Una economía que empobrece

Por Nicolás Villanova*

¿Es cierto que el consumo se recupera? ¿El salario le está ganando a la inflación? ¿Bajó realmente la pobreza? Luego de los datos recientemente publicados por el INDEC y otros organismos oficiales, analizamos los primeros meses de gobierno de este año, sobre todo para desmentir algunos de los mitos que se escuchan por estos días. En un contexto en el que el gobierno no logra hacer despegar a la economía “por arriba”, todo tiende a empeorar “por abajo”. Veamos.

El ajuste social ya comienza a manifestarse con mayor agudeza en el empleo. Lo único que crece en la economía argentina es el trabajo “en negro” mal pago y el desempleo. La desocupación abierta aumentó durante el 1er trimestre de 2025 a 7,9%, cifra que, comparada en el 4to trimestre de 2024, supone un incremento de 1,5 puntos porcentuales. Evidentemente, hay mucha gente despedida de su trabajo, otro tanto que pierde su empleo por el cierre de empresas y otro tanto que antes no trabajaba y ahora se incorporó al mercado de trabajo en búsqueda de un empleo.

Los más afectados por los despidos y la destrucción de empleo son los trabajadores registrados. Según la información de la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social, entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 se redujo en -101.231 la cantidad de asalariados del sector privado; en -102.774 los empleados estatales; en -24.774 los que trabajan en casas particulares; y, en -398.186 el monotributo social (beneficiarios de planes sociales). Se trata de -500.960 personas expulsadas. Excluyendo a los beneficiarios de planes, estamos hablando de -229 mil personas que se quedaron sin empleo formal, mientras que, sólo se crearon 79 mil puestos de trabajo. Recientemente, con el cierre de Vialidad y el traspaso de sus funciones a la Gendarmería quedarían 3.000 personas en la calle.

La profundización de la precarización del empleo y el incremento del desempleo, junto con la presión del gobierno para evitar las paritarias por encima de la inflación, provocan un estancamiento y caída del salario, cuya evolución no llega al peor año del gobierno anterior, el 2023. Si observamos la evolución del índice salarial (INDEC) al mes de abril de 2025, el único ingreso laboral que crece en términos reales es el del sector no registrado. Ahora bien, su poder de compra resulta extremadamente bajo, pues cubre menos de la mitad del salario registrado privado y apenas alcanza para sobrevivir. Por su parte, en abril de 2025 comparado con noviembre de 2023, el índice del salario privado registrado se encuentra -1,2% por debajo; del salario del sector público, -15,5%; y, del salario promedio, un -6,3%. Pero, no son los únicos indicadores que muestran un descenso del poder de compra. La Remuneración Imponible de los Trabajadores Estables (RIPTE), es decir, los mejores pagos de la economía, también muestra una reducción (abril 2023 contra abril 2025 representa una caída del -7,2%).

Una de las consecuencias de la caída del poder de compra es la baja en el consumo. Hace unos días, el INDEC publicó el dato de consumo privado agregado el cual mostraba un incremento. Por otra parte, la evolución de las ventas en supermercados, mayoristas y centros de compra muestra una tendencia a la disminución durante todo el 2024 y lo que va de 2025. ¿Qué expresa esta disparidad en los indicadores de consumo? La agudización de la desigualdad social y la segregación en el consumo, es decir, que una escasa parte de la población puede comprar productos más caros y durables (motos y autos) y que la abrumadora mayoría de la clase obrera reduce la compra de bienes de primera necesidad (alimentos en supermercados).

Algún provocador insinuó que esa disminución de ventas en las góndolas se debía a la expansión de compras on line. Sin embargo, esta idea no cierra por ningún lado: nadie pide un kilo de papas por Pedidos Ya o Rappi. Lo cierto es que la evolución de ventas en supermercados, centros de compra y mayoristas entre abril de 2022 y abril de 2025 muestra un sistemático descenso. En estos días, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) señaló la caída en las ventas minoristas en el mes de junio, allí donde compra la fracción más pauperizada de la población.

Crece el desempleo, el salario no recupera y el consumo se reduce. Pero, al parecer, y a contramano de lo que sugiere el proceso anterior, la pobreza, según el gobierno, estaría disminuyendo. Un informe “oficial” mostraría una nueva reducción del porcentaje de personas pobres. Sin embargo, como hemos señalado en otras oportunidades, la medición de la pobreza por ingresos no sólo es cuestionable por el contenido de la canasta (se estima en base al consumo de una población muy vulnerable), sino también por su carácter extremadamente volátil en relación con la evolución de los precios. Un punto más o un punto menos de inflación y “saca” o “mete” a millones en la pobreza sin modificar sustantivamente las condiciones de vida.

Ahora bien, otros indicadores elaborados por el INDEC de menor variabilidad estarían mostrando una mayor degradación y empobrecimiento de la población. En este sentido, según datos del segundo semestre de 2024 comparados en los primeros dos semestres de 2023 el porcentaje de la población que no accede a ningún servicio o red pública no habría mejorado su situación (51%); tampoco la población que no accede a un sistema cloacal (30,7%). Otros indicadores mostrarían un empeoramiento de las condiciones de vida: entre el primer y segundo semestre de 2024 habría aumentado la población que habita a menos de tres cuadras de un basural (de 5,6% a 6,3%), la población que habita en zonas inundables (de 9,1% a 10,1%), los inquilinos (de 18,1% a 18,7%) y las personas que habitan en viviendas con saneamiento inadecuado (de 15% a 15,4%). Con la eliminación de la obra pública y del presupuesto en políticas de vivienda, este panorama probablemente empeore.

Suele escucharse en el mundo de los comunicadores y los analistas que apoyan las medidas del gobierno la idea de que “tenemos que hacer un esfuerzo”. Bien. A más de un año y medio de gobierno ahí está el esfuerzo de los jubilados, los médicos y el conjunto de los trabajadores sobre los cuales se descarga todo el ajuste. ¿Y todo para qué? Para seguir empobreciéndonos. Pero, más temprano que tarde, el descontento que genera la marcha de la economía se hace notar. La baja participación en las urnas durante estos meses es tan sólo una expresión de un desencanto que parece no tener techo por el momento. En este contexto, se hace cada vez más necesario un proyecto económico que supere todo el desastre provocado por los gobiernos anteriores y por el actual, que genere un crecimiento y desarrollo económico con bienestar social. Esto es posible de hacer, sin ajuste a la clase obrera.

*Por Nicolás Villanova (sociólogo, investigador del CEICS y miembro de Vía Socialista).

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