4 de julio de 2024

Supongamos la muerte

Conjeturemos, Juan
Que rompo mis nudillos
       golpeando puertas, hierro,
Hasta que sale alguien a contarme
                          el regreso

Por lo bajo:
       “Se fue a morir allá”
             Y yo no entiendo
Porque la Patria no puede pedir tanto.

Presumamos, mi General,
Que sintió ese deber
       (que no era un reto)
Como sed,
       Como agua de la ausencia
Y se dispuso
       (que al fin y al cabo
       hila la historia
       ruecas de sangre seca
       y la pasión no admite dilaciones)

Maliciemos resabios de venganza,
       Rencores inauditos,
             Enconos como flechas
Voladas del archivo
       de las genealogías incendiadas
la efeméride rota
       de una Argentina joven
             que jadea su nombre.

Incluso sospechemos
       que regresar
             fuera bastante más que viaje
La víspera del sueño
       de un país y una espera
             que duraban la vida

Y valían
más que París,
       más que una misa
             pero con convicciones.

Imaginemos juntos, Jefe
       un paraguas
             y un Rucci hecho de fotos
                    y de lluvia.

Figuremos garúas
       en un juego de espejos
             que corre como un río
pero sin mar final

Urdamos ese instante
Adivinemos

Deduzcamos la tos
       Y usted, de descarnado
             que va
dejándose ir,
       lacio,
             que a eso vino.

Presagiemos las lágrimas
y el rostro
       del pibe que saluda la cureña
             donde usted viaja
                    (imaginemos)
                          su viaje inacabable

Aparentemos que no lloro
       Que es llovizna
             Medio siglo de gotas
       Y más nada.

Recelemos,
       Perón

Después de usted…

Temamos.


El poema de Carlos Caramello leído por Víctor Hugo Morales en «La mañana con Victor Hugo» por AM 750

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