Los mensajes de León XIV que critican duramente a Milei, Trump y Bukele

Robert Prevost, el flamante Papa León XIV, llegó al cargo más alto de la Iglesia católica con un historial de declaraciones que no pasaron desapercibidas. Una semana antes del fallecimiento de Jorge Bergoglio, el entonces cardenal estadounidense ya expresaba públicamente su rechazo a las políticas impulsadas por líderes como Donald Trump y Nayib Bukele, a quienes cuestionó por sus decisiones en materia migratoria y por el impacto social de sus gobiernos.

Prevost, oriundo de Chicago pero con ciudadanía peruana por su extensa trayectoria pastoral en ese país, se convirtió en el primer Papa nacido en Estados Unidos. Eligió el nombre de León XIV y, desde el inicio, dejó en claro que su mirada está marcada por su paso por América Latina y por una Iglesia volcada hacia los sectores más vulnerables.

En un tuit publicado el 14 de abril —cuando todavía era cardenal— compartió un mensaje del periodista Rocco Palmo con un comentario propio que sorprendió por su dureza. Allí escribió: «¿No ves el sufrimiento de tus vecinos? ¿No te das cuenta del dolor, la miseria, el miedo y la ansiedad tan reales que estas injustas acciones y políticas gubernamentales están causando? ¿No te inquieta la consciencia? ¿Cómo podés callar?»

As Trump & Bukele use Oval to 🤣 Feds’ illicit deportation of a US resident (https://t.co/t80iDMbBKf), once an undoc-ed Salvadorean himself, now-DC Aux +Evelio asks, “Do you not see the suffering? Is your conscience not disturbed? How can you stay quiet?” https://t.co/jTradMfr0v

— Rocco Palmo (@roccopalmo) April 14, 2025

En su primer discurso como Papa, León XIV homenajeó a Francisco y habló en español para saludar a los fieles peruanos. Pidió por una “Iglesia unida” que defienda la paz y la justicia, con fieles “sin miedo” y comprometidos con la misión de proclamar el Evangelio. La elección de ese tono no parece casual: se trató de una clara continuidad con el pontificado de Bergoglio, con quien compartía una visión pastoral de cercanía y compromiso con los más pobres.

La vida de Prevost siempre estuvo marcada por su opción por las periferias. Tras ser ordenado sacerdote en 1982, se instaló en la diócesis de Chiclayo, una región empobrecida de Perú. Allí consolidó un perfil combativo, sensible a los problemas sociales y alejado de los lujos vaticanos. Su tarea incluyó la formación de comunidades, la defensa de los derechos humanos y una cercanía constante con la realidad de América Latina.

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