En medio de un panorama económico cada vez más adverso, unos 16.000 kioscos de barrio dejaron de funcionar en los últimos doce meses en todo el país. Así lo reflejaron datos de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), que elaboró un relevamiento a partir de registros oficiales de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). La cantidad de comercios formalmente inscriptos pasó de 112.000 a 96.000, en una caída que parece no encontrar piso.
Los pequeños locales de cercanía, que históricamente funcionaron como una vía de subsistencia para muchas familias, vienen sintiendo el impacto del derrumbe del consumo y la suba sostenida de tarifas y alquileres. En simultáneo, avanzan las grandes cadenas que copan el mercado y desplazan a los comercios independientes.
“El problema es que muchos kioscos directamente se caen del sistema”, advirtieron desde UKRA. Los representantes del sector explicaron que los costos fijos se vuelven impagables y que la gente, ante la pérdida del poder adquisitivo, recorta primero en los productos que ellos venden: bebidas, golosinas, cigarrillos, artículos de tocador.
La retracción del consumo se refleja en cifras: las ventas cayeron un 40% respecto de junio del año pasado, y según la consultora NielsenIQ, el 2024 cerró con una baja de actividad del 16% sobre una muestra de casi 90.000 puntos de venta. El rubro de bebidas, que representa más de la mitad del ingreso de estos negocios, se hundió un 17%. Las golosinas se desplomaron casi un 23%, las galletitas un 11% y los productos de higiene y cosmética retrocedieron cerca del 3%.
Un golpe más: la Justicia prohibió que vendan medicamentos
A la situación económica se le sumó un nuevo obstáculo en abril pasado, cuando la Cámara Contencioso Administrativo Federal suspendió varios artículos del megadecreto 70/2023 del presidente Javier Milei. La decisión judicial impidió que los kioscos y autoservicios sigan vendiendo medicamentos, incluso aquellos de venta libre como analgésicos o antiácidos.
En el fallo, los jueces señalaron que la desregulación podía generar “evidentes efectos adversos” sobre la salud pública. Desde entidades farmacéuticas habían advertido que “en diversos comercios (kioscos, autoservicios, supermercados, etc.) radicados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se pudo constatar la venta ilegal de medicamentos, tanto de aquellos denominados de venta libre como de venta bajo receta, incluso que requieren receta archivada […] con total ausencia de la fiscalización estatal”.
Más de 90.000 cierres en una década
El retroceso de los kioscos no es nuevo, pero en el último año se profundizó. Según datos históricos de UKRA, ya cerraron más de 94.000 locales desde hace una década. Durante la presidencia de Mauricio Macri, el sector perdió 28.000 kioscos. Con Alberto Fernández, en plena pandemia, el número escaló a 50.000. A eso se suman los 16.000 que bajaron la persiana en los últimos doce meses.
Mientras tanto, las grandes superficies continúan expandiéndose y ocupando espacios donde antes había comercios familiares. El contraste entre ambos modelos comerciales se vuelve cada vez más evidente en una economía donde el consumo popular se achica mes a mes.
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