El gobierno de Javier Milei recibió una señal clara desde Washington: antes de que se firme el paquete de rescate financiero, la administración de Donald Trump ya presiona para modificar la política comercial argentina. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, adelantó que trabajan con Buenos Aires para restituir las retenciones luego del 31 de octubre, lo que aceleró la presión sobre los exportadores.
«Estamos trabajando con el gobierno argentino para poner fin a las exenciones fiscales para los productores de materias primas que conviertan divisas», expresó el funcionario en su cuenta de X. El mensaje se interpretó como una advertencia de que Estados Unidos no avala la eliminación de los derechos de exportación, medida que llevaba apenas un día en vigencia.
En el sector agropecuario la lectura fue inmediata: la “tregua fiscal” tiene fecha de vencimiento y los productores deberán decidir si liquidan ahora o si apuestan a una devaluación futura en caso de que el oficialismo pierda poder político. La exigencia, explican, busca reforzar el ingreso de dólares en el corto plazo, aunque bajo el condicionamiento de que el paquete financiero norteamericano traiga consigo reglas estrictas.
La disputa con China detrás del reclamo
El pedido también se enmarca en la tensión comercial entre Washington y Pekín. Con la baja temporaria de retenciones, Argentina se volvió un proveedor atractivo para China, que reservó cerca de 20 buques con más de un millón de toneladas de soja. El gigante asiático dejó de comprar grano estadounidense por el arancel del 50% y redirigió su interés al mercado local.
Para la Casa Blanca, este escenario abre una “ventana” que no está dispuesta a sostener. La presión sobre Milei apunta entonces a cerrar el acceso preferencial que ganó China en las últimas semanas.
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