21 de noviembre de 2024

Nunca más… O sea… Digamos

Si los pesados, mi amor
Llevan todo ese montón
De equipaje en la mano
Oh, mi amor, yo quiero estar liviano

Charly García

Tengo un amigo que en los años de plomo era delegado en su colegio secundario, uno importante, de Capital Federal, que tiene detenidos desaparecidos en su alumnado. Perseguido, tuvo que alejarse no sólo del establecimiento sino del país. Regresó para la primavera alfonsinista y en los 90, cuando se descubrió una placa in memorian de los mártires, fue invitado. “Fui a la misma aula en la que cursaba, me senté en el mismo banco en el que me sentaba hasta que tuve que rajarme -me contó un día, absolutamente conmovido-, venían mis compañeros de entonces, cabeza gacha, a decirme ´No sabíamos nada´… ¿Te das cuenta? Yo, que era su delegado, mi persecución, mi tener que irme… eso era la certeza de que sabían. Y sin embargo me negaron de nuevo… me negaron dos veces”.

Cuento esta historia chiquita y dolorosa porque la sociedad parece dispuesta a negar todo otra vez. Ya no a fingir demencia sino a ejercer olvido. Como si eso que está ahí nomás, apenas 40 años atrás (un soplo de historia) no hubiese ocurrido; como si fuese un mal sueño que se borra al despertar.

Roto el pacto fundante del Nunca Más en la liviandad judicial de destratar la tentativa de asesinato a una vicepresidenta en funciones (antes dos veces presidenta); violentada la pirámide jerárquica al abordar la investigación del intento de magnicidio en el tono de una jodita pergeñada y ejecutada por un grupo de loquitos sueltos la sociedad, que como decía Licurgo, el mítico legislador espartano: “no obedece las leyes si no le dan ejemplo de obediencia los magistrados”, se sube a todos los bondis que circulan por las redes y termina viajando a La Rioja cuando quería ira a Rioja-neiro.

Los dinosaurios

El 11 de julio pasado -hoy se cumple exactamente un mes-, luego de la parada militar por el día de la independencia, cuando todavía resonaban los ecos de la fanfarria y los efluvios marciales perfumaban aún por la avenida del Libertador, un grupo de diputados y diputadas de La Libertad Avanza, arriados por el paranaense Beltrán Benedit en una combi provista por la propia presidencia de la Cámara Baja, llegaron a la cárcel de Ezeiza para compartir el ya conspicuo picnic con los genocidas.

Transcurridos ya 30 días la cuestión no ameritaría mayor análisis. Esto si no hubiese ocurrido que, en esta semana que pasó y gracias a algunas declaraciones y proyectos de ley presentados (incluso por cierta diputada que participó en el meeting, una que suele lucir un patito en la cabeza… del lado de afuera, digo) el tema se recalentó al punto de obligarnos a recuperar algunos de esos dichos, acaso los más desubicados, falsos y peligrosos que hemos escuchado en lo que va del año.

Comencemos por Lilia Lemoine, casi una habitué de nuestro Panorama dominical. Esta chica, que si fuese pez ya hubiese muerto, en un videíto levantado a la red “X” sostuvo que lo que hicieron sus colegas fue “una visita humanitaria” (pensaba decir que había sido una “visita higiénica” pero la convencieron que por razones de edad de los represores detenidos eso era poco probable). Además indicó, sueltita de cuerpo, que era gente que estaba, en algunos casos, “ilegalmente detenida por Néstor Kirchner” y que esto era “innegable”. A esta altura de la soirée se hace casi imprescindible que, una diputada que dice tamaña barbaridad, por ignorancia o por malicia, sea sancionada de alguna manera por las autoridades de la cámara. Nadie, con responsabilidad cívica, puede ignorar que la que detiene es la Justicia y que la legalidad de la detención está asegurada por los jueces de la Nación que los condenaron. Y si creer que peleándose con la Vicepresidenta se gana alguna ficha más… que se atenga a las consecuencias.

Patitos en fila

Sigamos con “la chica del patito en la cabeza”, la diputada mendocina Lourdes Arrieta, que tuvo su segundo salto a la fama al explicar -luego de la visita al penal de Ezeiza- que ella ignoraba quién era Astiz porque había “nacido en 1993” (otra que merece una sanción).

Ella fue la que centralizó la foto que comenzó a circular esta semana en la que visitados y visitantes se mostraron felices… vaya a saber por qué. Arrieta se colocó en medio de los genocidas, con su tapado naranja subido, sus pantalones fucsia (la combinación, de por sí, era un delito) y su sonrisa indeleble. Sin embargo, al ser objetada por formar parte del grupo, insistió en que había concurrido “engañada” y presentó una denuncia penal en el Juzgado Federal N° 2 de Lomas de Zamora para que se investigue el hecho.

A partir de ese momento, la legisladora mendocina (que es hija de Tomás Arrieta, Cabo Primero del Ejército Argentino, que fue acusado por maltratos y torturas a conscriptos en Malvinas), anda siempre “como abrazada a un rencor” a un ejemplar del libro Nunca Más…no sabemos si con o sin el prólogo de Sábato. En su bloque dudan entre echarla o dejar que se vaya sola porque la legisladora atolondrada anda, por estos días, averiguando las ventajas que otorga tener un monobloque. Continuará…
Y por último, derrapando como un pistero fumado, el cura Javier Olivera Ravasi, sacerdote que reza un rosario hecho de balas que cuelga de su biblioteca y a quien se sindica como el “ideólogo” o “mentor” de esta movida cuyo objetivo final es la liberación de los genocidas detenidos. El mismo día de la visita de los diputados a Ezeiza, este religioso vinculado a lo más rancio de la derecha católica ultramontana, escribía en su cuenta de “X”: 1) Indulten a los ancianos militares o anulen los falsos juicios de lesa humanidad y, 2) Reparen la venganza kirchnerista que lleva más de 20 años contra los jóvenes militares que cumplían órdenes. 3) Anulen la ley de defensa de la democracia que lo impide.

Fue precisamente este sacerdote el que, en marzo de este año, reunió a una veintena de jueces, abogados y diputados en un coqueto edificio de la calle Montevideo al 700 para comer unas empanadas y diseñar esa estrategia efectiva que permita a los militares condenados por delitos de lesa humanidad volver a sus casas e incluso andar por la calle.

Naturalmente, en toda esta movida que continuó pasándose facturas de diferentes montos, aparecen nombres como el de la ministra Bullrich (vieja fomentadora de la libertad a los represores que parece haberles dado una señal a los diputados del picnic), Victoria Villarruel (re instaladora de la Teoría de los Dos Demonios emplazada en el primer prólogo del Nunca Más); Martín Menem (que se quiso hacer el boludo como peluquero que erró el tijeretazo y no lo dejaron); Gabriel Bonoroni (presidente del bloque libertario que intentó tirarla a la tribuna y profundizó la rebelión en la granja) y, naturalmente, Oscar Zago y Marcela Pagano tendiendo puentes y cerrando exclusas mientras tratan de llevar agua a su molino.

En el peor momento

Claro que, del lado de enfrente, no pueden hacer peor las cosas. La especie del affaire Alberto / Fabiola sumada a otras antiguas como la de Insaurralde y, luego, la de Fernando Espinosa -sin olvidarnos de Mauro Rojas, tesorero de Hurlingam- pone a casi todo el espacio a la defensiva. Pero sin saber defender, lo que complica aún más la perspectiva… y paraliza.

A partir de algunos hombres, o nombres, se discuten políticas. Que si Alberto fue el promotor de los temas de género, entonces nada sirve. Si un golpeador es además, un hipócrita, entonces hay que derrumbar décadas de trabajo de miles de mujeres, y hombres que empujaron para la institucionalización del fin de la violencia femicida. Que si… ¡Vamos! Vicios privados, virtudes públicas. Ha habido más de 30.000 llamados sólo en la ciudad de Buenos Aires a la línea 144 en lo que va del año. Profundicemos esos logros. Lo demás, va por el lado de la Justicia.

Necesitamos aprovechar eso y no rendirnos ante este avance negacionista en todos los campos. Alberto es golpeador. Ok. Pero los pobrecitos octogenarios que los diputados visitan en prisión eran, además, violadores. Y torturadores. Y ladrones de criaturas. Y asesinos. Y desaparecedores. Y… ¿Cómo se puede recular por la acción de uno, o dos… o diez hombres inmorales de los sectores populares cuando los que te empujan defienden el Terrorismo de Estado?

Pasan por el peor momento del gobierno de La Libertad Avanza. Ahora es cuando el peronismo (o lo que fuera que sea hoy ese espacio) debe estar articulado, parado de manos por las trastadas que Milei le hace a la Provincia de Buenos Aires -donde reside el mayor capital electoral opositor-; evitando que se le fuguen aliados; conteniendo a los que peor están.

Ahora es cuando los que profesan los dones de la dignidad y la empatía deben trasladar la mística de esa reunión del viernes en La Rioja, cuando el gobernador Ricardo Quintela, en medio de la jura de la nueva constitución de la provincia, en un acto de peronismo puro subió al escenario a un Axel Kicillof encendido que arengó “Cuando hay un gobierno nacional que deserta las provincias se unen, se acompañan”.

Ojalá. Acompañamiento, eso andaría necesitando el pueblo de la Nación. El pueblo oprimido y sojuzgado por políticas destructivas que sólo pueden sostenerse en la amenaza y la represión. Eso estaría buscando la sociedad que dio un alerta en la estación de trenes de Constitución, cuando un hombre, harto de esperar un tren que no llegaba, seguramente cansado de un trabajo que, acaso, no le permita llevar lo imprescindible a su hogar, saltó un molinete y fue golpeado por un policía. Ahí el minúsculo pero contundente estallido de hombres y mujeres del pueblo que se abalanzaron sobre el “agente del orden” y lo ordenaron.

Pequeña bataola, gran enseñanza: no tiren más de ese piolín invisible. El Chile que imaginó Pinochet y pretendió cristalizar a través de una constitución hecha a medida, se hizo añicos por un “tarifazo” de 0.03 centavos de dólar en el transporte público. Si eso empezara a cocinarse en nuestra Patria, si todo el dolor y el temor comenzaran a convertirse en furia, los dirigentes consubstanciados con el pueblo deberán estar a la cabeza de la protesta. Y por ahora no son muchos los que están a la vista: Axel, Quintela, Pablo Moyano, Juan Grabois… pocos, muy pocos. Tan es así que la Iglesia vuelve a ocupar su antiguo lugar contenedor en figuras como la de Monseñor García Cuerva, que en su homilía de la fiesta de San Cayetano advirtió que “nuestra patria está herida, medio muerta”.

Números crueles

Hace hambre y hace frío en el rincón del 55% de pobres pero Sandra Pettovello sigue mezquinando no sólo alimento sino también frazadas. Es más, las exhibe en tono de burla. Se saca fotos recorriendo las montañas de abrigo que nunca va a entregar. Y si miran bien la foto, su cara tiene esa media sonrisa perversa de los que saben que están haciendo daño.

Inexplicable en un gobierno al que no hay ningún dato que le de bien. Pero ninguno ninguno. En cinco de las 8 encuestas aparecidas en la primera semana de agosto, el presidente presenta caídas substanciales en su imagen positiva. Su peregrinación en busca de dólares frescos es un fracaso. Viajó con un sector del Círculo Rojo a Vaca Muerta y apenas si consiguió apoyos… de pico. Encima luego cruzó a Chile pero el presidente Boric se negó a recibirlo. Un papelón.

En lo que va de 2024 ha ejecutado un 30% menos del presupuesto (según informe del CEPA) respecto del mismo período del año anterior, con la diferencia de que además, los servicios de la deuda pública representan el 11% total de los gastos.

Un gobierno que ha recortado fundamentalmente en programas de la Seguridad Social como la Pensión Universal para el Adulto Mayor, con 47% menos y las transferencias al PAMI, con un recorte del 48%; la gestión educativa, con 97% menos para el Fondo Nacional de Incentivo Docente y recortes del 86% y 98% para el Programa Conectar Igualdad y para Infraestructura y Equipamiento además de una paralización casi total en la Obra Publica que registra caídas cercanas al 100% en programas como Apoyo para Infraestructura en Municipios y Obras de Seguridad en Rutas Nacionales.

Una cuestión llamativa es que, un programa económico que sostiene estos ajustes en la posibilidad de mostrar un sólido aparato represivo, también ha recortado el presupuesto de las Fuerzas Federales: 26% menos la Policía y otro tanto para Gendarmería Nacional; -18% para Seguridad Aeroportuaria y -25% la Prefectura Naval. Lo mismo ocurre con las Fuerzas Armadas, esas con las que amenazan salir a la calle y que, en relación con 2023 han perdido: 13% el Ejército, 18% la Marina y 14% la Fuerza Aérea. La confianza en su poder de fuego probablemente se sostenga en un substancial incremento del 17% para el Estado Mayor Conjunto: como siempre con Milei en el Poder, los que ganan son los jerarcas.

Adiós a la política

La semana también se encontró con un Mariano Macri (el hermanito de Mauricio) denunciando lo que antes había denunciado pero después des-denunciado tipo cuento de la buena pipa. Sólo que esta vez la denuncia es penal y por esas cosas del azar y los hados, cayó en el juzgado de Ariel Lijo, archienemigo del expresidente hoy de nuevo al frente del PRO. Macri sostiene, en la intimidad, que este juez lo quiere mandar preso y fundir a su familia. Esa certeza debe emanar de un secreto que Mauricio tiene guardado en el fondo del arcón de su corazón pétreo y que, por supuesto, no ha confiado a nadie.

En realidad, los escándalos políticos, como lo establece con claridad una nota firmada por Ana Paola Zuban y Ariel Cabas en @elDiarioAr: “son procesos comunicacionales confrontativos que ocurren en los medios (…) permiten a la ciudadanía castigar conductas impropias de los políticos por medio del escarnio público”. Lo tolerado y lo intolerable.

Ocurre que las acusaciones, en una semana en la que dos ex presidentes aparecen jaqueados por temas judiciales de carácter penal: Fernández por la denuncia de violencia de género y Macri por defraudación y lavado de activos, requieren de una lectura subacuática. Si bien ni Alberto ni Mauricio representan grandes preocupaciones para Milei (que todavía no le tomó el peso al Calabrés), en todos lados, incluso en casa de gobierno, se tienen noticias de la abrupta y vertical caída de la imagen presidencial que, dependiendo de qué encuesta mires, pierde entre 1.5 a 7.9% en el último mes. Esto incluso contando a aquellos que hacen fuerza peligrosamente para que los números del líder libertario den positivos.

Entonces, ¿el peligro es el desbarranque del jefe de La Libertad Avanza? No. Fue puesto en ese sitio para terminar como víctima propiciatoria de este proceso neoliberal de destrucción del país. Acaso no tan rápido, pero chivo emisario al fin. La única duda radica en saber si, además de finalizar cargando las culpas, irá preso.

El verdadero peligro es, en realidad, que mientras él cae, sube la imagen de Victoria Villarruel y ella tiende más a mantener el status quo de la política que su compañero de fórmula, que es más permeable a la idea de dinamitar definitivamente el sistema de partidos políticos de nuestro país para armar una nueva partidocracia plutocrática financiada por una docena de empresarios súper poderosos.

El mundo de la política versus el mundo de las corporaciones. Muchos la ven… los únicos chicatos reales están en la alta dirigencia, haciendo malabares con clavas rellenas de nitroglicerina.

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