7 de septiembre de 2024

Imágenes exitosas del fracaso del Gobierno

“Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable”.

Winston Churchill

Si la fantochada de la medianoche del 8 de julio en la Casita de Tucumán se hubiese desarrollado en el playón del neuropsiquíatrico de Melchor Romero, los enfermeros se habrían preocupado. Es más: si el orador principal de ese hipotético acto llevado a cabo en un hospicio hubiese anunciado que desde ese momento todas las vacas volarían podría haber resultado más creíble que el presidente Javier Milei prometiendo que “vamos a vivir en un país sin inflación por el resto de nuestras vidas”.

Eso, en la parte que entendimos, porque en otros momentos de la alocución dijo: “La ivio bela vilidad de la propiedad privada, no sosmos dioses -largo silencio porque perdió la página que seguía- somos solos sombres (…) cos ti truirnos como Nación (…) de quienes depusieron las armaras (…) ya mo lo di Ya lo hemos dicho (…) son diametral o mente opuestos (…) a o portar (…) Asegurar el exceso a la educación porque hoy 7 de cada 10 chicos argentinos no comprenden los textos que leen”: clarito, ¿no?. Es textual.

Por este motivo, y luego de una semana en donde el pacto y su firma fueron radiografiados, pasados por el tomógrafo y analizados desde todas sus perspectivas (menos la psicoanalítica) casi ni vale la pena insistir con una pantomima destinada a morir 10 minutos después de que Milei abandone el poder, no importa cuándo suceda esto último. Y digo pantomima porque en sus más de siete meses de gobierno, lo del libertario ha sido poco más que la puesta en escena de sus caprichos, con un público conformado por una suerte de claque de aplauso fácil, incluido un puñado importante de gobernadores dispuestos a celebrar cada aspaviento de Micer Billetín (seudónimo actoral del Presidente).

Un acto frío (y no por los 4 grados que marcaba el termómetro) con notorias ausencias: la Vicepresidenta (aquejada de una gripe fugaz), varios gobernadores, toda la Corte Suprema, la mayoría de los ex presidentes y algunos aliados relevantes como Miguel Pichetto y su troupe. Incluso con deserciones temporales como las de ciertos mandatarios de las provincias que se durmieron durante el discurso del líder de La Libertad Avanza. En fin: pocas sonrisas, menos aplausos (la mayoría de los “peronistas” no aplaudió al final del discurso) y un documento que tendrá como único valor histórico mostrar a un grupo de dirigentes que se reunieron a declarar la Dependencia. Un gesto módico, como casi todo lo que ha conseguido Milei hasta ahora: recortado, vaciado y con nula relevancia política.

BLOW UP

Sin embargo… Sin embargo, como sabemos todos los que tuvimos la suerte de leer un célebre cuento de Julio Cortázar titulado “Las Babas del Diablo” , hay cierta otredad en la mirada profunda de esa fotografía que fue la firma del pacto. Una suerte de semiótica de los bordes que dibuja lecturas ulteriores. Porque el retrato de los 18 gobernadores, Milei y “El Jefe” (léase Karina) es mucho más si uno puede transformarlo en película… o al menos en documental, porque difícilmente alcance para largometraje.

Para empezar, en las presencias ausentes hay mensaje. Fuera de cuadro, uno percibe la furia indisimulable de un Mauricio Macri que viajó desde Londres a las apuradas para dar una señal y se quedó afuera. Taxativamente: en el jardín, con “la perrada”, congelado, pero hirviendo por dentro y pensando, posiblemente, en aquel célebre parlamento de Marlon Brando en su personaje de Vito Corleone: “No me tienes respeto… no me llamas Padrino”.

Dios libre y guarde de la cólera calabresa: es peor que el cólera sin lavandina. Sin embargo, Mauricio debe saber que parte de la culpa es de él mismo. Creer que porque Milei aceptó su apriete por la coparticipación porteña enviaba una señal de paz está entre lo pueril y lo cretino. Al inventor del incumplimiento de los acuerdos políticos le acaban de romper el pacto. La verdad es que uno espera que ‘a vendetta (como le dicen en la ‘Dranghetta) salga con fritas.

Es extraño. Que Macri todavía le haga el juego a este personaje que, poco a poco le va carcomiendo la base electoral al PRO (cosa que muestra que la ideología predominante en ese partido es el anti peronismo violento) es un tema que las ciencias políticas deberán estudiar algún día. Por lo pronto, su socia estratégica en ésta, Victoria Villaruel, no debe estar muy conforme con los tiempos que se toma el ex presidente. La penas son de nosotros, las urgencias son ajenas…

LA HORA DE LAS BRUJAS

De la misma manera, habrá que escarbar profundo buscando las razones para que algunos gobernadores fogueados en la rosca y con expectativas políticas intactas como Ignacio Torres, Martín Llayora, Maximiliano Pullaro o Gerardo Zamora se hayan prestado a ese episodio plagado de mensajes satánicos que fue la firma del pacto.

Sí. Leyó bien: hay lecturas diabólicas sobre el evento. Iniciados en las ciencias esotéricas hacen notar que día 8 de julio y la hora 24 aparecen en 7 rituales escritos en 2 libros oscuros: uno de ellos el de Aradia que, según dicen, suele ser consultado por Karina Milei, y el otro es el codex gigas también llamado Biblia del Diablo. Además, la vestimenta: el negro (traje oscuro establecía el protocolo) se utiliza para los rituales porque es protector; el rojo, por reflejo de la sangre. Finalmente, los ocultistas vernáculos sostienen que Karina firmó el Pacto de Mayo en su condición de sacerdotisa o maestra de la ceremonia ritual.

Ya sé que muchos piensan en este instante en el santafesino Pullaro y su traje gris: para ellos, ver “el hombre gris de Parravicini” que, según el Nostradamus argentino se ubicaba entre “los dos cuernos del Mal”. Yo no creo en las brujas pero, que las hay…

A TI, DIOS (TEDEUM)

De la Salamanca tucumana a la Catedral porteña sin escalas, Milei (que como Macri, no sabe persignarse o no quiere hacerlo) dedicó parte de la mañana del 9 de Julio a que Monseñor García Cuerva lo percudiera. “Si los congresales de Tucumán en 1816 insistían en sus diferencias sobre el modelo para la organización nacional, o sus distintas concepciones ideológicas, sin buscar consensos, todavía estarían discutiendo en la casa de Tucumán, aunque no sé si con los gritos, descalificaciones, expresiones vulgares y agresiones, a las que nosotros tristemente estamos acostumbrados hace años”, le espetó el arzobispo de la Ciudad de Buenos Aires a un Presidente que suele ser caprichoso y al que, probablemente, se lo recuerde como el líder menos negociador de toda la historia reciente, acaso porque no puede creer que sus ideas estén equivocadas. Pavada de megalómano.

No fue la única reconvención que recibió el primer mandatario argentino en la semana. También sus pares de los países que integran el Mercosur criticaron su ausencia provocadora. Al tiempo que se producía la 64 Cumbre en Paraguay, Milei se juntaba con Jair Bolsonaro en Brasil para recibir una medalla del “club de machos”, en la que se pueden leer las palabras “Imorrível” (inmortal en portugués, probablemente referido a haber sobrevivido a aquel extraño atentado), “Imbrochável” (que no tiene traducción literal pero que, según Bolsonaro hijo quiere decir que termina en la cama con cada mujer que se cruza) e “Incomible” (que significa que nunca fue penetrado por otro hombre). Todos términos de significado homófobo y sexista.

El uruguayo Lacalle Pou dijo, en la Cumbre, que “si el Mercosur es tan importante, acá deberíamos estar todos los presidentes. Yo le presto importancia al Mercosur. Si realmente creemos en este bloque, deberíamos estar todos”, claro que sin nombrar a Milei. Y Lula, doblemente molesto, consideró como “una enorme tontería que el presidente de un país importante como Argentina no participe en una reunión con el Mercosur”. Vaya como acotación que, por primera vez desde 1996, la canciller argentina no hizo incluir el tema Malvinas en el documento final. La síntesis de este desencuentro es que en un país necesitado de dólares, pelearse con los que han sido durante años sus mejores socios comerciales, como Brasil, España y China, no parece ser la mejor política exterior posible. Y El Salvador y Ucrania no estarían siendo suficientes para re direccionar nuestras exportaciones.

DESFILE DE MODELOS

Plantada entre Javier y Karina, una exultante y milagrosamente recuperada de su gripe, Villarruel saludaba estilo mandataria internacional (mano apenas alzada con un movimiento leve de muñeca) a las miles de familias que se acercaron a compartir la parada militar por el 9 de Julio, colmando varias cuadras de la avenida Del Libertador. Estaba en su salsa. Ese es su mayor capital político. Ella, que es la portadora de la defensa de lo actuado por el Terrorismo de Estado durante los años de plomo y una permanente promotora de la reinstalación de la Teoría de los Dos Demonios, vivió el desfile como una reivindicación personal a la que arrastró a un Milei que lejos está de interesarse por el presente o el futuro de las Fuerzas Armadas.

La afluencia de público y el peso de que no se armaba un espectáculo así desde 2019 descerrajó de inmediato el debate: militares sí, militares no; la derecha es pro milica, el progresismo es anti militar… discusiones nunca zanjadas porque, al generalizar, todas las posturas son falsas. Esa grieta, sin embargo, no aparece como tal si uno atiende la ovación que se llevaron los excombatientes de Malvinas que portaban una bandera con una leyenda que rezaba: “Malvinas – Volveremos”, dato no menor en una marcha presidida por un admirador de Margaret Thatcher.

Hubo, sin embargo, “un porcentaje muy elevado de veteranos, a nivel nacional, que no estuvo en sintonía con el acto”, según informaron autoridades de diferentes agrupaciones que los reúnen. Los congregados en el Centro de ExCombatientes Islas Malvinas (CECIM) habían anticipado que no participarían del desfile “Tenemos memoria, por ello repudiamos participar en un desfile anacrónico ante un presidente que intentó poner en venta, al peor postor, a la República Argentina”. De la Vicepresidenta, ni mú.

Más allá de dimes y diretes que no se han resuelto (y quién sabe si se resolverán), del paseíto en el tanque TAM, cuyo diseño y desarrollo se produjo durante la era César Milani al frente del Ejército y de la mala idea presidencial de jugar con una ametralladora, la grieta también se percibió en el palco en el que, una Villarruel feliz contrastaba con una Karina Milei de sonrisa forzada y gesto de intriga, o más bien, de sospecha. La hermana presidencial detesta todo lo que no puede manejar. Así en el desfile como en el Senado.

DATOS DIFÍCILES

Con un presidente en la diáspora, como ya lo definí alguna vez, y un ministro de economía que alucina, los indicadores de los primeros seis meses son preocupantes, tirando a terroríficos.

La inflación detuvo su caída y volvió a crecer a 4,6%, o sea que volvieron subir los precios respecto del mes anterior… (perdón, me olvidaba que la nueva teórica en economía Lilia Lemoine ha advertido que “la inflación no es aumento de precios”. Premio Extra-Nobel… o sea, digamos). Con este número, acumula 271,5% en los últimos 12 meses. El dólar, que brilla por su ausencia, tocó los 1.500 pesos en su versión azulada. Y el riesgo país llegó a 1511 puntos básicos.

El FMI se vio en la obligación de contradecir al ministro Luis Caputo que, en un optimismo sin fundamentos, había anunciado un rápido acuerdo para obtener 10.000 millones de dólares. Caputo, a su vez, tuvo que desmentir al presidente Milei quién, en una de sus habituales entrevistas con periodistas adeptos, le echó la culpa del aumento del dólar… a un banco. Todo muy enchastrado. Todo muy falaz.

A pesar de todo y aún contra las predicciones que podrían hacerse con estos números, a Milei no le va mal. No le va bien, claro, pero tampoco tan mal como podría esperarse. Según una encuesta de “ánimo abril/julio” realizada a fin de mes por la consultora Indaga – RSO, la insatisfacción con la situación económica creció 10 puntos, los hogares que declaran poder ahorrar a fin de mes bajaron un 5% y, lo que si es preocupante para el gobierno es que creció 10 puntos la percepción de que el responsable de la situación actual es Javier Milei.

La angustia por perder el trabajo creció el 15% y se convirtió en el principal temor de la ciudadanía; los hogares manifiestan haber perdido un 7% de su poder de compra y bajó 12 puntos la cantidad de personas que consideran que vale la pena hacer el esfuerzo del ajuste. Finalmente, el pesimismo social trepó 9 puntos.

Sin embargo, en una ronda de consultores, la mayoría sigue considerando que el presidente tiene números sólidos. Discrepan, si, en los motivos: algunos dicen porque no hay nadie con quien confrontarlo en el horizonte cercano (siempre frente a cuestiones acuciantes) y otros sacan una cuenta antojadiza: de los 19 millones de pobres que dejó el gobierno anterior, muchos necesitan poner alguna esperanza en esta “novedad” y le dan un voto de confianza aunque la pobreza haya alcanzado el 55% y el libertario abra el paraguas anunciando un 60% de pobres.

¿CON LA TUYA?

En semejante contexto, la pareja presidencial, Javier y Karina, viajaron a Sun Valley, Estados Unidos. Esta vez en un vuelo privado, cuyo costo el vocero de adorno se negó a revelar. Pero que, por lo sofisticado de la nave y los días de alquiler, los conocedores estiman en alrededor de los 300.000 dólares (que no hay).

El destino es un campamento de verano de multimillonarios a donde, se supone, Milei va a dar una conferencia. Lo que se ignora es si cobrará, si lo hará gratis o tendrá que oblar los 1.000 dólares (que no hay) por noche para él y sus acompañantes. Seguramente para Jeff Bezos, de OpenAl; Sam Altman, de Apple; Tim Cook, de Disney; Bill Gates y la mismísima Oprah Winfrey, la cifra es un vuelto pero para quienes declararon ahorros por 54 millones de pesos él (algo así como 133.000 dólares) y menos de 2 millones ella (unos 1.330 dólares), la cosa se debe poner salada. Además de que estos tres días de “campamento”, los magnates los utilizan para hacer negocios y nuestro presidente, en 11 viajes al exterior, todavía no trajo ni una inversión.

Hay quienes dicen que el grupo de empresarios que lo elevó a la Primera Magistratura costea los viajes porque afuera hace menos daño que adentro. Otros sencillamente sostienen que los fondos reservados de la AFI, que Cristina había cortado pero Macri volvió a instalar (y Alberto no los consideró parte de los sótanos de la democracia), sirven para que los Milei Bross hagan lo que mejor les sale que es turismo.

¿Y POR CASA?

Hablando de Cristina, su nombre vuelve a sonar en los mentideros donde se operan las fórmulas partidarias para la campaña. Tal como me decía en una charla mi amigo Max Delupi, todo parecería ordenarse para que La Jefa sea la candidata. Los arreglos en el peronismo, el posible estallido de Milei y la falta de un consenso entre gobernadores pueden transformarla en “la candidata posible”. Con un piso en torno a los 25 puntos y con un progresismo que triunfa en México, Brasil, incluso en Francia, “ella es una candidata fácilmente fabricable para el Sistema que, por otra parte, carece de otra salida digna para este meollo en el que se metió con Milei”.

Ella ha hecho algunos guiños: un discurso menos confrontativo y con más contenido capitalista; una alianza estratégica con sectores menos progresistas a través de algunos streamings; una clara exhibición de sus conocimientos de la economía real (no ese discurso vacío y pseudo academicista del líder libertario) y “la posibilidad latente de que empiecen a tejerse un sin fin de alianzas en el peronismo, aún entre los sectores mas antagónicos, para ver si cuaja una esa alianza nacional que pudiese permitirle al progresismo ser la moneda de cambio para los bancos, único factor nacional frente al avance de los conglomerados tecnológicos”, Max dixit… y yo suscribo.

Este escenario podría necesitar a Cristina para subsistir. Hay que ver qué posición adoptan el resto de las fuerzan en pugna. Sin ir más lejos, un Axel Kicillof cada vez más activo, cada vez más catalizador de diferentes voluntades: su pares de otras provincias, un sector sindical importante y hasta esa derecha disidente de La Libertad Avanza que empieza a ver… a ver que Milei se pone a la Argentina de sombrero.

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