La manifestación, que se dirigió al anexo del Congreso, estuvo marcada por un operativo que incluyó el uso de gases lacrimógenos, vallados y la intervención de la Policía Motorizada.
Desde el mediodía, la zona del parlamento estuvo custodiada por la Policía Federal, la Gendarmería y la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), que impidieron la realización del tradicional semaforazo sobre Avenida Rivadavia. Pasadas las 16, la tensión escaló cuando efectivos de seguridad arrojaron gases lacrimógenos sobre los manifestantes. «Tiraron gas ahí, yo estaba sentado en el monumento. No molestaba a nadie. Y me vino el gas, me hizo toser mucho», relató Rubén, un jubilado de 77 años.
Los periodistas y fotógrafos que cubrían la protesta también fueron blanco de la represión. «Estábamos registrando con una cámara, estaban todos en la vereda y apuntaron directamente a los ojos, a mí me apuntaron a los ojos», denunció Matías en diálogo con C5N.

El principal reclamo de la movilización fue la restauración de la moratoria previsional, que dejó de estar vigente el pasado 23 de marzo. “Con la caída de la ley de moratoria nadie va a poder jubilarse”, advirtió el Plenario de Trabajadores Jubilados en un comunicado.
Entre los dirigentes políticos que se solidarizaron con la protesta estuvo la diputada del Frente de Izquierda Vanina Biasi, quien denunció la militarización del Congreso. “Ni con este Estado policial van a quebrar la lucha de los jubilados, el pueblo está con ellos. Fuera Bullrich”, escribió en sus redes sociales.
Con un despliegue que superó en número a los propios manifestantes, las fuerzas de seguridad aplicaron el protocolo antipiquetes y obligaron a los jubilados a replegarse en la Plaza de los Dos Congresos. «Nosotros no agredimos, ellos no tienen por qué agredir. Tienen que respetar. Aguante la democracia, porque si no vamos a hacer rebelión», expresó una jubilada de 81 años, que marchaba junto a su esposo de 88.
Jorge, otro manifestante, comparó la represión con tiempos oscuros de la historia argentina: “Esto es una vergüenza, esto es otra forma de la dictadura. Todos con escudos, es una vergüenza. Esto es lo peor que se está viviendo”.
En medio de los incidentes, un efectivo de la Policía Federal golpeó a un fotógrafo con su motocicleta. Para las siete de la tarde, se sumó Prefectura, que reforzó el cerco y redujo aún más el espacio de los manifestantes, que terminaron acorralados en la vereda.
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