Después del 2001 mileísta se avecina un 1930 trumpista

Por Jonathan Bastida*

El 2 de abril Donald Trump anunció al mundo sus Reciprocal Tariff con los cuales aumenta y fija tasas arancelarias diferenciales según el país. No se deje engañar: el nivel de las tasas no busca establecer una paridad entre los aranceles norteamericanos y los de los países de origen de los productos importados, sino compensar su déficit comercial. A los países con los cuales EEUU tenga mayor déficit comercial se les impone un arancel más alto. China y Vietnam, que tienen tarifas proteccionistas, tienen aranceles del 34% y 46%, respectivamente. Pero Corea del Sur, con el que funciona un tratado de libre comercio desde el 2012, recibió una tasa del 25%. A países como Argentina, con los que Estados Unidos tiene superávit y debieran ser beneficiados con aranceles cercanos al 0%,se establece el 10%, porque ese es el piso mínimo.    

La suspensión de los aranceles recíprocos por 90 días anunciada hace algunos días no elimina el problema sino que lo patea para adelante. Sumado al hecho de que el piso del 10% se hizo efectivo de forma inmediata para todo el mundo a excepción de China a la cual se le aplicó finalmente una suba del 125%.

Volvimos a los ’30

Esta sola medida llevada adelante por la, todavía, potencia más grande del planeta cambia por completo las condiciones de la economía mundial. Vamos hacia un panorama similar al de la década del ’30 (luego del crack de la Bolsa) en muchos aspectos.

1. Cierre del mercado mundial. Algunos ya hablan del fin de la globalización. Sin ser tan apocalípticos, la guerra comercial iniciada por Trump tendrá como consecuencia una retracción sustantiva del mercado mundial.

2. Deflación mundial. Mientras la mayoría de los analistas hace hincapié en el proceso inflacionario que se generará en la economía norteamericana, en el resto del mundo la situación será inversa, por la aparición de un excedente de producción que antes entraba al gigantesco mercado norteamericano. Esa sobreoferta de productos presionará sobre los precios. Luego de los anuncios, por ejemplo, bajaron violentamente los precios del petróleo y la soja, entre otras materias primas. No es que Estados Unidos importe masivamente soja, pero sí la exporta. Del otro lado del mostrador, China también anunció suba de aranceles a EEUU, lo que podría generar un sobre stock de esa leguminosa producida de los campos norteamericanos. Pensemos que el 56% de las exportaciones de soja del país del norte van a parar al gigante asiático. Para Argentina, eso implica que se retire un competidor del mercado, pero a cambio del desplome de los precios de sus exportaciones.

3. Formación de áreas monetarias competidoras. El declive de la economía británica hacia 1930, había traído aparejado la erosión de la libra y la aparición de una multiplicidad de áreas monetarias competidoras y el ascenso de Nueva York, único centro basado en una balanza comercial saludable y una inmensa acumulación de oro. Eso se consolidó luego de la Segunda Guerra Mundial con el acuerdo de Bretton Woods y el establecimiento del patrón dólar. Hoy el panorama es totalmente inverso para Estados Unidos, augurando el fin del sistema monetario vigente hace más de 70 años. Justamente, antes de todo este zafarrancho, el 17 de marzo el gobierno chino había lanzado su red de pagos transfronterizos con yuan digital, a la que ya se sumaron países de ASEAN y del Medio Oriente. De esta forma China está formando una zona monetaria independiente del dólar. Esto es lo que The Economist tituló “La batalla de avanzada del Sistema Bretton Woods 2.0”.

Del lado de enfrente también está clara la voluntad de aferrarse al statu quo y crear una zona dólar. Esto quedó explicitado cuando casi al mismo tiempo que Trump anunciaba la cuestión tarifaria, Mauricio Claver Carone (Enviado Especial del Departamento de Estado para América Latina) declaraba que:

«No voy a entrometerme en medio de unas negociaciones que está llevando a cabo con el Fondo Monetario porque queremos que tenga éxito, pero lo que sí eventualmente lo que quisiéramos es que termine la famosa línea de crédito que tiene Argentina con China.»

El respaldo de EEUU en el directorio del FMI estaría condicionado, entonces, a la eliminación de la dependencia de los swaps con China, que representan el 72% de las reservas brutas, unos USD18.000 millones.

4. Bilateralismo forzado. ¿Cuál fue la posición del gobierno argentino en medio de este proceso de cambio? Al igual que el gobierno conservador de Agustín P. Justo con el Pacto Roca-Runciman de 1933, Milei busca a toda costa asociarse de forma irrestricta con la potencia en decadencia en detrimento de su rival. El año pasado habló de “alineamiento automático”. De ahí que Diana Mondino fuera eyectada luego de votar a favor de Cuba y contra EEUU en la ONU. La ruptura con los BRICS también forma parte de ese alineamiento. Aun con todo esto, no consiguió ningún trato preferencial: Brasil y Chile, gobernados hoy por presidentes que el mismo Milei tilda de comunistas, sufrieron el mismo castigo.  Un acuerdo de libre comercio con EEUU, por supuesto, rompería el MERCOSUR y la relación con nuestro principal socio comercial, Brasil.

El Roca-Runciman buscaba sostener una relación complementaria que se agotaba. Milei se aferra a un imposible. La de Estados Unidos jamás fue una economía complementaria con la argentina. EEUU produce lo mismo que nosotros, pero mejor y a mayor escala. Difícilmente Estados Unidos pueda reemplazar a Brasil como mercado de autos y a China como destino de la soja, porque competimos en esos rubros. El arancel del 25% al acero y el aluminio a principios de año van en ese sentido. Recordemos que el 68% de las exportaciones argentinas de aluminio crudo van a ese país.

¿Qué tenemos en el horizonte?

No es ningún misterio que esto golpea directamente en el corazón del plan económico:

  1. La Argentina ve peligrar su principal mercado de exportación de petróleo (EEUU compra el 41% del petróleo argentino), a lo que se suma la caída del precio. Milei esperaba una entrada masiva de dólares a partir del año próximo de la mano del boom petrolero. Incluso el nuevo escenario pone en riesgo la viabilidad económica de yacimientos no convencionales como Vaca Muerta, cuyo método de explotación es sustantivamente más caro que la forma convencional. Si ya el año pasado se desplomaron las inversiones extranjeras, con este panorama la situación se agravará.
  2. La función del acuerdo con el FMI era hacer de puente entre el blanqueo del año pasado y el boom petrolero. Como este se retrasará, el puente debiera ser más largo, pero el staff del Fondo es renuente a aflojar la mano. Ahora, con más razones, en tanto los países socios de la entidad, en conflicto con EEUU, probablemente no tengan ganas de “ayudar” a un presidente tan alineado con Trump.

Si el plan económico del gobierno ya había dado como resultado la peor crisis auto-infligida por un gobierno argentino desde el 2001-2002, ahora se viene un escenario 1930 que hace absolutamente inviable una economía sostenida exclusivamente por el agro y el petróleo. Si al plan original de Milei le sobraban 30 millones de argentinos, con la tormenta que se avecina sobra el país completo.

*Por Jonathan Bastida (de Vía Socialista).

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