El Gobierno anunció que desde este martes y hasta el 31 de octubre no habrá retenciones para la soja, el maíz ni otros granos. La medida, formalizada a través del Decreto 682/2025, busca sumar divisas y calmar el frente cambiario en plena campaña electoral. Sin embargo, economistas y dirigentes rurales advierten que el efecto puede ser limitado y con riesgos para la inflación y las cuentas públicas.
“La vieja política busca generar incertidumbre para boicotear el programa de gobierno. Al hacerlo castigan a los argentinos: no lo vamos a permitir. Por eso, y con el objetivo de generar mayor oferta de dólares durante este período, hasta el 31 de octubre habrá retenciones cero para todos los granos”, explicó el vocero presidencial Manuel Adorni en redes sociales.
El decreto puso un techo de 7.000 millones de dólares en liquidaciones y abarca tanto a los granos en bruto como a derivados, incluido el aceite de soja. Según estimaciones privadas, todavía quedan sin vender cerca de 10.800 millones de dólares entre soja y maíz.
Reacciones divididas en el sector
La noticia tomó por sorpresa incluso a dirigentes de peso. Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural, se enteró al aire en una entrevista radial. Más tarde, junto a otros referentes, fue citado por Luis Caputo al Ministerio de Economía para conocer detalles.
Desde CIARA-CEC celebraron la decisión: “Apoyamos toda medida que implique eliminar las retenciones aunque sean temporales”, dijo Gustavo Idigoras. Pino coincidió en que la medida es “positiva”, pero advirtió que “las medidas temporales no son del todo justas”.
En cambio, la Federación Agraria mostró un perfil crítico. Su presidenta, Andrea Sarnari, señaló: “Las medidas de carácter transitorio no benefician al sector productivo, no nos dan esa previsibilidad que los productores necesitamos al momento de encarar una inversión para una próxima cosecha”. También subrayó que “los productores sobre todo de pequeña y mediana escala, ya hemos vendido todos nuestros granos”.
Especulación y expectativas
El Gobierno sabe que no se liquidará todo el stock disponible. Javier Preciado Patiño, de la consultora agro RIA, explicó: “Es un stock que es para todo el segundo semestre, que va de octubre a marzo en el caso de la soja. Vos deberías comprar en treinta días todo lo que vas a procesar en seis meses. Financieramente, no tiene sentido”.
El analista agregó que la decisión de los productores dependerá de dos factores: una eventual suba internacional de la soja y, sobre todo, la expectativa de una devaluación después de las elecciones.
Golpe al fisco y a los precios
Los cálculos preliminares hablan de un costo fiscal superior a los 1.000 millones de dólares, cifra sensible para una administración que presentó un Presupuesto con déficit cero y que hace pocos días vetó leyes por comprometer el superávit.
La preocupación más fuerte pasa por la inflación. A la mayor cantidad de pesos circulando se suma la posibilidad de que los alimentos se encarezcan en el mercado interno. “Los productores de carne y lácteos seguramente van a sentir un cimbronazo en el costo que tiene el alimento para los animales”, advirtió Sarnari.
Así, el intento de Milei y Caputo de ganar aire en el mercado cambiario hasta los comicios abre un nuevo frente: el riesgo de más inflación y menos recaudación en un contexto ya crítico.
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