Punto por punto: cómo fue la mega estafa de Milei con LIBRA

Crónica de una estafa anunciada: el paso a paso de cómo Javier Milei le implicó la pérdida de millones de dólares a más de 40 mil inversores.

La madrugada del sábado miles de inversores se encontraron con una desagradable sorpresa: la criptomoneda Libra, que había sido promocionada horas antes por el presidente Javier Milei, se desplomó a valores cercanos a cero. En apenas unas horas, se evaporaron inversiones que podrían alcanzar los 100 millones de dólares. La maniobra, que siguió el patrón de una clásica estafa financiera conocida como «rug pull», dejó a más de 40.000 billeteras virtuales atrapadas en un fraude sin precedentes en Argentina.

El viernes, la chispa inicial: Milei y su promoción de LIBRA

Todo comenzó el viernes a las 19, cuando Javier Milei publicó en su cuenta de X un mensaje que desató la euforia en la comunidad cripto y entre sus seguidores. «La Argentina liberal crece!!! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. El mundo quiere invertir en la Argentina», escribió.

Acompañando el mensaje, el presidente incluyó la dirección del contrato inteligente de la criptomoneda. Esto era un detalle clave: al ser un token recién creado, no estaba listado en ninguna plataforma de compra-venta, por lo que la única manera de acceder a él era a través de ese enlace.

El impacto del tuit fue inmediato. Miles de seguidores del mandatario comenzaron a adquirir la criptomoneda creyendo que se trataba de una apuesta segura. El valor del token, que había nacido prácticamente sin precio, se disparó en cuestión de minutos, alcanzando un pico superior a 4 dólares en su paridad con la moneda estable USDC.

Sin embargo, había algo extraño. Según expertos en criptomonedas, LIBRA tenía el 85% de su liquidez concentrada en muy pocas billeteras, lo que indicaba que un pequeño grupo de personas tenía el control total del mercado.

La ampllificación de influencers libertarios

La difusión del proyecto no se limitó a Milei. Minutos después de su publicación, referentes cercanos al oficialismo como Agustín Laje, Lilia Lemoine y Gordo Dan comenzaron a retuitear y promocionar la criptomoneda. Esto potenció aún más la demanda y consolidó la ilusión de que se trataba de una inversión legítima vinculada a la recuperación económica del país.

Incluso cuando surgieron las primeras dudas sobre el origen y la confiabilidad del proyecto, la agencia Bloomberg consultó directamente a Milei, quien ratificó su apoyo a la iniciativa. «El presidente de la Argentina confirmó a Bloomberg Línea a través de un mensaje de texto que ‘el proyecto es real’ e implica ‘puro financiamiento privado’», publicó el medio.

Sábado de madrugada: el derrumbe total de LIBRA

La euforia duró poco. A la 01:16 de la madrugada del sábado, el precio de la criptomoneda, que horas antes había tocado los 5,50 dólares, se desplomó abruptamente hasta 0,19 dólares. Poco después, el valor se acercó a cero absoluto, dejando atrapados a miles de compradores que no lograron vender a tiempo.

El derrumbe no fue un accidente. Según especialistas en el mercado cripto, lo que ocurrió con LIBRA es un fraude conocido como «rug pull» o «tirar de la alfombra»: los desarrolladores de un token falso promueven la inversión para inflar su precio y, en el momento adecuado, retiran toda la liquidez del proyecto, llevándose consigo el dinero de los inversores y haciendo que la criptomoneda pierda todo su valor.

El periodista Maximiliano Firtman explicó el mecanismo con claridad. «Cualquiera puede crear una criptomoneda con unos 200 dólares en 15 minutos, pero nadie la va a comprar. Se necesita de la confianza y que la gente se entere; acá eso lo dio el presidente», señaló.

De acuerdo a su análisis, el daño económico ronda entre los 70 y 100 millones de dólares y afectó a más de 40.000 billeteras digitales en todo el mundo.

El intento de Milei por desligarse del escándalo

Horas después del colapso, Javier Milei eliminó su publicación en X y subió un nuevo mensaje en el que intentó desvincularse del proyecto alegando que «No estaba interiorizado». Sin embargo, el daño ya estaba hecho, y en redes sociales miles de usuarios comenzaron a compartir capturas del tuit eliminado y a cuestionar su responsabilidad.

El escándalo también dejó en evidencia quiénes estaban detrás del proyecto. Según la investigación de Firtman, la empresa responsable de LIBRA es KIP NETWORK INC, registrada en Panamá. Su CEO, Julián Peh, se había reunido con Milei en octubre de 2024 en el Foro Tech de Argentina.

El sitio web de la criptomoneda también generaba sospechas. Apenas tenía información, usaba un correo de Gmail como contacto oficial, y en su descripción mencionaba que el proyecto estaba inspirado en las ideas de Milei, llamándose «Viva la Libertad Project».

Firtman también expuso otro dato preocupante: el 70% del total de las monedas estaban en manos de los creadores, cuando lo usual en criptomonedas legítimas es que el equipo fundador controle entre 10% y 15% del circulante. Esto significaba que el colapso de la moneda era inevitable y que solo un grupo selecto de personas se benefició con la estafa.

Un fraude imposible sin el respaldo de Milei

Si bien Milei intentó distanciarse del escándalo y presentarlo como un «proyecto privado», los especialistas en finanzas digitales sostienen que su rol fue clave para que la estafa se concretara.

Una criptomoneda sin historia ni respaldo difícilmente puede atraer inversores, salvo que una figura de peso brinde confianza al público y motive las compras. En este caso, la confianza la puso el presidente de la Nación, lo que llevó a miles de personas a invertir sin dudar.

La crisis generada por el caso LIBRA deja varias preguntas abiertas. ¿Tuvo Milei algún grado de conocimiento previo sobre la estructura del proyecto? ¿Hubo complicidad con los organizadores? ¿O simplemente actuó de manera irresponsable al impulsar un activo financiero sin regulación ni garantías?

Más allá de estas incógnitas, lo que queda claro es que su intervención resultó decisiva para que la estafa alcanzara tal magnitud. Y aunque intentó borrar su participación, en internet nada desaparece.

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