16 de mayo de 2024

La ganancia por sobre el manejo racional global de la pandemia

La lógica y la irracionalidad del capitalismo tal vez nunca se vio tan clara y expuesta como durante la pandemia que estamos atravesando. Mientras se protegen los intereses de los grandes laboratorios, el virus se expande y muta en las poblaciones que no acceden a la vacunación, generando un problema para el globo entero.

La nueva variable Ómicron surgida en África ha lanzado un nuevo alerta en otro capítulo de la pandemia. Mientras muchos países empiezan a tomar restricciones y cerrar fronteras, el promedio de vacunación en ese continente es del 11% (OurWoldInData).

La inequitativa distribución de las dosis y el egoísmo de los países más poderosos lleva a una perpetuación de la situación. De seguir así, entre las laxas medidas del mundo «desarrollado» y la falta de vacunas en los países más pobres, existe la posibilidad de que el virus puede seguir mutando hasta que sea inmune a la vacuna hoy vigente.

Según datos de la revista Science, el 66% de la población de los países de ingresos altos está completamente vacunada, mientras que solo el 2,5% de la población de los países de ingresos bajos completó su pauta. Esta irracionalidad incluso llevó a que un país como Estados Unidos haya tirado más de 15 millones de vacunas vencidas por el alto nivel de negación a inocularse de sus ciudadanos.

La autodestrucción del capitalismo es inherente al sistema y con la pandemia se hizo más evidente. Esto va desde la creciente desigualdad global hasta la propia destrucción ecológica de nuestro único hogar que es este planeta.

Sobre lo primero, es un fenómeno que cada vez se acentúa más. Alrededor de dos mil multimillonarios poseen más riqueza que 4600 millones de personas (60% de la población mundial) según datos de Oxfan.

Sobre lo segundo, son varias aristas. Para nombrar solo algunas, no importa el calentamiento global, no importa la contaminación, no importa la hambruna, no importa la extinción de especies, solo prima la ganancia. Aunque eso lleve a la propia destrucción de aquellos que acumulan el capital.

El 66% de la población de los países de ingresos altos está completamente vacunada, mientras que solo el 2,5% de la población de ingresos bajos completó su pauta

Hoy hay más de 5 millones de muertos por Covid en el mundo. Según The Economist, que hizo una proyección sobre lo que queda afuera de las estadísticas oficiales, la cifra sería en realidad el triple.

Pero el virus no solo acabó con la vida de millones, también se encargó de diezmar sociedades enteras, destruyó economías y, por ende, aumentó aún más la desigualdad y la pobreza.

La reacción del sistema no pudo ser otra más que ahondar el suicidio. A pesar de la advertencia de científicos y de diversos organismos sobre la necesidad de que las dosis lleguen a todo el mundo para evitar las posibles sucesivas mutaciones que pueden llegar a terminar con un virus inmune a la vacuna, se privilegio la lógica interna: la ganancia de unos pocos.

El negocio de los laboratorios prima por sobre la salud, nada más y nada menos, que de la población total del planeta. Porque con el virus no solo se perjudican los países pobres (que poco le interesan a los poderosos), si no que la aparición de nuevas cepas va a perjudicar también a las potencias. Un tiro en el pie del sistema.

No hubo ni liberación de patentes, ni de «recetas», ni de tecnologías que permitan un manejo global y racional de la pandemia. En el capitalismo no rige el raciocinio, rige el capital.

El mecanismo COVAX, con buena intención de distribuir dosis en los países más pobres, no pudo hacer mucho. Se había propuesto distribuir 2000 millones de dosis que se había puesto como objetivo para vacunar solo al 20% de la población mundial. Ni siquiera pudo eso, llegó a distribuir solo 433 millones de dosis.

Ahora estamos viendo una consecuencia clara de esta autodestrucción: el virus empezó a mutar en África y apareció la cepa Ómicron. Con la enorme mayoría del continente sin protección, es un caldo de cultivo para nuevas variables.

He aquí el quid de la cuestión. La disyuntiva será si el sistema (los poderosos) se van a seguir comportando de la misma manera o se pondrá la vida de la población mundial por sobre la ganancia de unos pocos.

About Author

Categorías