“No hunda los ojos de los niños,
Esteban Peicovich
no descubra fenómenos de muerte:
no nos toque el amor, porque nos duele”
Milei gobierna con la vehemencia de los desesperados, con el resentimiento de los réprobos, con el desenfreno de los que nada tienen que perder. Milei gobierna (¿gobierna?) para sí mismo; para su propia posteridad y para lo efímero de una fama subsidiaria que alimenta con cualquier combustible que tenga a mano: dinero, poder, intriga, exageración, locura.
Los que todavía lo bancan (y que en su mayoría lo adoran) aman esa exuberancia, a ese presidente en cólera contra todo. Como si lo único que los representase fuera una vindicta probablemente estéril, pero deseada. La idea de ser, alguna vez, protagonistas -aunque más no sea en el rol de víctimas propiciatorias- de un devenir político que los ningunea siempre.
Milei hace como que gobierna (son demasiados los que hoy dicen que el poder de verdad es Karina, su hermana, alias “El Jefe”) desde la más absoluta megalomanía. No se lo puede aconsejar, objetar o contradecir sin resultar inmediatamente expulsado del edén libertario. La última en ser defenestrada parecería ser Victoria Villarruel, a quien la pareja de hermanos presidenciales no pudo desalojar totalmente (fue electa por el voto popular) pero que no dudaron un instante en retirar de todas las páginas oficiales del gobierno: si un estudiante letonio, por ejemplo, ingresase hoy al organigrama oficial de la Argentina, creería que nuestro país no tiene vicepresidenta.
Milei avanza, sostenido por el rencor y por el miedo. Con asesores estrella como “Caputito” que exhibe en situación de éxtasis su condición de “hombre armado”. Mucho western spaguetti para Santiago Caputo, mucho pandillero moscovita en un mundillo que pretende instaurar el sistema “ley de la selva” donde se supone que el más fuerte es el que gana. Claro, en este esquema, el bueno de Thomas Hobbes estaría destinado a hacer malabares en un semáforo.
Una de Terror

Históricamente, la derecha ha sostenido un discurso a través del cual ensalzaban sus saberes sobre economía y seguridad. Mentira. Ha quedado palmariamente demostrado que son un dechado de malas políticas siempre repetidas, siempre negativas para el pueblo que apenas si pueden sostenerse con represión.
El gobierno de Javier Milei, que encarna a la extrema derecha vernácula, también personifica el exceso de esas máculas: llegó prometiendo a las personas que iban a cobrar en dólares y hoy les exigen que vendan los pocos dólares que tengan ahorrados para sobrevivir; ganó amenazando con volar por los aires al Banco Central y hoy usa a esa entidad para rematar la escasez de divisas que tiene nuestro país para que los especuladores financieros, venidos desde el exterior, puedan fugar sus ganancias.
Toda esa alquimia económica y financiera está sostenida en una amenaza nervada y permanente que ha sumido a la Argentina en la ciénaga del terror. Citaba, en una nota escrita hace tres meses, a Augusto Roa Bastos y una frase definitiva: “En un país jibarizado por la opresión, el miedo es la única forma de conciencia pública que se mantiene secreta”. Esa parece ser la mejor definición para explicar la radiografía de nuestra sociedad. Gentes que temen en secreto; que sufren sus decisiones en la intimidad de sus hogares y que públicamente callan… en el mejor de los casos.
Los empresarios del círculo rojo confiesan, en privado, que le tienen miedo; la oposición dialoguista actúa muchas veces como si lo que la moviese fuese la amenaza; los que solían marchar en nombre de sus reivindicaciones hoy recelan y lo piensan dos veces; la ciudadanía en general, teme.
Prueba de esto es que se amplían los márgenes del no sabe/no contesta en las investigaciones de campo: los encuestados no creen que exista anonimato alguno y no se animan a dar su opinión por temor a vaya a saber que venganzas gubernamentales. “De este gobierno no quiero estar en contra porque enseguida toman represalias y es desagradable”, ha confesado la mismísima Mirtha Legrand. “Hace 18 años que era amigo. No cumplió los objetivos y se fue. Pista (…) El que no cumple, por más que lo conozca hace 20 años, afuera” sintetizó el propio Milei al momento de despedir a Nicolás Posse. ¿No da miedo? ¿No es un mensaje que provoca pavura? ¿No contiene una intimidación que nos alcanza a todos? El Presidente prefiere que le teman… porque sabe que nunca van a respetarlo.
Un mar de violencias

En el mismo sentido va la ampliación en 100.000 millones de pesos del presupuesto de la renacida SIDE. Por DNU (que podría ser rechazado por ambas Cámaras) y con la especificación de que se trata de fondos reservados. Todo para su preferido; el funcionario sin cargo más importante del gobierno libertario: Santiago Caputo, (a) “Caputito”. Para él, y sólo para él, Milei ha reeditado esta agencia de espías modelo guerra fría pero con tecnología de punta, granjas de trolls extranjeras, pago de favores en criptomonedas e injerencia en el negocio de la comunicación a través de la compra de diferentes medios.
Una millonada en dólares (US$ 105 millones) que va a manejar indirectamente este joven que ha elegido para sí la imagen de un gánster ruso post perestroika: con sus cirugías, su bótox, sus tatuajes, sus trajes bespoke de 5.000 dólares y su pistola Glock. Si, leyó bien, una Glock calibre 45/19x. Al menos es de lo que se jactó a través de un tuit en una de sus cuentas fantasmas, @SnakeDocLives que por estos días ha sido cerrada pero con la que amenazó de muerte a diferentes dirigentes políticos como el libertario mendocino Tano Giuliani y al ex diputado nacional Alejandro “Topo” Rodríguez.
“Caputito”, enmascarado en la cuenta de “X” preguntó a “los que saben” si la funda interna iba adelante o atrás, en un diálogo evidentemente guionado con un troll que, luego de responderle “Adelante”, inquirió: “¿Qué compraste?”. La cuenta Red @SnakeDocLives” respondió: “Tengo Glock 45/19x”, con la clara intención de alardear. Primero: ese modelo no existe: hasta donde yo sé, las Glock son 45 o 19x. Segundo: nadie con vínculos tan importantes en la inteligencia vernácula como Antonio «Jaime» Stiuso o Juan Bautista «Tata» Yofre necesita preguntar públicamente dónde va la funda del arma. Mitomanía, intimidación y violencia. El poder expresado como capacidad de destrucción. La muerte siempre bordada al discurso libertario…. Son muchas las personas que confiesan no poder dormir por la situación de indefensión que transitamos los ciudadanos de a pie.
Números que no acompañan

“Quod natura non dat, Salamanca non præstat”. Pero a Luis «Toto» Caputo no le presta ni Salamanca ni nadie: ni en latín ni en inglés… y mucho menos en español (la foto junto a una Kristalina Georgieva sin mano es una metáfora genial). Es natural: ¿usted le prestaría a un ministro de Economía de un país periférico que tiene su fortuna de más de mil millones de dólares en Estados Unidos? En tiempos de Macri, Toto tenía su dinero en Argentina pero ahora parece que no confía en las decisiones económicas del ministro de… ¡caramba! No lo había tenido en cuenta.
Hay un viejo apotegma en la política argentina: cuando un gobierno se queda sin dólares, su horizonte es acá nomás. En el caso del actual, además, no le estarían cerrando algunos números centrales. Esta semana, por ejemplo, se dio a conocer el Índice de Confianza en el Gobierno, un dato que prepara la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella y que es seguido por empresarios, consultores y dirigentes ya que suele ser un excelente indicador del humor social y de las posibilidades de voto.
El ICG de julio midió 2,37 puntos (el puntaje va de 5 a 0) y cayó por segundo mes consecutivo: en esta oportunidad 3,7% menor al mes anterior. Este dato, comparado con la medición de julio de 2016 (primeros meses del gobierno de Macri), es 12,3% menor y, comparado con el mismo período de 2020, es 6,2% menor. Eso, traducido al castellano básico significa que Milei está peor que Alberto y mucho peor que Mauricio. Sumadas las caídas de junio y julio, el índice perdió el 5,8%. Mucho.
Pero las malas noticias no terminan allí. En la reunión de los supermercadistas con el ministro de Economía, le adelantaron que la caída de las ventas estaría reflejando entre un 4 y un 5% menos para julio lo que produciría un 18% interanual y este porcentaje podría incrementarse a un 20% en agosto, según las estimaciones del sector. Por su parte, la consultora Nielsen IQ, publicó que durante el bimestre de mayo-junio, la baja interanual del consumo fue del 15,5%.
Claro que no todos ven lo mismo. Por ejemplo, el secretario de Comunicación y Prensa libertario, Eduardo Serenellini (el mismo que antes de ser funcionario dijo que la gente se iba a tener que acostumbrar a comer una vez por día) explicó que no había tal caída del consumo. En la señal TN, cuándo no, el periodista consideró que lo que hay es “un reacomodamiento de precios”, y agregó que “lo que se consumía anteriormente no era real». Es evidente que, entre Lilia Lemoine, que dice que “la inflación no es la suba de los precios”, y este muchacho se demuestra con claridad que la derecha, de economía, no sabe un carajo.
Medime… que me caigo

Tampoco las encuestas lo acompañan como otrora. El Monitor de Opinión Pública Nacional, que producen los amigos de la consultora Proyección muestra que la mayor preocupación de los argentinos (el 52,9% de los encuestados) es la Inflación/el precio de los alimentos y otros gastos básicos del hogar; la segunda, los bajos salarios/los ingresos personales.
El 54,1% admite que no llega a fin de mes o que ha tenido que recortar sus gastos y el 51,6% cree que su economía estará igual de mal, peor o mucho peor en los próximos seis meses. En este ítem se comprueba esa cuestión de miedo de la que vengo hablando y es que el 17,1% prefiere no contestar. Por último, a la hora de señalar la sensación que le produce el rumbo del país, un 41,2% manifiesta incertidumbre y un 25,2% pesimismo. Pero hay un 33,7 que manifiesta optimismo. Al decir de Gustavo Córdoba -en mi nota del domingo pasado- “el punto de partida es que existe un voto antiperonista, anti K, que más que tener esperanzas, en este momento, lo que tiene es un altísimo nivel de negación de la realidad”.
Y hablando de Gustavo y de su socia Ana Paola Zuban esta semana nos adelantaron su informe nacional de julio 2024 con ese domingo de datos que muchos esperamos con verdadera ansiedad.
La muestra (que han prometido ampliar hoy) deja algunos números llamativos. Por ejemplo, que la dirigente con mejor imagen entre los libertarios es Victoria Villarruel, con un 48,7 positivos (¿será por eso que muchos empresarios visitan el Senado?) . Milei está 3 puestos abajo con 43,6% peleando con Kicillof que tiene 43,2%. Pero con el presidente cayendo y el gobernador subiendo.
Otro dato significativo es que, a partir del resultado de las últimas elecciones de Francia, donde la derecha fue desplazada por una alianza de centro, centro-izquierda e izquierda, el 48,8% de los encuestados admitieron que votarían algo así en las elecciones del próximo año. Un buen dato para un escenario de fragmentación como el actual, de acuerdo a las propias opiniones del trabajo de Zubán Córdoba.
Para terminar, el 66,9% cree que la pobreza está aumentando en la Argentina, lo mismo que el odio y la intolerancia, esto último según un 65,7% de la muestra.
Es evidente que los números no se le están dando a nuestro libertario de cabecera, por lo que le sugerimos que durante su visita a París no se tiente con el casino del Imperial Club de la Place d’Italie y se le ocurra jugar unas fichitas.
Combate de Fondo

La pelea soterrada -que veníamos anunciando en este panorama y otros medios-, entre la parejita presidencial y la Vicepresidenta, emergió como la punta de un iceberg: apenas para mostrar que existe pero sin expresarse en toda su dimensión. Todos los puentes están rotos. Todos los caminos han sido bloqueados. Y los hermanos Milei desesperan porque no encuentran un recoveco institucional para sacarla del juego definitivamente.
La cosa viene de lejos. Desde antes de ganar el ballotage. Uno recuerda a aquella Vicky paseándose por las calles de Recoleta, lanzando su nuevo partido con isologo incluido, a horas de que se definiese la contienda electoral. Marcando, con ese gesto, lo que sería una constante en su relación: tomar distancia.
La Vicepresidenta, desde el primer momento, estuvo… y no. Mientras diputados daba marcha atrás con el aumento de las dietas de los legisladores, Villaruel mantuvo su compromiso con los senadores; cada vez que pudo hizo notar lo necesaria que podía ser ocupando su lugar; desempató en la votación de la Ley Bases pero haciéndolo parir al Presidente hasta último momento y lo hizo no por Milei sino porque ella también tiene compromisos y, finalmente, no viajó a Tucumán para el Pacto de Mayo pretextando una gripe muy fuerte y al día siguiente se presentó a la parada militar más fresca que una lechuga. Además, nunca firmó el acta. Y cerró contradiciendo la postura institucional respecto de los cantitos de la Selección Nacional.
Lo que no se ve pero se anuncia, lo que se cifra en esa enorme masa de hielo bajo superficie que es la relación hecha añicos de la fórmula presidencial, constituye algo mucho más serio e importante que Milei o Villarruel: hablo del futuro de la estructura de partidos políticos hasta hoy conocidos en la Argentina.
A partir de esa movida, producidos los quiebres internos de todos los sectores, algunos sueñan con reconstruir extravagantes alianzas tales como el “peronismo libertario”: una suerte de “menemismo trasnochado” sin seducción, sin política y sin inteligencia (Jaldo fue socio fundador con su traición temprana; Jalil está que se sale de la vaina por seguir los pasos del tucumano).
Por otro lado, el sueño pichetista de una Asamblea Legislativa que lo encarame a la primera magistratura de la Nación no ceja, alimentado Guillermo Moreno al que se le han sumado algunos viejos alcahuetes acomodaticios del kirchnerismo que hace varios años ya (desde la derrota de 2015) posan todo el tiempo de enojaditos y adhieren con entusiasmo a cualquier opereta que pueda impedir que el kirchnerismo gane. A estos muñecos hay que adicionar otros como Sebastián Pareja: tipos que alguna vez pertenecieron al peronismo pero abrazaron el armado espurio de las listas de La Libertad Avanza en Provincia de Buenos Aires y ahora se creen que son los nuevos Barones del Conurbano.
Macri, aprovechando el tour presidencial, se dio una vuelta por La Rural para marcar diferencias, apoyar al campo y bajarle aún más el precio a un Toto Caputo al que los sojeros ya le avisaron sin eufemismos que si no devalúa, no venden. Ese Mauricio políticamente activo prepara su propio relanzamiento; el renacer de un PRO que ha perdido al electorado más beligerante pero que lo puede recuperar rápidamente si Karina Milei y su “ascensores” (leyó bien: son asesores al ras del piso que se van para arriba) insisten con la ambulancia y la billetera para juntar peronistas ma non tropo, de esos que aman el Poder no importa qué ideología exprese. Por lo pronto ha anunciado un acto el 1 de agosto donde será el principal orador (?). Orador… complejo. ¡Esa sí que te la debo!
Y finalmente, la ancha avenida del medio que no se rinde y sueña con reverdecer viejos laureles sumando a algunos neoliberales moderados que por ahora están fuera de juego, como Horacio Rodríguez Larreta y Martín Lousteau. En esa se anota el inoxidable Sergio Massa desde su Frente Renovador, atento a que en Unión por la Patria hay aún muchas cuestiones en debate.
La gran pregunta

Una buena campaña en redes ha lanzado el kirchnerismo con una pregunta central para los tiempos: ¿Quién mandó a matar a Cristina? Con los autores fácticos del atentado siendo juzgados; con la certeza de todas las deficiencias de una investigación poco seria como la que se llevó a cabo (desde el daño definitivo al celular de Fernando Sabag Montiel al borrado de los teléfonos del diputado Gerardo Milman y sus secretarias, pasando por el financiamiento de la familia Caputo a la carpintería de Revolución Federal) y con la evidente decisión de la justicia de no buscar la responsabilidad política del intento de magnicidio, el interrogante que tapiza las redes sociales es más que pertinente. Más si consideramos lo que tiene que ver este hecho con la victoria de Javier Milei en las elecciones.
Otra cuestión en la semana fue la de los diputados de LLA visitando genocidas juzgados y condenados para prometerles que van a tratar de alivianar sus penas consiguiéndoles la domiciliaria. Esto ha provocado considerables remezones en el seno del oficialismo: del explícito y, sobre todo del implícito, también conocido como “dialoguista”. En ese espacio, algunos radicales padecen viejos recuerdos de Don Raúl Alfonsín juzgando a las Juntas y sienten culpa… pero poquita.
A pesar de todo lo que hemos contado, Milei está otra vez haciendo turismo familiar con su hermana, cuya presencia en la embajada francesa pidiendo perdón por las palabras de Villarruel parece haber dado sus frutos: fue incorporada al protocolo de la inauguración de los juegos olímpicos junto a mandatarios de otras naciones.
De la reunión con Macrón poco y casi nada se supo. Al parecer no fue más que el encuentro de dos mandatarios en crisis que intercambiaron chimentos y volvieron a hablar de los dichos de Victoria Villarruel y a descalificarlos. También circuló una foto de la pareja presidencial con empresarios franceses pero no estaban allí los representantes de las empresas que históricamente han invertido en la Argentina: no queda claro si porque no fueron invitados o porque, como murmuran los mentideros políticos, muchos han empezado a hablar con la Vicepresidenta, que les presta la oreja.
La temática exclusiva y excluyente del Tour de France sin Caramañola fue el acto que prepara Karina en la provincia de Buenos Aires con el modelo Luna Park: esto es Milei desafinando y luego lanzando candidatos para 2027. En este caso serían el comandante José Luis Espert y la tenienta coronela Patricia Bullrich que sigue defendiendo la visita de los diputados libertarios a genocidas aduciendo que “cada cual visita a quien quiere en la cárcel… ¿no lo visitaban a Boudou y a Julio De Vido?”. La brutalidad de Pato es la contracara del vino de guarda: empeora según pasan los años.
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