Milei debilita la causa Malvinas: una política que favorece a Reino Unido y margina el reclamo argentino

Acá te contamos algunas políticas que alejan a la Argentina de su reclamo por la soberanía en las Islas ¿Qué se puede esperar de un Presidente que admira a una criminal de guerra como Margaret Thatcher?

A 43 años de la guerra contra el Reino Unido, la política exterior impulsada por Javier Milei enfrenta críticas por tomar decisiones que van en contra del histórico reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. Desde la Cancillería advierten que el gobierno libertario busca avanzar en una nueva Directiva de Política de Defensa Nacional (DPDN), con un enfoque similar al que tuvo la gestión de Mauricio Macri en 2018, lo que para muchos expertos significa «profundizar el sesgo» que debilitó la postura argentina en el pasado.

A pesar de que Milei insiste en destacar su apoyo a las Fuerzas Armadas y enaltecer su rol dentro del país, sus decisiones internacionales van en sentido contrario a la defensa de la soberanía sobre las Malvinas. Entre las acciones más cuestionadas se encuentran el pedido para ser socio global de la OTAN, la adhesión al Grupo de Contacto de Ucrania y la incorporación a las Fuerzas Marítimas Combinadas de Estados Unidos.

Según Luciano Anzelini, doctor en Ciencias Sociales por la UBA y magíster en Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, estas políticas representan una «occidentalización dogmática» que «debilita la posición argentina y fortalece la británica». En diálogo con El Destape, sostuvo: «Son decisiones que en última instancia debilitan claramente la posición argentina y fortalecen la británica, en el marco de una condescendencia con EEUU, presumiendo ingenuamente que esto puede traer algún tipo de beneficio futuro en la cuestión de la disputa por soberanía».

Una alianza militar que compromete la postura argentina

El 18 de abril de 2024, el gobierno de Milei presentó formalmente la solicitud para que Argentina se convierta en socio global de la OTAN, lo que permitiría al país acceder a mayor desarrollo en capacidades de defensa y participar en entrenamientos militares junto a naciones como Australia, Japón, Corea del Sur e Israel. Sin embargo, este movimiento despierta controversias porque la OTAN tuvo un rol crucial durante la guerra de Malvinas, aportando apoyo logístico y armamentístico al Reino Unido, además de mantener desde 1985 la base militar de Mount Pleasant, ubicada a solo 48 kilómetros de Puerto Argentino.

El Grupo Ramstein y la ruptura de la neutralidad

Otro giro drástico en la política exterior ocurrió el 13 de junio, cuando el gobierno de Milei se sumó al Grupo de Contacto sobre Asuntos de Defensa en Ucrania, también conocido como Grupo Ramstein, liderado por Estados Unidos. Esta coalición internacional, integrada por 57 países, ha destinado más de cien mil millones de dólares en apoyo militar e inteligencia a Ucrania. Para Anzelini, esta decisión responde a un alineamiento con los intereses de Occidente sin evaluar el impacto que puede tener en el reclamo por las Malvinas: «En términos de política exterior el Gobierno de Milei expresa lo que yo llamé la occidentalización dogmática. Esto tiene un impacto decisivo en el modo en que abordamos el no reclamo de soberanía sobre Malvinas».

Patrullajes conjuntos con EEUU y el Reino Unido

El 3 de septiembre, el gobierno argentino oficializó su ingreso a las Fuerzas Marítimas Combinadas (CMF), una coalición multilateral de 46 países liderada por Estados Unidos y Reino Unido, que se encarga de patrullar las rutas comerciales más importantes del mundo. Esta decisión refuerza la postura de alineación con los intereses militares de las potencias occidentales y despierta preocupación sobre el impacto en la disputa territorial con el Reino Unido.

Anzelini sostiene que el gobierno de Milei sigue un «alineamiento inquebrantable» con lo que llama «las fuerzas del bien», refiriéndose a las alianzas estratégicas con Estados Unidos e Israel. Según el académico, esta estrategia implica «una sobrecarga ideológica, o dogmatismo, que lleva al gobierno de Milei a actuar con carencia crítica».

Una política exterior con espíritu de cruzada

Las críticas hacia Milei también se intensificaron tras la visita de Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos, con quien el mandatario anunció la instalación de una Base Naval Integrada en Ushuaia, apenas a 600 kilómetros de las Malvinas. Para muchos, esto representa una amenaza directa a la postura de soberanía nacional.

Además, se especula con la posible derogación de la actual Directiva de Política de Defensa Nacional, sancionada en 2021 durante el gobierno de Alberto Fernández, que calificó a las Islas Malvinas como un «enclave colonial» y exigió una estrategia activa para enfrentar la ocupación británica. En cambio, la directiva emitida en 2018 bajo la gestión de Macri había minimizado la cuestión de soberanía, siguiendo una política de acercamiento al Reino Unido.

Si finalmente Milei decide emitir una nueva directiva en línea con el documento de Macri, los especialistas advierten que se profundizaría una postura que prioriza la cooperación con el Reino Unido en detrimento de la defensa de la soberanía nacional.

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