25 de agosto de 2025

En épocas de motosierra, aumentan los casos de depresión y ansiedad

Un deterioro silencioso que golpea a mujeres, jóvenes y sectores empobrecidos.

En un contexto donde el Gobierno nacional decide pasar la motosierra en el área de salud —como ocurre con el desfinanciamiento al Hospital Bonaparte—, los problemas emocionales se multiplican. De acuerdo con un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), en 2024 un 28,1% de la población adulta expresó padecer síntomas vinculados a la ansiedad o la depresión. La cifra contrasta con el 18,4% que se registraba en 2010 y refleja un salto de diez puntos porcentuales en apenas catorce años.

El seguimiento realizado entre 2022 y 2024 permitió ver cómo evolucionó este malestar. El 58% de las personas se mantuvo sin síntomas, pero el 18% empeoró su estado en el último año, mientras que un 12% mostró un patrón intermitente y un 5% cargó con malestar persistente durante los tres años evaluados. En total, dos de cada diez adultos vieron un deterioro abrupto de su bienestar psicológico.

“Estos datos deben ser considerados como una señal de alerta para incorporar la salud mental como una dimensión central del bienestar social en Argentina”, remarcaron los investigadores del ODSA-UCA.

Factores de riesgo y desigualdad social

El informe identificó determinantes claros que hacen más probable la aparición de cuadros ansiosos y depresivos: ser mujer, atravesar enfermedades crónicas, estar sin trabajo o vivir en condiciones de precariedad. A eso se suma un perfil de alta vulnerabilidad que combina vejez, problemas de salud y empleos informales o inestables.

Especialistas advierten que estas variables sociales no solo disparan el malestar sino que lo profundizan, en un contexto de ajuste económico que limita el acceso a dispositivos de contención.

Niñez y adolescencia, las más expuestas

El recorte en políticas públicas de salud mental golpea con fuerza a niñas, niños y adolescentes. El retroceso presupuestario dejó a miles sin contención, y según la psicóloga Julieta Calmels, Subsecretaria de Salud Mental, Consumos problemáticos y Violencias de la provincia de Buenos Aires, los números son alarmantes.

Entre 2019 y 2024, las internaciones por motivos de salud mental en territorio bonaerense treparon de 18 mil a 46.785 al año, lo que representa un incremento del 68,9%. A nivel nacional, la funcionaria anticipó que 2025 cerrará con un 77% más de internaciones y un 134% de aumento en consultas ambulatorias.

El impacto sobre las infancias y juventudes es directo. En la provincia de Buenos Aires, la proporción de internaciones de este grupo pasó del 9 al 13% del total en los últimos años. Miles de chicos y chicas atraviesan crisis graves mientras el sistema público se ve sobrecargado por el éxodo desde prepagas y obras sociales, que empujó la demanda de hospitales y centros comunitarios hasta un 20% más.

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