La CGT marchará contra la quita de derechos de Milei

La CGT cerró ayer una discusión interna que venía cargada de tensiones y resolvió lanzar una movilización masiva el 18 de diciembre, justo cuando el Gobierno empuja una reforma laboral que encendió alarmas en todo el mapa sindical. El mensaje de la conducción fue directo: “Confirmado, marcha el 18/12 al Congreso. Masiva movilización abierta a toda la sociedad”, transmitieron a El Destape desde la central obrera.

La mesa chica habló de un “plan de lucha” que se configuró sobre tres frentes: presión en el Congreso, presencia sostenida en la calle y una ofensiva en la Justicia contra el proyecto libertario. Cerca de los dirigentes resumían el clima con una frase que circuló en los pasillos: “Se pintaron la cara”.

Desde la CGT remarcan que la convocatoria surge como una “reacción” directa al contenido de la iniciativa que Milei pretende llevar a extraordinarias. Aseguran que la protesta no se levanta ni aunque el expediente no entre en la agenda de fin de año: la prioridad es evitar que el oficialismo fuerce su aprobación en estas semanas. Para la cúpula sindical, “es clave” que la reforma “no pase” y quede postergada para el período ordinario. Uno de los dirigentes sintetizó el escenario parlamentario: “No le dan los tiempos. No va a pasar”

La interna también se movió al ritmo de esas tensiones. En la previa, un dirigente anticipó que habría “rosca de palacio, pero también de calle”, frase que expuso el choque entre el ala moderada —que empuja una estrategia política más tradicional— y los sectores que reclaman señales más duras en la calle. Incluso desde el entorno de los triunviros advertían que, después del encuentro, llegaría un “silencio de radio”, para no escalar la confrontación mientras el proyecto empieza a circular en el Congreso.

Antes de la reunión de la CGT, los triunviros Jorge Sola, Cristian Jerónimo y Octavio Argüello, junto con Gerardo Martínez (UOCRA), tuvieron una charla con el bloque peronista en el Senado. Allí escucharon el compromiso de rechazar cualquier avance del oficialismo. Participaron José Mayans, Mariano Recalde, Alicia Kirchner, Jorge Capitanich y Martín Soria, además de los diputados Vanesa Siley y Hugo Yasky. Todos coincidieron en que cualquier reforma debe discutirse en el marco de las convenciones colectivas y no bajo un diseño unilateral del Ejecutivo.

La llamada “Ley de Modernización Laboral” avanza sobre uno de los puntos que más irritación genera en la CGT: los aportes sindicales. El borrador del Gobierno plantea que las retenciones de cuotas solidarias y otros pagos obligatorios solo podrán realizarse con consentimiento expreso de cada trabajador. También indica que los empleadores actuarán como agentes de retención únicamente si hay conformidad explícita del empleado, un acuerdo con el sindicato y una autorización de la Secretaría de Trabajo.

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