En solo cuatro meses de gobierno, la gestión de Javier Milei transformó a la clase media argentina en un sector desorientado, vulnerable y empobrecido. Un nuevo estudio de la consultora Moiguer, especializada en consumo y comportamiento social, reveló que este grupo, históricamente motor del desarrollo y la movilidad social, hoy se encuentra completamente «desacoplado» de su proyecto de vida.
“Está sobreviviendo y perdiendo calidad de vida. No se trata sólo de una caída de ingresos. Vive una experiencia traumática porque lo que pierde es su identidad”, advirtió el informe, que marca una ruptura profunda entre los valores que históricamente definieron a la clase media y la nueva realidad impuesta por el ajuste libertario.
Para Moiguer, el gobierno “aplicó una estrategia de disciplinamiento a través del castigo: sin subsidios, sin precios regulados, sin paritarias ni obra pública”, lo que derivó en una caída brutal del poder adquisitivo, especialmente en sectores medios y bajos. El nuevo paradigma que impone Milei, afirman, “es la supervivencia individual, sin Estado, sin derechos y sin garantías”.
Los datos son contundentes: el 71% de la clase media teme caer en la pobreza. Solo el 7% cree que su situación mejorará. Incluso entre quienes votaron a Milei, ya hay un 41% que no aprueba su gestión.
“Se esfumó el modelo de bienestar: el techo propio, el auto, las vacaciones, el club, el ahorro, la prepaga. La mayoría sigue pagando estos gastos, pero a costa de un deterioro creciente de su calidad de vida”, sostuvo el estudio.
El informe también remarcó cómo se modificó el consumo alimentario: se prioriza el precio por sobre la calidad, se reduce la variedad, se suspenden hábitos de ocio y se limita la compra de medicamentos. «Los consumidores están angustiados, incluso humillados», sintetizó el documento.
Para Moiguer, Milei y su plan motosierra impusieron un nuevo sentido común, el del “sálvese quien pueda”, reemplazando los valores colectivos que alguna vez tejieron el entramado social argentino. Hoy la clase media ya no piensa en progresar, sino en resistir: dejó de soñar con el ascenso social y se conforma con no caer más.