27 de julio de 2024

Columna de opinión

Histórico: los elefantes fueron declarados «personas no humanas» por la Justicia

Por Alejandra García *

Recuerdo cuando era una nena y escuché de una maestra un problema de lógica (lógica antropocentrista, como veremos). Ella quería hacernos razonar y nos planteó que Don Juan tenía una gallina que vivía en su campo; un día la gallina caminando se pasó al campo de su vecino, Don Pedro. Y empezó un conflicto vecinal: Don Pedro sostenía que el huevo era de él porque estaba en su campo, mientras Don Juan lo reclamaba porque lo había puesto su gallina. Hubo discusión en clase sobre quién tenía razón de los dos… Sin embargo, con el tiempo, este problema de lógica se volvió obsoleto porque no tenía en cuenta a la protagonista de esta historia: la gallina. Con el pensamiento antropocéntrico que nos domina, nadie planteó que el huevo no era ni de Don Juan ni de Don Pedro: era de la gallina. Una gallina que, obviamente, no tiene en cuenta los límites marcados por alambradas, tranqueras y, muchísimo meno,s por los límites políticos marcados por los hombres tras conflictos, negociaciones e incluso la violencia siempre injusta de las guerras.

Si observamos a otras especies, por ejemplo aquellas que son migratorias, estos límites políticos humanos son aún más inexistentes. Inexistentes porque, como expresa Joaquin Phoenix en el documental “Earthlings”, los animales son sus propias naciones. Y es evidente que los hemos colonizado. ¿Podía entender la gallina que existía un Don Pedro, un Don Juan, un límite entre ambos? ¿O simplemente razonó que poner el huevo necesitaba tal vez de un escondite mejor y que lo tenía a alcance de su vista? ¿Pueden los elefantes de especies asiáticas o africanas reconocerse como congoleses, namibios, tailandeses o argentinos? Evidentemente no, pero los humanos tienden a hacerlo porque no podemos muchas veces desprendernos de nuestra cultura colonialista. Tal como lo hacemos con los pueblos originarios, con hermanos de otros países de nuestra región… Tendemos a perpetrar una política injusta, negacionista, arcaica y colonial.

La Justicia Federal determinó que los elefantes son personas no humanas

Un ejemplo claro de esto con respecto a las demás especies lo vemos en los zoológicos, esos espacios que tienen su origen en el colonialismo y que perpetúan este pensamiento hasta nuestros días. Hasta no hace mucho se exhibían en zoos europeos a mapuches, a pigmeos y miembros de otros pueblos originarios; una forma de mostrar hasta donde llegaba el poder de esas naciones que sometían a otras robándoles sus riquezas culturales, naturales y humanas. Extractivismo en su máximo esplendor y que muestra la rémora de ese pasado exhibiendo tras las jaulas a seres de otras naciones, no las delimitadas por nuestros mapas, sino de naciones que negamos y no entendemos ni ganas tenemos de hacerlo.

Un caso paradigmático, sin embargo, sucede en nuestro país. País con un pasado colonial y que lucha cada día para librarse de otras formas de sometimiento: el económico que cada día nos recuerda que hay un FMI al que nos han hipotecado para los próximos 100 años, el cultural cuando nos quieren hacer creer que no podemos, que somos fallidos, que si nos vamos a un pueblo perdido del mundo a vender empanadas vamos a triunfar en la vida. Ese país que ven algunos mientras otros vemos una constante ampliación de derechos sociales que nos hacen mejores: la ley del aborto, la del matrimonio homosexual, la de identidad trans, la AUH y tantas otras decisiones que traspasaron del reclamo social hasta llegar a la política y, desde allí, al tejido legislativo que regula nuestra convivencia.

Estas decisiones comienzan a alcanzar a otras especies, reconociendo mediante sentencias judiciales derechos que nunca les debieron haber sido negados. Tal es el caso de la chimpancé Cecilia (quien estaba encerrada en el zoo de Mendoza, hoy en proceso de reconversión a Ecoparque) a la que le fue otorgado el primer Habeas Corpus en nuestro país permitiendo que hoy viva en condiciones dignas en un santuario de Brasil; también con la orangutana Sandra, quien desde el Ecoparque Buenos Aires fue trasladada a un santuario en Florida especializado en esta especie tras haber sido declarada “persona no humana” por mi querida Jueza Helena Liberatori. Es cierto, un santuario no es la libertad, sigue siendo un entorno controlado, pero al haber vivido encerradas toda su vida no pudieron recibir como herencia cultural las enseñanzas de sus familias que les habrían educado para vivir en su estado salvaje. Y es que no debemos olvidar que los zoos son el problema y los santuarios la solución, hasta que llegue el día en que se erradique para siempre la cruel cautividad y podamos superar la lógica colonial.

Se amplió la consideración de los derechos como ya pasó con la orangutana Sandra declarada como persona no humana y la chimpancé Cecilia, la primera en obtener un Habeas Corpus

Esta semana la Justicia de nuestro país volvió a ampliar derechos, volvió a recordarnos que no somos el ombligo del mundo, que nuestra especie no tiene la exclusividad ni la potestad de cosificar a los animales clasificándolos –como muchas veces se hace- como “patrimonio”, como parte de una “colección”, o incluso poniéndoles valor monetario tal como se hacía y lamentablemente aún se hace con los humanos a los que se usa esclavizándolos. La Justicia Federal de Mendoza ha reafirmado que teníamos razón, que enviar a los elefantes cautivos en nuestro país al Santuario de Elefantes Brasil es la opción más ética y adecuada para ellos, y más importante aún, determinó en su fallo que los elefantes son personas no humanas.

Es así como las elefantas asiáticas Pocha y Guillermina –madre e hija-, y el macho Tamy del mismo grupo familiar, así como Kenya, elefanta africana, todos ellos residentes en el Ecoparque Mendoza, ven ampliados sus derechos; y por transición también Cuqui y Pupi, las africanas que aún viven en el Ecoparque Buenos Aires. Un grupo de seis gigantes que pronto podrán viajar hacia el que será su hogar definitivo, el Santuario de Elefantes Brasil, donde les espera un equipo de personas que han dedicado su vida a rescatar elefantes, a entenderles, a respetarles, a devolverles aquello que a puro colonialismo nuestra especie les quitó: su alma de elefantes.

Hoy el mundo es mejor, para personas humanas y no humanas, porque somos mejores cuando los derechos son reconocidos, inclusivos… si, también para las otras especies con las que compartimos nuestro frágil planeta.

* Alejandra García es representante de Fundación Franz Weber en Argentina, directora de Santuario Equidad, coordinadora de la campaña Proyecto ELE (Estrategia para la Liberación de Elefantes) y activista vegana.

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