19 de febrero de 2025

¿Y los despedidos? Qué hay detrás de la intervención al Hospital Bonaparte

El Gobierno nacional está llevando a cabo una restructuración en el reconocido hospital de salud mental: desfinanciamiento y despidos es los que se ve por ahora.

El Ministerio de Salud de la Nación anunció la intervención del Hospital Laura Bonaparte, uno de los principales centros de salud mental del país, en el marco de un proceso de reestructuración que comenzó a principios de 2025. Esta medida llega después de una serie de protestas por parte de trabajadores y pacientes, quienes denuncian un grave desfinanciamiento de la institución.

A través de un comunicado, el Ministerio justificó la intervención señalando que su objetivo es «asegurar el normal funcionamiento» del hospital y garantizar la continuidad de los tratamientos para los pacientes. Sin embargo, la reestructuración no parece garantizar la calidad de la atención: entre las decisiones tomadas, se encuentra la desafectación de 1.400 trabajadores del sistema de salud, incluido personal del Hospital Bonaparte, y el cierre de 15 instituciones dependientes de la cartera sanitaria.

Desde el Gobierno explicaron que el Hospital Bonaparte cuenta con un personal excesivo, como si eso fuera la raíz del problema. De acuerdo a sus cifras, durante la gestión anterior se sumaron 326 empleados al hospital, pero también destacan que muchos servicios están subutilizados, como las 55 camas de internación que sólo registran un promedio de 19 ocupadas al mes. El Ministerio también mencionó que los 38 consultorios externos atienden apenas 5 consultas diarias. Para las autoridades, la solución pasa por reducir el personal y reorganizar el funcionamiento de la institución.

Sin embargo, los trabajadores y representantes del hospital no han tardado en responder. En redes sociales, denuncian que la medida es un intento por «vaciar» el hospital, ya que se reducirá el presupuesto en 700 millones de pesos y se despedirán a 200 profesionales. La indignación es creciente, especialmente por los despidos de personal que, en muchos casos, aprobó los exámenes de idoneidad exigidos por el Gobierno. «El paciente no tiene otro lugar donde recibir atención de calidad», afirmó una de las trabajadoras despedidas, que criticó abiertamente la falta de sensibilidad del Gobierno ante la vulnerabilidad de los pacientes que asisten al hospital.

El malestar también se extendió a las calles. El miércoles 15 de enero, una comisión de trabajadores organizó un «abrazo simbólico» al hospital en protesta por la decisión del Gobierno. Diputados y organizaciones sociales acompañaron el acto en solidaridad con los empleados afectados y en rechazo a los recortes presupuestarios.

Por otro lado, el presidente Javier Milei celebró los despidos en las redes sociales, reafirmando su postura de «ajustes» en el Estado. Aseguró que esta medida forma parte de un proceso de «optimización de recursos» que ya incluyó el recorte del 30% de cargos políticos en la cartera sanitaria. Para el Gobierno, se trata de reorganizar el sistema, después de identificar supuestas irregularidades en la contratación de personal y en el manejo de los fondos durante la gestión anterior.

Sin embargo, este tipo de reestructuraciones genera más dudas que certezas. La falta de transparencia sobre cómo se redistribuirán los recursos y el recorte de personal esencial en áreas críticas de la salud pública dejan entrever que la «optimización» en realidad significa desmantelar los servicios básicos. Mientras tanto, los trabajadores del Hospital Bonaparte, junto con muchos argentinos, se preguntan qué tan lejos llegará la «motosierra» que, según Milei, sigue en marcha.

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