20 de enero de 2025

La Argentina desagradecida

“La Patria es el orto”.
Un disléxico

Sueñan los nadies, intentando justificar en carpetazos las miserables traiciones de sus dirigentes, como “las pulgas sueñan comprarse un perro”. Nada de eso. No hay más carpetas. Nadie se asombra. Nadie se indigna. No hay corruptelas, ni deslices, ni traiciones ni escamoteos. Nada que valga la pena. Nada que justifique un mínimo gesto de repudio. Sólo existen las imputaciones sostenidas por la canalla periodística y una Justicia amanuense. El dedito social levantado. El gesto de “y qué querés…”.

Si no fuese así, el hediondo cadáver de Nisman no perfumaría las tapas de los diarios y sus versiones digitales mientras el olor pútrido que emana de las trapisondas de Cristian Ritondo o Diego Santilli se disimula con desodorantes “Aires de Desinflación” y “Verde Dólar por el piso”.

Un Fabián “Pepín” Rodríguez Simón inmaculado e impertérrito pasea su desfachatez (y su impunidad) por calles, restaurantes y fiestas del tout Buenos Aires mientras Milagro Sala arrumba sus huesos en un domicilio prestado de La Plata, esperando hace 9 años una libertad que no llega (y quién sabe si llegará) porque se atrevió a desafiar al Poder… aunque la causa inicial por la que la detuvieron fue fraguada, y así se demostró.

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Los trabajadores ven desplomarse sus salarios ante las alquimias de una dupla de presidente y ministro de economía capaces de celebrar que la inflación “bajó de 2,4 el mes anterior a 2,7 en diciembre”. Ven cómo dinamitan puestos de trabajo, cómo el gobierno de “la libertad”los obligan a firmar paritarias por debajo de lo que acuerdan con los propios empresarios, cómo cierran fábricas, cómo no se renuevan contratos en instituciones centrales como el Hospital Laura Bonaparte, centro especializado en salud mental que sufre el recorte de un presidente enloquecido mientras la cúpula de la CGT manifiesta su “malestar permanente”, prepara un comunicado y Luis Barrionuevo anuncia la creación de un nuevo partido político a nivel nacional con el que el movimiento obrero buscaría “una mayor representación” en el parlamento.

Se quema Bariloche. Se incendia Epuyén. Más de 200 personas evacuadas, 50 viviendas incineradas hasta sus cimientos, hectáreas de bosques quemándose, argentinos que se han quedado con lo puesto mientras el país “de bien” mira hacia Los Ángeles, California, atento al “drama” de los famosos y millonarios que perdieron sus mansiones y esperando que las llamas lleguen al mítico cartel de Hollywood. Y la ministra Patricia Bullrich, titular del hoy desfinanciado Sistema de Manejo del Fuego, se dedica a montar un show sobre la detención de un supuesto terrorista islámico que, en realidad, trabaja de delivery y ha cometido el tremendo delito de tratar de sobresalir en las redes.

Entonces: ¿de qué carpeta me hablás? ¿Cuál sería esa cosa oscura y tremenda que no pueda ser naturalizada en una cuasi república en donde el Presidente habla de “pedófilos entrando a un jardín de infantes con niños encadenados y envaselinados” pero, paralelamente, prohíbe la canción infantil “Hay Secretos” que invita a los más pequeños a contar las situaciones de abuso sexual a las que tantos se ven sometidos?

Y, en todo caso, ¿cuál es el problema si, de todas maneras, los medios oficialistas (casi todos) y las redes, cooptadas por la guita de los servicios de inteligencia, van a protegerte arrojándose prestos sobre la granada?

¡Qué carpetas ni carpetazos! Vivimos esa Argentina del desagradecimiento en la que una trabajadora de la planta de la empresa Dass de Coronel Suárez, que cerró en los primeros días del año, admite haberse quedado sin trabajo luego de más de tres décadas como empleada, aclara que apoya al gobierno y que su despido y el de los otros 360 operarios, “es parte del daño colateral”. 

La Argentina del desencuentro. La Argentina del desencanto. Una sociedad de culo hacia y con la patria que prefiere cualquier dolor con tal de que “no vuelvan esos negros corruptos peronistas que se robaron todo”. Claro, mientras el país crecía, el producto bruto se distribuía 50/50, “fifty-fifty”, el salario tenía el valor adquisitivo más alto de la región y las paritarias eran verdaderamente libres. Y no hablo sólo de los gobiernos de Néstor y Cristina. También de los de Juan Perón e incluso el de Isabel hasta el golpe homicida. Momentos repetidos. Casi calcados. Las únicas partes vivas de esos “70 años de peronismo” en los que se obstinan los opresores de todas las tonalidades. Momentos en que nos iba bien a todos… y eso, probablemente, sea lo que más detestan algunos.

Elogio de la traición

Proditionem amo, sed proditoremodi”. La traducción más o menos literal sería “Amo la traición, pero odio al traidor”. La frase se atribuye a Julio César, emperador y dictador romano que, al decir de muchos, amaba tanto la traición que murió traicionado. Salvando las distancias en tiempo, espacio y condiciones, algo similar parecería estar pasándole a Mauricio Macri que, por estos días, pareciera ser objeto de cuanta traición anda en el aire. Por parte de los “suyos”, y esta idea incluye también a Javier Milei.

La ausencia incomprensible de una dirigencia peronista activa, más allá de un tuit de Cristina Kirchner y el trabajo denodado de Axel Kicillof por conducir una provincia desfinanciada y bajo fuego, amigo y enemigo, mientras paralelamente realiza el extraordinario esfuerzo de caminar para mantener vivas las expectativas del electorado en su condición de única figura del movimiento nacional y popular candidateable para las presidenciales de 2027, ha desplazado las miradas políticas hacia esa bolsa de gatos con un perro adentro que es la ¿interna? entre la derecha y su versión más ultra y cerril.

En 2023 un Macri obsesionado con anular a Horacio Rodríguez Larreta, perdió las elecciones con su Caballo de Troya, que era Patricia Bullrich. Creyó entonces, en su cabecita de niño bien, pretencioso y engrupido, que pergeñaba la mayor estrategia desde la batalla de las Termópilas (acababa de ver “300” en Netflix, seguramente) y organizó el Pacto de Acassuso.

Su error, su “auto traición” fue considerar que, como había dicho el 19 de octubre, Milei conducía “una agrupación no madura, sin volumen, sin equipo, fácilmente infiltrable, que no puede garantizar ningún cambio”. Su segundo error fue creer que él conducía ese espacio que englobaba a su partido, al antiperonismo y a una buena parte del radicalismo conservador.

Acompañó para que La Libertad Avanza ganara imaginando que iba a terminar subsumida en el PRO… pero no. Luego acompañó para que Milei pudiese gobernar con decretos de necesidad y urgencia creyendo que los lineamientos libertarios iban a favorecer sus negocios… pero no. Después acompañó el Pacto de Mayo, esperando tener un papel estelar en el evento… pero no (lo dejaron afuera del salón, cagándose de frío, con la perrada). Finalmente imaginó que si lo apoyaba con la Ley Bases se llevaría un pedazo de la torta… pero no. Y, mientras tanto, los suyos, Pato, Toto, Petri y etcéteras (por unas pocas vocales no son “Los Orosco”) se volvía cada vez más libertarios; le rendían cada vez más pleitesía al “triángulo de hierro” y, de paso, lo desafiaban cada vez más.

Primero lo abandonaron algunos dirigentes cercanos, luego periodistas que comían de su mano (en realidad, queda claro que le comían la billetera) y esta semana, cuando el líder libertario y el “padrone” del PRO bailaban su enésima chacarera con relaciones buscando un desacuerdo organizado que los llevara cómodos hacia las listas de 2025, el presidente del bloque PRO en el Senado, Luis Juez, y el intendente de Tres de Febrero, Diego Valenzuela (que también supo ser periodista) anunciaron su defección y su salto a las huestes mileístas como quien celebra un matrimonio (que de alguna manera lo fue).

Cierto es que parecería que hay algunos que no están dispuestos a abandonarlo tan ligeramente. Jorge Macri, que antes que de intendente trabaja de primo y anunció que se venía Mauricio; la JPRO (¿tiene Juventud el PRO?) que firmó unos carteles con la candidatura para 2025 (no se sabe a qué ni para qué) y no mucho más. Todo haría pensar que “el Calabrés” atraviesa un momento aciago pero yo no jugaría tan a fondo. Me quedo con ese Gif que tuiteó la cuenta @felipelahiteau con un primerísimo primer plano del ex presidente que en nueve segundos envía un mensaje gestual que te eriza los pelos de la nuca. La ‘Ndrangheta nació en la zona de Calabria a mediados del siglo XIX y es, hoy por hoy, la única organización criminal presente en los cinco continentes.

Además: ¿es Milei o lo que lo sostiene y conduce a Milei? Porque la receta no es muy diferente a la del primer Macri, ni a la de Menem: apreciación de peso, deuda y polarización política. Tiene un olor a Círculo Violeta que ni te digo. O sea, digamos: Elsztain & Company, que se quedaron con el Banco Hipotecario y el LlaoLlao en tiempos de Carlos Primero de Anillaco y ahora tomaron control de la minera Challenger Gold que extrae oro en San Juan. El mismo Elsztain que le bancó dos meses a Milei viviendo de arriba en su hotel Libertador.

La pelea, lejos de terminar, recién empieza. Son socios necesarios, enemigos íntimos que se disputan un capital electoral que, hasta la sucesión de errores no forzados de Mauricio Macri, Milei no tenía… y podría asegurar que todavía no tiene. Las piruetas de los dirigentes, los saltos con garrocha, lejos están de representar la verdadera voluntad de los militantes derechosos de a pie. Muchos de ellos quieren ser Mauricio Macri; no se cuántos Javier Milei.

La Argentina desagradecida ya ha rodado por experimentos de ese tipo. El “Ñato” Rico; el “Colorado” De Narváez, sólo para nombrar algunos, lograron captar la atención de esos votantes que se consideran “independientes” y son la expresión viva del voto lábil. Hoy puede que estén con Milei y hasta se identifiquen como libertarios pero no existe un compromiso real, de corte ideológico: sólo la certeza de que “cualquier cosa menos peronismo”. Y hoy, Milei, se está acercando “demasiado” a cierto peronismo que, en el fondo, representa ese pejotismo que detestan.

Bicicleta de cierre

Milei lo hizo de nuevo”, deberían titular los medios más importantes del país. Y acto seguido explicar que volvió a mentir, cosa que no van a hacer ni los “ensobrados” ni los que todavía tienen alguna esperanza de que los “ensobren”: o sea todos.

Porque el tipo anunció que la actualización oficial del dólar, que hasta ahora es del 2% mensual, pasará al 1% a partir de febrero. Pero la tasa de interés en pesos va a seguir como ahora con lo que el carry-trade o bicicleta financiera va a ser remozada y recompuesta para que los que la venían juntando con pala sigan haciendo diferencias de entre 20 y 30% anual en dólares. “Arrugaron”, tuiteó Cristina Kirchner, “Larga vida al carry-trade” (ver detalles en esta nota).

Pero después celebran que la inflación en pesos baja… Si, claro, ¿cómo no? Pero sube en dólares: en 2024 los precios al consumidor en modestos mangos argentinos fueron de “apenas” 117% pero en verdes billetes impresos en EEUU el incremento fue de más del 250%. Por eso cuando vas al supermercado está todo más caro; la nafta aumenta todos los meses, la carne de vaca está por las nubes… tanto que su consumo por habitante cayó 9% respecto de 2023 y alcanzó en nivel más bajo de los últimos 100 años, cuando éramos casi 40 millones de habitantes menos que hoy, y la consultora Scentia advierte que el consumo masivo registró una caída del 14% anual y está en los niveles de 2001.

Pero Milei viaja a la asunción de Donald Trump, que será mañana, lunes 20 de enero y después sigue rumbo a Suiza para participar en el Foro de Davos. Su única preocupación, claro, es que la Vicepresidenta esté fehacientemente anoticiada del periplo.

La Sociedad Rural se sacrifica y le pide una reunión al ministro Luis Caputo para tratar de conseguir algo que le calme los nervios a sus socios que ya piensan en asambleas a los costados de las rutas pero los recibe Eduardo Serenellini, secretario de Prensa. El sistema nacional de Salud cruje porque hubo un nivel de subejecución presupuestaria de más del 50%. Y el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) anuncia que el superávit 2024 se debe al mayor ajuste fiscal en los últimos 30 años (un 4,7 del PBI).

Pero la Argentina desagradecida insiste en que apenas son “daños colaterales”. Los muertos por faltas de medicamentos oncológicos y retrovirales para el HIV son “daños colaterales”. Los cortes de energía a pesar de los aumentos brutales de las tarifas son “daños colaterales”. Los más de 120.000 puestos de trabajo destruidos en el sector privado son “daños colaterales”. Las 300 muertes por violencia de género son “daños colaterales”.

El hambre, la desocupación, la falta de futuro son “daños colaterales”. Para la patria desagradecida, para la Argentina “de bien”, lo único importante, lo relevante, lo central es mantener el odio intacto. Y realizarse, llegar al éxtasis… en la pobreza y la desesperación de los otros.

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