22 de noviembre de 2024

Una multitud convirtió la Plaza de Mayo en un arcoíris para celebrar la Diversidad

Miles de personas cubrieron la Plaza de Mayo con los colores del arcoíris para celebrar la 31 Marcha del Orgullo, que con música, cotillón y alegría celebró la diversidad y reclamó por la sanción de leyes que garanticen los derechos de las personas trans.

Desde el mediodía, una feria popular ocupó los laterales de la Plaza de Mayo, ofreciendo indumentaria, accesorios, maquillajes, alimentos y otras producciones de artesanos y cooperativas, mientras que delante de la Pirámide de Mayo se montó un escenario en el que artistas animaron la jornada con música y bailes.

Distintas organizaciones sociales y políticas prepararon para esta jornada los ya tradicionales camiones que fueron adornados como carrozas para el desfile y desde los que alentaban a la multitud a bailar con distintos ritmos musicales.

Un clima de felicidad y compromiso

El clima festivo era compartido por los miles de personas que se concentraron en la Plaza de Mayo para marchar hacia el Congreso, en una jornada compartida también por una diversidad de expresiones partidarias e ideológicas, y una diversidad etaria que alcanzaba desde parejas de adultos mayores hasta grupos de adolescentes pasando por distintas conformaciones familiares todas bajo la bandera del arcoíris.

En la fila de uno de los puestos de choripanes, una Marilyn Monroe de tupida barba pelirroja le dijo a Télam: «con mi esposo en general no nos travestimos, pero entendemos que esta marcha es un espacio de reivindicación y elegimos hacerlo desde la alegría; tenemos la suerte de tener un buen trabajo los dos y haber viajado a otros países y darnos cuenta que lo que en Argentina conquistamos no es común y por eso elegimos participar mostrando que podemos celebrar sin que nadie nos persiga».

«No nos vinimos así desde casa, vinimos en shorts y remera y nos cambiamos cuando dejamos el auto en San Telmo, con este calor estar en un vestido así de estrecho es bastante incómodo», agregó mientras su pareja le alcanzaba una cerveza.

La bandera arcoíris se multiplicaba por toda la Plaza de Mayo en diversos formatos, sobre el escenario principal, en el arco inflable junto al Cabildo, en globos, en remeras, en el maquillaje de muchos, e incluso hasta en tatuajes.

Gloria, una travesti de 62 años que llegó desde Morón con medias de red y boa de plumas multicolor, dijo a Télam «yo soy de las que todavía nos acordamos lo que se siente terminar todas las noches en un calabozo; la mayoría de nosotras terminaba en la prostitución y morían jóvenes, y las que no, teníamos que encontrar una changa que pudiésemos hacer con gente que no fuese prejuiciosa».

«Cuando yo tenía la edad de todos estos chicos y chicas que hoy están bailando en esta plaza mi ilusión más grande era llegar a vieja y no muy achacada, ni se me ocurría pensar en poder casarme o tener un documento; yo reconozco que incluso al principio me costaba sumarme a estas cosas en parte por miedo a terminar presa y en parte porque creía que no íbamos a conseguir nada, cuando ví que la cosa iba en serio me empecé a animar y hoy me llena de alegría pensar que todos estos pibes y pibas se vuelven a sus casas en el tren o en el colectivo sin que se les cruce por la cabeza que alguien los puede llevar a la comisaría», añadió.

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