde el palco? ¿Un millón y medio en todo el país? El número continuará siendo una incógnita, como el de los mastines que habitan Olivos. Pero la emoción, la juntada, el río de rostros, manos, bocas, voces, miradas que ocupó el eje de avenida de Mayo y sus laterales fue mucho más que un número.

El sentimiento que imperó en quienes marcharon fue el de una alegre resistencia. Y aunque, como dice con razón mi amigo Max Delupi, hubo demasiadas pancartas personalizando una lucha que debería ser colectiva (acaso porque ya nos han ganado algo de esa mentada batalla cultural), la magnitud y la energía borraron cualquier regusto ácido. No habré de repetir ideas que ya escribí en mi nota del pasado miércoles “Crece desde el pie”, pero sí me parece importante revisar qué dejó esa marcha en la política 24 horas después.

Para empezar, más internas en entre los Libertarios. La tensión entre la “acompañante terapéutica” Sandra Pettovello y el “Toto de la Champion” Luis Caputo se profundizó a un punto que la ministra de Capital Deshumanizante tambaleó fuerte, como si hubiese estado en Córdoba en el momento del terremoto. Nuevas renuncias en su entorno; el “Galleguito” Álvarez corrido a un rincón, en penitencia y Paolo Rocca avanzando aún más dentro de la estructura gubernamental por la chapa que ha conseguido Julio Cordero, el secretario de Trabajo que puso Techint (lo de chapa no refiere a la especialidad de la empresa).

El tuit de mal gusto que subió Victoria Villaruel en Twitter, haciendo referencia a Hebe de Bonafini y la imagen del león bebiendo de una taza que decía “lágrimas de zurdos” que posteó el Presidente apenas si fueron la punta del iceberg de esa mezcla de impotencia y bronca que juntaron luego de que la calle se llenara de jóvenes, algunos de los cuales, La Libertad Avanza sabe, los habían votado.

La cosa se calmó recién el jueves a la noche, en la cena de la Fundación Libertad, cuando Javier Milei, que más que un economista serio parece un vendedor de autos usados del medio oeste estadounidense, sacó las cuentas y se dijo: “los 50.000 que marcharon (el tipo se cree sus propias mentiras) podrán tener un millón de pesos cada uno en promedio. Yo estoy siendo escuchado por 1000 tipos que tienen mil millones promedio… Les gano en toda la cancha”. Una lectura de mierda, pero una egolatría inalterable.

Show must go on

Tibios, como los aplausos del inicio; desconcertados, como los murmullos mientras el discurso avanzaba; hipócritas, como los saludos del final: así podría definirse a la mayoría de los presentes en la cena del jueves por la noche en Rosario. Empresarios de primer nivel de nuestro país acababan de asistir primero, al relato de una serie de incoherencias económicas y luego, a una suerte de stand up desaforado con el que el presidente se dedicó a injuriar a diestra y a siniestra. Incluso a ellos mismos cuando creció un cuchicheo por la ofensiva imitación que el Primer Mandatario estaba haciendo de Carlos Melconian y Milei, molesto, les descerrajó: “Si los que están murmurando se comieron el verso, lo siento. I’m so sorry, la vida es así”.

Lo que se vivió en superficie, sin embargo, fueron bagatelas al lado de lo que pasó en bambalinas. Con exigencias propias de una estrella de rock’n roll (acaso lo único que haya querido ser en su vida), Milei estableció una cantidad de cuestiones que los organizadores debían seguir si pretendían que hablase. Entregó una lista negra de periodistas y políticos -que incluía al canal C5N, a Ricardo López Murphy y establecía que no debía haber más de un Macri en las mesas-, puso a su propio presentador, ambientó las luces en el nivel más bajo que lo permite un acto público que debe ser trasmitido y se negó a cenar en la mesa principal. En realidad, no participó de ninguna mesa, ya que sólo consumió bebida energizante de mango y se retiró ni bien concluyó su show.

Sin embargo, luego de los tímidos aplausos de cierre, muchos se acercaron al palmearlo  y felicitarlo. La sensación que dieron en ese momento fue que le manoteaban la billetera. Paralelamente, todos le daban la espalda a un Mauricio Macri más incómodo que chupín de tiro corto que, para disimular, trataba de acomodar una silla mientras el disc jokey ponía “Para saber cómo es la soledad”, cantado por Leonardo Favio.

La Condesa Chicoff

Para cerrar la semana, ese neo peronismo proto-progre, que exige verticalidad pero apenas si ofrece horizontalismos varios, armó su misa cristinista en un horario que complicaba al resto de los sectores del Movimiento Nacional. Y como Ella no tocaba hacía ya algún tiempo, todos adecuaron agendas y humores para estar en Quilmes “a la hora señalada” (sí, una de cowboy).

Y Cristina no defraudó. Le dio a sus fans lo mejor de su repertorio: le explicó a Milei en la cara por qué su mentado superávit fiscal es mentiroso: ahorra, pero no paga las cuentas; trató al Presidente de “anarco-colonialista”; aclaró que sólo ella y Néstor alcanzaron un verdadero superávit; mandó un mensaje hacia la interna; explicó con puntillosidad por qué nos están robando con el tema de las tarifas energéticas, advirtiendo que esos empresarios no son el Mercado: son ocupas en ausencia del Estado.

Y, de paso, le alcanzó el tiempo para recordar que ella era objetada por sus modales y formas, “incluso en nuestras propias filas… Bueno, convendrán que después de este presidente, soy la condesa María Eugenia de Chicoff… No me jodan más con los modales”.

Una auténtica Cristina “medio mandona” (como ella misma se definió) pero con un puñado de diagnósticos precisos y un mensaje hacia toda la clase política: “Están discutiendo para ver cómo cambian la vida de los dirigentes y hay que comenzar por mejorar la vida de la gente. Necesitamos formar sentido común e información”, dijo luego de mandarlos a “dejar de discutir pelotudeces”. Cosa que se podría empezar a resolver dejando de elegir pelotudos para los cargos.

En síntesis, otra clase magistral de la mujer que mejor conoce el Estado, sus vericuetos, sus fugas, sus agachadas y sus trampas, motivo más que suficiente para que hayan querido asesinarla. Acaso, de sus palabras siempre surjan frases para hacer una remera que se fijen más que sus conceptos. Pero qué bueno sería que a esta altura se tomara el laburo que hicieron Perón y Evita en su momento y, desde una modernizada Escuela Superior explicara, personalmente, sus saberes y percepciones a los nuevos cuadros del peronismo.

Amén, telón

Vaivenes de una semana pendular que nos llevó del ahogo de una cadena nacional para olvidar a la bocanada de aire fresco de una marcha llena de labios jóvenes y libres que auguran un bello futuro; de un stand up grotesco y vulgar ante los empresarios que gobiernan el país a la palabra mordaz e incisiva de una Cristina Kirchner que provoca más esperanza con su presencia que con su discurso.

Oscilaciones de una patria en mudanza que necesita imperiosamente de nuevos cuadros políticos y dirigenciales para sacudirse la modorra facilista de la chicana como forma de construir y la ignorancia paseada por TV.

Devenires de un momento político en el que el gobierno libertario (acompañado por una oposición llamada dialoguista aunque debería denominarse genuflexa y mercenaria) intenta conseguir la herramienta legal que le permita vender la Argentina a los empresarios que ya manifestaron su voluntad de compra pero a los cuales no les alcanza con el jurídicamente débil DNU 70/23 para poner la platita. Le semana que inicia será intensa. Y, si el presidente de la Cámara baja no violenta el reglamento y permite que se trate el mentado decreto, hasta puede que positiva para el pueblo. “Si lo blando encontrara la manera de ser duro… Si lo indefinido pudiera transformarse en programa, es decir, en definición” como sentenció hace muchos años, Witold Gombrowicz.


[1] La Doble Bragado es una competición de ciclismo en ruta por etapas que se disputa desde 1922 en la Provincia de Buenos Aires.

About Author

Categorías