Otro logro de Milei: el turismo en Semana Santa disminuyó en comparación a 2024

El ajuste frenó la salida de viajeros y se notó en todo el país. Más gasto por persona, pero menos gente pudo viajar.

El turismo durante Semana Santa dejó en evidencia los efectos del ajuste libertario: viajaron menos personas que el año pasado, se acortaron las estadías y la salida se volvió un lujo para pocos. Según la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), se movilizaron unos 2,7 millones de turistas, lo que implicó una caída del 16% frente a 2024.

La diferencia también tiene una explicación técnica: el año pasado, el feriado se combinó con el Día del Veterano y de los Caídos en Malvinas, y se armó un fin de semana de seis días. Esta vez, solo hubo cuatro. Sin embargo, la variable que más pesó fue el deterioro económico.

Con la inflación golpeando a los alimentos y al transporte, y el salario corriendo de atrás, el turismo se transformó en un gasto que muchos no pueden afrontar. Aun así, quienes viajaron gastaron más: el promedio diario por persona se ubicó en $87.590, con una estadía media de 3,1 días. Cada turista dejó en total $271.529.

Aunque el volumen de movimiento resultó menor, hubo actividad en rutas, terminales y aeropuertos. Desde CAME destacaron que “el movimiento de personas en rutas, terminales y aeropuertos fue sostenido”, y Aerolíneas Argentinas trasladó a más de 210 mil pasajeros.

Viajes más cortos, consumo más caro

El panorama fue desigual según la región. En Tierra del Fuego, el promedio por día llegó a $320.000. Tucumán, por su parte, mostró un gasto mucho menor, con cifras cercanas a los $72.000, y Mendoza apenas superó los $75.000. Las diferencias reflejan realidades sociales distintas y también niveles de precios muy dispares.

Si se compara con 2023, se notó una leve suba del 1,9% en el número de turistas. Pero esa mejora se diluyó con una estadía promedio 9% más corta. Aun así, el impacto económico subió un 14,9% a precios constantes, lo que indica que el que pudo viajar, gastó más.

En muchos destinos hubo celebraciones religiosas, ferias, festivales y actividades culturales. Pero la baja en el turismo popular fue evidente. El consumo quedó en manos de quienes todavía tienen resto para moverse.

Alimentos por las nubes

Mientras tanto, la inflación no afloja. En la tercera semana de abril, la consultora LCG midió un alza del 0,8% en alimentos y bebidas. En lo que va del mes, ese rubro ya sumó un 2,5%.

El promedio de cuatro semanas marcó una inflación del 3,8%. La medición punta a punta mostró una baja al 3%, aunque sigue muy por encima del ritmo que resiste cualquier ingreso fijo.

“Carnes vuelve a empujar la inflación semanal; Panificados y Lácteos también entre los que más inciden. Bebidas registra caídas después de fuertes subas la semana anterior”, detalló LCG en su informe.

El relevamiento mostró además que el 70% de los productos mantiene cierta estabilidad, aunque ese porcentaje viene en descenso. La dispersión de precios se mantuvo acotada, pero con niveles que siguen impidiendo la recuperación del poder adquisitivo.

En ese contexto, Semana Santa reflejó un síntoma más del modelo económico actual: viajes más cortos, menos turistas y un gasto más concentrado. Para la mayoría, descansar en familia o tomarse unos días de recreo se volvió un privilegio.

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