La crisis económica y el ajuste que caracterizaron al gobierno de Javier Milei están teniendo un fuerte impacto en el transporte público del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Según los últimos datos proporcionados por la Asociación Argentina de Empresas de Transporte Automotor (AAETA), en 2024 se registró una caída del 7% en los viajes realizados con la tarjeta SUBE, en comparación con el año anterior.
Con 2.747 millones de viajes realizados, el total de viajes registrados en 2024 fue notablemente inferior a los 2.947 millones del año anterior. Este descenso en la cantidad de pasajeros es el más importante fuera de los efectos de la pandemia, lo que pone de relieve la magnitud de la recesión económica que afecta a millones de argentinos y su capacidad de acceder a un servicio básico como el transporte público.
Luciano Fusaro, presidente de AAETA, se refirió a esta caída en los viajes y explicó que los factores que la explican están estrechamente ligados con las condiciones económicas actuales y las políticas de ajuste implementadas. «La caída en la cantidad de viajes durante 2024 obedece a tres causas», sostuvo Fusaro. En primer lugar, señaló «la caída de la actividad económica en el AMBA, principalmente en el comercio y la construcción». La menor actividad en estos sectores provocó un descenso en la demanda de transporte, ya que muchas personas dependen del colectivo para trasladarse a sus lugares de trabajo. En segundo lugar, explicó que «el mayor peso de los servicios públicos en la canasta básica» ha llevado a muchas personas a priorizar otros gastos y buscar alternativas más económicas, como caminar o andar en bicicleta, en lugar de usar el colectivo. Finalmente, mencionó el «deterioro del servicio de transporte, por lo que algunos quizás pueden pagar la tarifa, pero ya no toleran las esperas o el peor servicio y lo evitan». Esta situación de malestar por las deficiencias en el servicio generó que muchos pasajeros dejen de optar por el colectivo.
En los últimos años, la cantidad de pasajeros en el sistema de transporte público de Buenos Aires mostró una tendencia a la baja, especialmente durante períodos de ajuste y crisis. En el pasado, caídas similares en los viajes se registraron en años como 2018 y 2019, cuando el gobierno anterior implementó políticas de ajuste económico. Sin embargo, la caída de 2024 se destaca por ser la más significativa en los últimos doce años, con la excepción de la crisis provocada por la pandemia, que en 2020 resultó en un desplome del 57% debido a las restricciones sanitarias.
Una de las principales razones de esta baja en los viajes fue el aumento desmesurado en el costo del boleto. En 2024, las tarifas se incrementaron un 600%, muy por encima de la inflación, lo que dejó a muchas personas con menos capacidad económica para afrontar el precio del transporte público. Sin embargo, las empresas de colectivos, que antes culpaban al atraso de las tarifas, ahora se quejan de la falta de recursos. «Las empresas, aún con la suba de tarifa, tienen menos plata», explicó Fusaro, subrayando la complejidad de la situación económica que enfrentan tanto los usuarios como los prestadores del servicio.
El conflicto entre las autoridades y las empresas de transporte resurgió con fuerza. Las empresas reclaman un aumento en los subsidios o una nueva suba de tarifas, mientras que los choferes, ante el deterioro de las condiciones laborales y el malestar de los usuarios, comenzaron a perder paciencia. Recientemente, después de tres meses de espera, la Secretaría de Transporte finalmente se reunió con las cámaras empresariales para tratar la situación y avanzar en una actualización de la estructura de costos del transporte. No obstante, hasta el momento no se ha convocado oficialmente a una nueva reunión.
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