Connell llora frente a la psicóloga, se tapa los ojos, la cara y en ningún momento, tiene la fuerza de verla a los ojos, tiene vergüenza. Pide perdón por estar llorando. Ella le dice que no se preocupe, que no hay necesidad de disculparse. Yo termino de ver el episodio y me pregunto qué es esto que siento en los pulmones. Es como si el pecho me quemara.
Normal People es una miniserie basada en la novela Sally Rooney, y cuenta la historia de amor entre Marianne (Daisy Edgar-Jones) y Connell (Paul Mescal) a través de los años. Desde el último año del colegio, hasta el final de sus días en la universidad. Hay algo en esta serie, lo que produce interiormente, que es casi imposible no sentirse identificado. Me refiero a la ansiedad, al autosabotearse. Consumir todo por miedo a que no se llegue a nada. Hablo de estar en la zona del amor y estar desacomodado, aislado de uno mismo. Es tan grande el sentimiento, que incomoda poder perderlo. Es cierto que la juventud es un divino tesoro, pero también puede ser una desgracia. Al igual que el amor.
A medida que suceden los capítulos, la vida de ellos pasa. Uno los ve pasar entre personas, esquivarse, y se es testigo, como espectador, de cómo el encuentro con una persona puede anestesiar la angustia que a veces genera estar vivo. Kafka le dijo esto a Milena Jesenskale en una carta “No solo te amo a vos. Es más lo que amo: amo la existencia que me das”.
Lo potente de la historia es el rol que tiene la clase y la cuestión social. El tener dinero y el no tenerlo. Entre Connell y Marianne existe una brecha económica que los persigue durante toda su relación. Connell ocupa la mayoría de su tiempo estudiando y trabajando, pensando en cómo sobrevivir. En cambio ella, no tiene ese ruido continuo dentro de su cabeza, no porque no empatice con eso, sino porque esa realidad le es ajena en su materialidad. Estas cosas se entremezclan con el amor y puede ser en este espacio donde sucede la identificación: saber que con amor no alcanza. Hay tantas otras cosas por la que preocuparse: Marianne sufre traumas de la infancia, relaciones violentas y Connell padece depresión, y un estoicismo que le hace estar indiferente entre personas y lugares. Algo tan triste como la certeza de que el amor no alcanza. Algo tan doloroso como aquello que esperamos de la vida nunca suceda, y algo tan desastroso como el miedo de volver a perder otra vez.
Bauman dice que las relaciones de nuestro tiempo son desechables comparadas con épocas anteriores, donde el otro muchas veces termina siendo solamente un objeto de deseo, y esto repercute en que los vínculos se desvanezcan. Lo que Bauman intenta decir, es que las relaciones están dadas en un sistema envuelto por la instantaneidad e injusticia. En ningún momento de la vida hay una certeza de estabilidad. Hoy lo determinante es la fugacidad y Normal People narra esta falta de certeza en medio de dos personajes que se aman. La serie va en contra del paradigma del autocuidado. Nos dice que es el amor, y su sentido más humano -el vínculo- lo que le da forma a la existencia. O mejor, es el amor lo que alivia el estar vivo.
¿No les pasa que hay poemas que los condenaron para siempre? A mí me pasó con este: “Un amor más allá del amor/ por encima del rito del vínculo/ más allá del juego siniestro/ de la soledad y la compañía/. Un amor para estar juntos/ o para no estarlo/. Un amor como abrir los ojos/. Y quizás también como cerrarlos”. El poema es de Roberto Juarroz, y ahora tengo la misma desesperación de estar condenado después de haber visto Normal People.
A medida que la serie avanzaba y terminaba, recordaba poemas. Como este de Susana Thénon que dice “Si te odiara/ el mundo no se inmutaría/: nunca el mundo se ensaña/ con los que odian/. En cambio te amo/ y todo es catástrofe alrededor/: las voces/, las manos/, los rostros/,todos quieren apedrearnos”. En lugar donde el dolor crece a cada rato hay un amor que te salva. ¿Cómo sobrevivir cuando el amor no alcanza? June Jordan -poeta norteamericana- nos dice esto: “¿cómo miramos/ a la cara/ a un hombre/ a una mujer/ compenetrados/ libres/ que todavía buscan/ el beso/ que no los sofoque? Sobrevivimos a nuestro amor/ porque seguimos amando”.
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