2 de diciembre de 2025

El Playón de La Boca, bajo amenaza inmobiliaria

Un terreno popular del barrio porteño de La Boca, conocido como “El Playón”, donde generaciones de chicos crecieron con el fútbol en la calle, hoy enfrenta la posibilidad de ser desalojado. La presión inmobiliaria, impulsada por la revalorización de la ribera porteña tras la recuperación del Riachuelo y la expansión turística, se abre paso sobre un espacio colectivo que funcionó durante décadas como espacio de recreación, deporte y encuentro comunitario.

El predio está ubicado en la esquina de Araoz de Lamadrid y Del Valle Iberlucea, a pocas cuadras de La Bombonera y muy cerca del Riachuelo. Según vecinos y organizaciones barriales, ese espacio nunca fue pensado como un terreno a urbanizar, sino como un lugar de pertenencia comunitaria: “Allí juegan los pibes del barrio”, afirma la nota original de Tiempo Argentino.

Durante más de cuarenta años el predio albergó lo que en su momento fue un conventillo, que terminó destruido por un incendio, explicó el diario. Desde entonces, la comunidad se apropió del terreno, lo mantuvo limpio, iluminado, lo transformó en un espacio público y lo convirtió en el corazón de actividades deportivas, sociales y culturales. Murgas, murales, campeonatos de fútbol, actividades recreativas, trabajo comunitario: todo ese entramado convivía allí bajo un lema simple pero poderoso: “La Boca es de quienes la habitan”.

Ahora ese espacio corre riesgo. El problema ya no es la precariedad, la falta de infraestructura o el abandono: es la gentrificación. Un fenómeno urbano en el que el valor del suelo, la atracción turística y los negocios inmobiliarios del jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, se imponen sobre la memoria y la vida barrial.

El Playón, dicen los vecinos, corre el riesgo de ser sacrificado en nombre del negocio inmobiliario. Las señales aparecen en la revalorización de la ribera porteña, en los proyectos inmobiliarios que avanzan sobre terrenos antes populares, y en la lógica de reconversión urbanística que transforma suelos de valor social en objetos para el lucro.

Para las familias del barrio, la expulsión de este espacio no significa solo la pérdida de un terreno: implica la pérdida de una identidad, de una historia, de un legado comunitario. Por eso reclaman una mesa de diálogo con el Gobierno de la Ciudad. Piden que se respete su derecho a la vivienda, al juego, al encuentro. Piden que no los echen de su propia casa.

Las advertencias no vienen solo de los vecinos: organizaciones de derechos urbanos, abogados y expertos en vivienda denuncian que la transformación de barrios como La Boca en “áreas de renta” suele culminar en expulsión de sus pobladores originales. Se trata de un patrón: cuando los mismos que vivían en un barrio lo convierten en un “objeto de negocio”, terminan siendo los primeros en ser desplazados.

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