Beatriz Blanco, la jubilada de 81 años que fue violentamente reprimida por la Policía Federal durante la manifestación frente al Congreso, presentó una denuncia penal contra la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. La acusa de «lesiones agravadas», junto al responsable del operativo y a dos agentes no identificados. La mujer, que cayó al suelo tras recibir un golpe policial y se golpeó la cabeza, aseguró que volverá a movilizarse el próximo miércoles.
«Es mentira lo que dijo Bullrich de que le pegué diez palazos al policía, yo ni lo toqué», declaró Blanco a Página/12, desmintiendo las acusaciones de la funcionaria. Según explicó, se acercó a hablar con los efectivos porque, debido a los cascos que usan, no escuchan bien lo que la gente les dice.
La agresión dejó a Blanco con un fuerte golpe en la cabeza, algo especialmente preocupante debido a su condición de salud: «Me lastimé mucho la cabeza, en la zona de la sien. Ya estoy mejor, pero yo soy epiléptica, me pudo haber pasado cualquier cosa». Además, expresó su angustia por la grave situación del fotógrafo Pablo Grillo, quien sigue internado tras recibir el impacto de una granada de gas en la cabeza.
«Las patoteras», la respuesta a Bullrich
La ministra Bullrich no solo justificó la represión sino que calificó a Blanco de «patotera», acusándola de haber atacado a un policía. En respuesta, la jubilada ironizó sobre la acusación y anticipó una acción simbólica para la próxima marcha: «Vamos a protestar todas las semanas y vamos a seguir yendo. Y para Bullrich, que dice que soy una patotera, le estamos preparando una bandera para el próximo miércoles que diga: ‘Las patoteras'».
Blanco relató que su costumbre en las marchas es acercarse a los efectivos de seguridad para interpelarlos sobre su rol en la represión: «Les pregunto si ellos no tienen madres, padres o abuelos, si no tienen sensibilidad».
La denuncia y el rol de Bullrich en la represión
El abogado de Blanco, Adrián Albor, explicó que la denuncia apunta a los agentes que la atacaron, pero también a la ministra y a los responsables del operativo como autores mediatos del hecho. «Esto trasciende todos los estándares en materia de derechos humanos», afirmó en diálogo con AM750, y advirtió que la represión en Argentina podría derivar en responsabilidades internacionales para el país.
También recordó cómo Bullrich modificó las normativas para evitar que los efectivos sean identificados. «Cuando se creó el Ministerio de Seguridad con Nilda Garré, los policías debían estar identificados todo el tiempo, tanto con uniformes como con el nombre. Cuando Bullrich lanza el protocolo contra la protesta social, lo primero que hace es eliminar del pecho el nombre de los policías», explicó.
Sobre la agresión a Blanco, detalló que sufrió gases lacrimógenos en los ojos y un golpe en la cabeza con un bastón policial, antes de caer y golpearse contra el suelo. «Estuvimos analizando la calificación de los hechos y pasó por nuestra mente la posibilidad de hablar de tentativa de homicidio. Hemos sido conservadores y por ahora lo estamos calificando como lesiones agravadas por ser cometidas por un policía en el ejercicio de su función».
El documento presentado por la querella subraya que el gobierno está utilizando el aparato represivo del Estado para sostener su plan de ajuste. «Como en los momentos más aciagos de nuestra historia, desde el Poder Ejecutivo se ha montado un Programa de Miseria Planificada cuya consecuencia natural es la protesta social», señala el escrito. Además, advierte que Bullrich es responsable de ordenar represiones ilegales y que no se puede alegar «obediencia debida» para justificar los abusos de la fuerza.
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