“Ser tirano no es ser sino dejar de ser,
y hacer que dejen de ser todos”.
Francisco de Quevedo
Poquita cosa son. Casi nada. Inauguradores de obras realizadas por otros, modificadores de nomenclaturas, anunciadores de medidas que ya fueron dictadas en anteriores gobiernos… Plagiarios son. Menos que eso: son copiones. Un hato de malos imitadores sostenidos por un trípode brutal: sector financiero – medios – fuerzas represivas. Ahí radica el verdadero poder que ejercen, un poder tan vicario como inestable que, tarde o temprano, pasará a otras manos. Todo poderoso sabe que no se debe crear un igual: demasiado peligroso.
Lo complejo es que la sociedad no cree que el resto de los candidatos, no importa a qué partido pertenezcan, sean la salida. A todos los percibe prisioneros del mismo sistema. La labilidad con la que se “oponen”; la falta de convicción con la que dicen “defender al pueblo”; la exhibición pornográfica de disidencias internas que sólo le interesan a un puñadito hablan, a las claras, del verdadero terror que les provoca ir contra el poder concentrado; el local y el transnacional.
Y puede que tengan razón. La democracia de nula intensidad que recorre Occidente como un fantasma sólo es posible gracias al sostén de esos enclaves del poder que prefieren engañar a los pueblos con herramientas conocidas antes que instalar nuevas modalidades de control. En realidad, lo único que les importa es que, quienes ellos colocan al frente de los gobiernos, les aseguren la rentabilidad que desean.
Innecesario
“Nunca interrumpas a tu enemigo mientras se está equivocando”, recomendaba Napoleón que alguna idea de estrategia tenía. Pero no. Mientras en septiembre Milei rodaba cuesta abajo a velocidad de bólido, los genios de la oposición salieron a desplegar sus plumas. El PJ con una interna pedorra -que desde esta columna avisamos, el pasado domingo 13 de octubre, que no iba a ocurrir y por qué no iba a ocurrir- y los radicales al ejercer un principismo antediluviano, ese que, luego de tenerlos 10 meses doblándose, los llevó a la ruptura. Leandro Alem querido, el pueblo está contigo.
Todo al divino pedo. Con la única consecuencia real de que la sociedad giró su mirada hacia ellos y los vio, una vez más, desnudos en sus inconsistencias. Resultado: el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), que elabora la Universidad Torcuato Di Tella y mide el grado de expectativa de la sociedad respecto del Ejecutivo, mostró una recuperación del 12,2%. No porque Milei haga bien las cosas: porque enfrente sólo hay rencillas y vacío.
El Riesgo País (que a los únicos que les interesa es a los que pueden endeudarse en el exterior) rompió la barrera de los 900 puntos a mediados de la semana (aunque luego volvió a subir, y a bajar, y a subir… y así) y eso fue festejado por el gobierno como si a Milei le hubiesen dado el “Premio Yasin” en la entrega del Balón de Oro. Incluso algunas consultoras se mostraron exultantes ante la posibilidad de que la inflación de octubre roce los 3 puntos: algo así como el doble interanual de países como España, Inglaterra, Francia y Alemania y 10 veces el acumulado de China en lo que va de 2024.
Inestable
Nadie habla de una encuesta realizada por la consultora Moiguer de la que surge que el 71% de los entrevistados abandonó la sana costumbre de comer asados en familia; el 61% limitó al mínimo sus salidas de esparcimiento; el 58% canceló ese hábitoargento del cafecito en el bar, el 56% no compra más golosinas (ni para los pibes) y el 55% eliminó las gaseosas de la lista del supermercado.
Hoy, en la Argentina de Milei, las tarjetas de crédito representan más del 90% de la deuda familiar. El 54% de esas obligaciones financieras se deben a la compra de alimentos, el 16% a la carga de combustible, el pago de impuestos y servicios un 12% y un 11% a la compra de ropa. Un 54% de los argentinos tiene por lo menos tres deudas diferentes.
El famoso bono de los jubilados, congelado en 70.000 pesos, ya perdió la mitad de su poder de compra. El sueldo o la jubilación mínima alcanzan para preparar dos tercios de las porciones de guiso que se podían hacer el año pasado a esta altura: 118 platos menos. El costo de tomar una taza de mate cocido con leche y un pan aumentó el 147% en 8 meses. Estos precios han provocado una caída del consumo del 16% en supermercados y del 11% en mayoristas, pero el gobierno libertario no duda en continuar demoliendo políticas alimentarias mientras las empresas del sector incrementan entre 1.300 y 4.900 por ciento sus ganancias.
Sin embargo, si de algo debe cuidarse el poder libertario es del cambio de humor que empieza a provocar la inestabilidad laboral. Un estudio realizado por Casa Tres sobre 2640 casos mostró que el 62% de los entrevistados tiene temor a perder su empleo o que alguien de su entorno lo pierda. La Argentina de fines de 2001, la del 25% de desempleo abierto, está muy viva aún, latiendo en la memoria activa de los hombres y las mujeres de a pie. Una sensación desagradable, un temor epidérmico, un regusto amargo en la boca que no cesa.
Intemperantes
Milei y sus efebos políticos, sin embargo, parecen estar en un pelotero inflable. El revoleo de cifras y afirmaciones pseudo esperanzadoras que ejercen tiene cada vez menos anclaje en la población en general. De hecho, según un trabajo de la consultora Zubán – Córdoba, el 63,7% prefiere no escuchar las presentaciones públicas del Presidente. Lo llamativo es que un 30% de ese porcentaje fueron votantes del líder libertario en las elecciones de 2023.
Pasa que, para el gobierno, es imprescindible controlar la agenda mediática. Y cuentan con un delirante capaz de aseverar cualquier batata (léase “El Javo”) y un grupete de bandidos y pistoleros que, en aras de sus negocios, lo apoyan y lo amplifican. La jugada de amenazar de muerte a Cristina Kirchner fue resultado de haber perdido el timón comunicacional. Con esa boutade, el Presidente recuperó los encabezados de los diarios y los zócalos televisivos y, así, pudo volver a repetir viejos éxitos de su cosecha como el de los “17.000 puntos de inflación”, el de “se acabó la casta” o el de “estamos haciendo el mejor gobierno de la historia”, perlas falsas de un collar de frases hechas que lució esta semana en el acto con el que la Fundación Mediterránea celebró el 47 aniversario de su creación… en pleno Proceso de Reorganización Nacional. Linda época.
Y como Milei sabe que con esa cantinela ya no mueve el rating, sacó un par de insultos de la manga para calentar el ambiente. Primero, para de paso pasarle otra facturita a su Vice, criticó el gobierno de Isabel Perón a quien, pocos días atrás, Villarruel había visitado en España. “Espantoso gobierno que implicó no solo la AAA y el decreto de aniquilamiento (…) sino que en el medio sextuplicó la tasa de inflación y multiplicó por 5 la cantidad de pobres” dijo sin poder exhibir el menor dato al respecto. Y luego la emprendió con el Dr. Raúl Alfonsín a quien trató de “golpista” ante la impávida mirada de Rodrigo De Loredo que estaba presente y que, como acostumbra hacerlo, recién lo criticó más tarde por redes sociales. Guapo de twitter, llorón de recinto.
Más allá de que los 400 empresarios presentes en el acto le brindaron su aplauso cerrado, la sociedad está cada vez más en contra de esta discursiva del odio. El estudio de Zubán – Córdoba trae datos definitivos al respecto: el 65% de los encuestados cree que la violencia aumentó desde la llegada de Milei al poder; un 75% dice que su discurso es violento y el 94,1% cree que eso es malo para la democracia. Habría que ver si el Presidente puede construir algún otro tipo de narrativa. Lo veo difícil.
Inaudito
Cada vez que el Gobierno decide una política de destrucción, lo primero que hace/dice es “hay que auditar”. Las auditorías, amañadas, falaces, tramposas, con resultados pre determinados son algo así como el prefacio de la catástrofe. Pasó con los alimentos para los comedores, con los medicamentos oncológicos, con los planes sociales, con los remedios que entregaba gratuitamente PAMI, está pasando con las universidades y, la última es la investigación a la que van a ser sometidos los funcionarios de línea de cancillería porque “son comunistas”.
¡Pe-lo-tu-do! Si hay un sector finoli, pretensioso y coqueto en el Ejecutivo ese es el de los miembros del Ministerio de Relaciones Exteriores. Eso solo bastaría para saber que ahí no hay ningún “comunista” sino todo lo contrario. Pasa que, en realidad, son profesionales, un rango que difícilmente pueda ingresar a la cabecita loca del líder libertario. Y que cuando alguien es profesional actúa como tal, sin sesgos ideológicos, cumpliendo con eficacia su trabajo.
Por eso, la opinión del cuerpo diplomático fue votar en contra del bloqueo a Cuba (junto a los que luego votaran a favor nuestro por Malvinas). Y Diana Mondino siguió ese consejo:votó, comunicó y la echaron (lindo título para una miniserie sobre el gobierno libertario). Hay que reconocer, de todas formas, que apenas si fue el detonante: la “cancillera” venía más desgastada que un jean lavado a la piedra. La economista cordobesa que, en campaña había denostado a Santiago Cafiero diciendo “yo hablo inglés y me baño” (aunque la higiene de su comedor deje que desear) se despidió esta semana de uno de los cargos más deseados en cualquier gobierno. Seguramente, si uno lee bien el tuit de despedida, terminará integrando alguna lista libertaria en 2025.
Con esta salida y la de Constanza Cassino, Subsecretaria de la Secretaría de Niñez y Familia de Retroceso Inhumano, el mega ministerio que conduce (?) Pettovello(fue rajada por comprar una cafetera que cuesta 1.900.000 pesos y oblar 3 millones de mangos por un catering), ya suman 84 funcionarios de primera línea despedidos en los meses que lleva de gobierno el staff libertario, 30 de ellos de primerísimo primer rango, como lo contó @DeudaPrometida esta semana. Un número para auditar, aunque resulte inaudito.
Incorregibles
En la vereda de enfrente, el peronismo/kirchnerismo y un par de “ismos” más se debate entre pases de facturas, agachadas, comunicados, cartas, operaciones y la sana intención de ir armando, en cada provincia, una fuerza capaz de hacer que La Libertad Avanza pierda mal las elecciones de 2025.
La tarea recién empieza y, así como todo lo nuevo entusiasma, a su vez genera un sinnúmero de preguntas. Cristina, ya consagrada por la decisión de la Jueza Servini de no hacer lugar al pedido del gobernador Quintela, desarrolla una serie de encuentros y reuniones en el Instituto Patria que exhiben su estrategia de construcción federal. Se ha reunido con algunos con los que no se hablaba (Aníbal Fernández sin ir más lejos). Y se va a reunir con Quintela. Al menos las lenguas oficiosas dicen que lo citó para mañana lunes… Ha escuchado, ha explicado, y dicen que hasta ha consensuado. ¡Ojalá!
Para algunos peronistas ortodoxos, sin embargo, queda el sinsabor de, una vez más, no poder votar. Los argumentos de la Junta Electoral son, seguramente, inobjetables. Y el hecho de que el riojano -que viene recorriendo el país desde hace un par de meses- no haya podido juntar los 62.500 avales (2% del padrón) con la precisión que el caso requería, no es un buen antecedente. Pero, cabe recordar que, en 2020, cuando Alberto Rodríguez Sáa conformó una lista para competir con Alberto Fernández, la tira del entonces presidente de la Nación fue aprobada (y consagrada) con apenas 25.000 avales. Por otra parte, la negociación de la veterana jueza y los operadores judiciales kirchneristas es uno de esos secretos que se guardan bajo 7 llaves pero sobre el cuál todo el peronismo tiene un chisme. Las maledicencias sólo podrían ser acalladas si Servini, de 87 años, volviese a concursar su cargo… cosa que el Papa seguramente incorporaría al rango de los milagros.
Cierto es también que muchos de los que, a puertas cerradas y a cielo abierto, se oponen a la conducción de Cristina Kirchner, a la hora de los bifes se hicieron los boludos como cordobés que rompió el fernet. Hablo de los portadores del óleo sagrado de Samuel, los exhibidores de paladar negro y los propietarios de peronómetroscibernéticos. Tuvieron su oportunidad. No pueden ni deben enojarse ahora cuando la leche ha sido derramada. Nada que decir si los que comunican esta nueva etapa del Partido son gorilas depilados o no configuran el modelo de militante comprometido que ellos desearían. Para ganar hay que jugar. «El que quiera dirigir con éxito tiene que exponerse; el que quiere éxitos mediocres, que no se exponga nunca; y si no quiere cometer ningún error, lo mejor es que nunca haga nada«, solía repetir de vez en vez Juan Perón. Así que, agua y ajo.
Insostenible
El grado de autoritarismo que despliega el gobierno de Milei ha llegado a niveles peligrosos para la vida democrática. Que luego de la destemplada expulsión de Diana Mondino de su cargo en el Ejecutivo, Adorni explique lacónicamente “Se hace lo que dice el Presidente; si no, estamos invitados a irnos” deja un regusto autocrático, solo para definirlo con cariño. ¿La República?… esa te la debo, podría decir el Anarco Capitalista vernáculo parafraseando a Macri.
Y no sólo él. Sus voceros oficiosos, como el obeso brutito que maneja las redes y algún streaming (aunque no puede ni contener los esfínteres), claman por “echar a todos” para poner a los propios, concepto éste bastante insólito dado que Milei ha ido entregando partes substanciales de su poder a Mauricio que, mientras juega al bridge, se queda con la parte del león… y no me refiero a la parte de Milei, claro.
También peca de macartista el cierre del comunicado 65 del Ministerio de Relaciones Exteriores con el que se anunció la defección de Mondino. Reza: “el Poder Ejecutivo iniciará una auditoría del personal de carrera de la Cancillería, con el objetivo de identificar impulsores de agendas enemigas de la libertad”. Ni Videla se atrevió a tanto. Incluso ni Videla se animó a los desplantes que el Presidente le prodiga a su Vice, como el del festejo del aniversario de la Policía Federal.
¿Le preocupa a Milei? Para nada. Su Súper-yo político es tan inexistente como su afección al aseo y la elegancia. Sus sueños húmedos de instalar un nuevo régimen mundial son alimentados por su hermana (¡caramba, qué causalidad!) y su asesor estrella, quien también avanzó dos casilleros con la movida en Cancillería. La acción devastadora de este verdadero elefante en el bazar de la política produce el efecto deseado por el mercado: la fragmentación del sistema de partidos, incluso del mismo oficialismo que se junta y se pelea con la misma facilidad con que el Presidente cambia de vedette. El resultado de ese resquebrajamiento estará a la vista en octubre de 2025, cuando lleguemos a unas elecciones intermedias en las que muchos verán con ojos codiciosos la posibilidad de mojar en algún carguito legislativo. ¡Oh témpora, oh mores!
Inhumano
Aunque la piara libertaria festeje cosas que nunca ocurren (como los dólares que van a venir), aunque existan personas que creen que 3 puntos de inflación son una buena noticia (cuando las paritarias se firman con 3 puntos a cobrar en los próximos 3 meses); aunque haya trabajadores que digan que hay que “aguantar” a pesar de que 1 tercio de los que viajan en tren hoy saltan los molinetes, el plan de favorecer a los más ricos que propone este gobierno es, a todas luces, insostenible.
Con noviembre vuelven los aumentos. Tanto que ya, los analistas económicos avizoran un incremento de la tasa inflacionaria para noviembre. Desde el primer día aumentaron las naftas (que acumulan 340% de aumento), la tarifa de luz, que subió el 758%;el gas, con un aumento del 357,9%; el subte, casi el 1000%; los peajes 403%; el cable, 415%; las prepagas, el 180% (además de recortarte servicios), la telefonía celular, el 305%… todo en ese país en el que el salario apenas si creció el 158%.
No son casi nada. Poquita cosa. Pero con un poder de daño que la sociedad toda debería “auditar” para no errar tan violentamente cuando concurra a las urnas. Porque es crueldad. Venganza es. Tortura convertida en políticas de Estado. Y una prepotencia, un avasallamiento que sólo reconoce reflejos en el momento más oscuro de la historia de nuestra Patria. Quedan los estudiantes; los jubilados; algunos sindicalistas; algunos movimientos sociales y la calle. Esa calle que les duele como un callo plantal y no los deja avanzar con comodidad. Puede que desde calle crezca esa Argentina más equitativa y solidaria que nos sane de tanta injusticia… tanta crueldad, sin ir más lejos.
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