En Ramallo volvió a encenderse la pelea con Ternium-Siderar, la planta del grupo Techint que controla Paolo Rocca. A pesar de un 2025 donde la empresa juntó fortunas, la compañía se negó a pagar el aumento de la Tasa por Inspección de Seguridad e Higiene (TISH) y arrancó una nueva batalla judicial que dejó al municipio con recursos comprometidos.
Desde mayo, la firma cuestiona ante la Suprema Corte bonaerense la Ordenanza Fiscal Impositiva que fijó la suba del 70% y sostiene que el cálculo de la tasa —que se basa en la cantidad de empleados declarados, unos 2.850 obreros— resulta excesivo. En su presentación, el apoderado de la compañía aseguró que el incremento “carece de toda justificación económica, técnica o jurídica” y que vulnera “razonabilidad, proporcionalidad, legalidad y propiedad”.
El municipio de Ramallo informó que la TISH para este año equivale al 56,7% del salario de la categoría Profesional Clase I, lo que en el caso de Ternium supera los mil millones de pesos mensuales. La firma, sin embargo, solo aporta pagos parciales. Según datos oficiales, durante los primeros nueve meses del año su ganancia sumó 70.966 millones de pesos, pero la empresa consideró “inédita” la cifra exigida por el municipio y pagó apenas 464 millones de una cuota que superaba los 900.
El cruce no es nuevo. En 2017, durante la gestión del mismo intendente peronista, Mauro Poletti, Ternium-Siderar también buscó frenar la tasa por vía judicial. Ese expediente todavía sigue abierto, aunque la Justicia ya rechazó medidas cautelares y advirtió que la compañía nunca acreditó que la tasa afectara su capacidad contributiva ni que resultara confiscatoria.
Mientras tanto, el gobierno local decidió avanzar con un juicio de apremio por la deuda acumulada. Poletti explicó que “(Ternium-Siderar) nos está debiendo hoy poco más de 900 millones de pesos. Iniciamos el proceso de apremio para poder cobrar la deuda. Lo normal hubiese sido que se hubiesen enterado de que había un reclamo cuando estuvieran embargadas las cuentas. En el medio alguien les avisó antes de que se embargaran las cuentas, entonces la empresa se presentó y ofreció una caución y una cuenta donde depositar ese dinero hasta que se sustancie el proceso. Es decir, están los 900 y pico de millones ahí. Pero no los podemos tocar”.
El intendente volvió a apuntar contra el esquema tributario heredado de la gestión del PRO, que en su momento benefició a la siderúrgica. En marzo, durante un acto educativo, Poletti recordó: “Los vecinos pagaban un 80% de incremento de tasas promedio todos los años, mientras que las grandes empresas pagaban un 25 o 30%”.
En Ramallo señalan que la actitud de la compañía afecta directamente al financiamiento de áreas clave, porque casi un tercio de la TISH se destina a fondos municipales de vivienda, bomberos, obras públicas, programas sociales, salud, seguridad, educación, deporte y sustentabilidad ambiental. La falta de pago complica la caja cotidiana y vuelve a encender el debate sobre el poder que el holding mantiene en distintos gobiernos nacionales.
Mientras judicializa la tasa y administra pagos a su conveniencia, Rocca busca que la Justicia bonaerense le habilite una vía para seguir tributando menos, aun en años donde sus números vuelan. Para el municipio, la maniobra repite un patrón: ganancias récord arriba, resistencia a las obligaciones abajo. Una postal muy conocida en la región industrial del norte bonaerense.
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