Mientras el Gobierno exhibe la llegada de los F-16 como uno de los hitos más rutilantes de la agenda militar, crecen las comparaciones incómodas. En Europa, Países Bajos transfirió a Rumania 18 F-16 por apenas 1 euro, un monto simbólico que solo exigió que Bucarest cubra los 21 millones de euros vinculados al traslado y al soporte logístico. Ese dato reabrió el debate local sobre los 300 millones de dólares que destinó la administración de Javier Milei para quedarse con los cazas daneses.
La efervescencia oficial por los nuevos aviones contrasta con un informe interno de la Fuerza Aérea, difundido por LPO, que describió un escenario crítico: “no hay capacidad técnica para mantener pistas y hangares”, un diagnóstico que menciona maquinaria obsoleta, equipos deteriorados y limitaciones para operar en Malvinas. Un militar que participó de aquel relevamiento incluso resumió la situación así: «Si tuviéramos los 24 aviones se los podría hacer volar dos horas a cada uno en el año».
La comparación con el caso rumano generó más ruido aún porque el propio sitio especializado InfoDefensa explicó que Europa se desprende de los F-16 mientras migra hacia el F-35. En ese proceso, distintos países empezaron a entregar aeronaves viejas por valores simbólicos, como ocurrió cuando Alemania cedió sus MiG-29 a Polonia “por 1 euro”, antes de que esos cazas terminaran en Ucrania.

El movimiento de los F-16 en Europa también alimenta especulaciones: en Rumania funciona la Escuela Europea de Formación de Pilotos, por lo que varios analistas sostienen que los aviones servirán como plataforma de entrenamiento de la OTAN. Otros creen que terminarán desarmados en forma de repuestos o, directamente, como una triangulación hacia Ucrania. Un oficial argentino que sigue el tema lo expresó sin rodeos: «Existe la posibilidad de que haya una triangulación para que los aviones lleguen a Ucrania como donación».
El mismo artículo de InfoDefensa contextualiza el cuadro político-militar: “la cesión se produce en un momento en que la OTAN refuerza su postura en el flanco oriental ante la agresión rusa a Ucrania. Rumania ya participa activamente en operaciones de policía aérea aliada y vigilancia marítima, y ahora amplía su dimensión como plataforma de formación aérea”. Ese reposicionamiento europeo deja a los F-16 como un sistema en retirada en el continente. España y otros países ya encaran la mudanza hacia el F-35.
En la Argentina, la discusión también pasa por las limitaciones operativas del material adquirido. Fuentes militares sostienen que Londres exigió que los cazas destinados al país no incluyan radares capaces de monitorear el espacio aéreo de Malvinas. Eso motivó malestar puertas adentro y reavivó el debate sobre la utilidad real de la inversión.
Otro especialista consultado por LPO amplió la preocupación operativa: «Oficialmente se dice que los aviones no estarán artillados y se usarán para entrenamiento de pilotos en Rumania. Se comprarán municiones a los americanos por 360 millones, pero ellos las retienen y las entregan a pedido, dependiendo del conflicto». Al final de la charla agregó una advertencia que resume el clima general: «Se sospecha que la operación podría ser una triangulación hacia Ucrania, lo cual se confirmará pronto. Es decir, Europa se está deshaciendo de los F-16, lo que plantea dudas sobre para quién se entrenarán pilotos. España y otros países están migrando al F-35».
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