El Gobierno de Javier Milei publicó el Decreto 771/2025, que mantiene sin modificaciones el bono para jubilados en $70.000, monto que se aplica desde marzo de 2024. La decisión llega en medio de una profunda crisis económica y consolida una pérdida de ingresos significativa para uno de los sectores más golpeados por el ajuste libertario.
De acuerdo con un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), el congelamiento del bono implica una pérdida mensual de $103.407 por persona. Según los cálculos del organismo, “si se hubiera actualizado con el mismo criterio del haber, el bono debería ser en noviembre de $173.407”. En cambio, el Ejecutivo decidió sostenerlo en el mismo valor nominal durante más de un año y medio.
La jubilación mínima apenas supera los $400 mil
El documento del Cepa advierte que desde marzo de 2024 las jubilaciones subieron 148%, mientras que el bono permaneció sin cambios. “Aunque Milei insista en que las jubilaciones mejoraron, los datos muestran que en el trimestre sep/novi 2025, las jubilaciones con bono —que percibe más del 60% de los jubilados— serán 16,1% inferiores al nivel registrado en el último trimestre del gobierno anterior”, señaló el centro de estudios.

En noviembre, la jubilación mínima quedará en $403.052, considerando el bono, ya que el haber inicial para el mes se fijó en $333.052, tras un incremento del 2,01% determinado por la inflación de septiembre. Sin el refuerzo, la pérdida real es aún más pronunciada.
Un ajuste sostenido sobre los que menos tienen
Para los jubilados que cobren más de $333.052 pero menos de $403.052, el bono extraordinario cubrirá la diferencia hasta alcanzar ese monto máximo. El esquema vuelve a dejar fuera a quienes superen ese umbral, profundizando la brecha entre quienes perciben haberes bajos y quienes, aunque no alcanzan ingresos altos, no califican para el refuerzo.

La política previsional del Gobierno, que mantiene congelado un bono clave para la subsistencia de millones de adultos mayores, se convierte así en una de las expresiones más concretas del ajuste fiscal. Mientras tanto, la inflación y el encarecimiento de los alimentos licúan cada vez más los ingresos de los jubilados, quienes ven cómo su poder de compra retrocede mes a mes.
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