Miles de trabajadores del sistema científico argentino protagonizaron una masiva jornada de protesta contra las políticas del gobierno de Javier Milei. El reclamo, que se sintió con fuerza frente al Polo Científico-Tecnológico en la Ciudad de Buenos Aires y se replicó en más de veinte ciudades del país, apuntó contra el brutal recorte de fondos, los ingresos paralizados al Conicet, la caída del salario real y la creciente fuga de cerebros.
“El financiamiento en ciencia está en su punto más bajo desde 1972”, señaló a El Destape Josefina Vaca, referente de la Mesa Federal por la Ciencia y la Tecnología. La investigadora sostuvo que el Gobierno “está dinamitando el sistema” y que esa situación golpea a los 17 organismos que integran el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología, como el INTI, el INTA, la CNEA, el Instituto Nacional del Agua y el Servicio Meteorológico Nacional.
Desde las 13, comenzaron a llegar manifestantes con carteles y disfraces de El Eternauta, la historieta de Oesterheld que se transformó en símbolo colectivo bajo la consigna “nadie se salva solo”. Entre las pancartas, una destacaba: “La ciencia funciona, Juan”.
El acto central cerró con la lectura de un documento consensuado por las organizaciones convocantes: “Nada bueno podemos esperar de las autoridades, quienes son de hecho los ejecutores de este ajuste pergeñado por Javier Milei. La pelota está en nuestro campo, debemos unirnos y generar un espacio para enfrentar esta destrucción dramática de las capacidades científico tecnológicas de la Argentina”.
Franco Moscovicz, asesor y miembro de la Mesa Federal, también conversó con El Destape y fue categórico al describir la situación actual: “Se empezó a contar esto desde el ‘72, en inversión estamos en el piso, es un desastre”. Y advirtió que la falta de oportunidades ya empuja a muchos a buscar un futuro en el exterior: “La fuga de cerebros, todo el mundo está viendo qué mierda hacer. Y es un momento distinto al de los 90. Hoy el mundo está bastante sediento, más que nada China y países en desarrollo, de llenarse de científicos”.
Además, Moscovicz remarcó el consenso generalizado dentro del sector: “Nunca en la historia del país hubo una unión compartido tan grande en todo el sector científico sobre la crisis que se atraviesa. Todos, no hay nadie afuera, que no esté diciendo que esto es un cientificidio, no hay otra explicación. Que todos tengamos el mismo diagnóstico es algo”.

Uno de los reclamos más urgentes tiene que ver con el bloqueo de los ingresos a la carrera de investigador del Conicet. Clara Giachetti, integrante del Colectivo de Ingresantes, expresó en diálogo con El Destape: “Somos 850 personas en todo el país que estamos esperando el ingreso a la carrera de investigador que ganamos en 2023 a través de un concurso público. Un trámite que ya lleva más de un año y medio de espera, sabemos que es una decisión política y que no permiten pasemos al empleo público y no nos dan el alta”.
La Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (Raicyt) denunció que la inversión actual en el área apenas alcanza el 0,15% del PBI, cuando en 2023 había llegado al 0,302%. Esa reducción presupuestaria, advirtieron, pone en jaque a miles de jóvenes formados en las universidades públicas del país.
Aunque la protesta principal se concentró en la Ciudad de Buenos Aires, la convocatoria tuvo réplicas en Tucumán, Rosario, Santa Fe, Mendoza, Bariloche, Bahía Blanca, Puerto Madryn y Comodoro Rivadavia, entre otras localidades.
La comunidad científica, golpeada por los recortes, hizo una demostración de fuerza que busca poner en agenda una advertencia concreta: sin ciencia no hay futuro.