7 de septiembre de 2024

Crónica de una crisis anunciada: endeudamiento y fuga

Por Yanina Belén Fernández.-

La restricción externa por la falta de dólares en la economía argentina ha permanecido como un rasgo estructural de la macroeconomía a lo largo de los años, tras 40 años de fuga de capitales la cifra supera los 360.000 millones de dólares. A la escases de divisas, se le suma el escaso nivel de productividad de nuestra industria por la pérdida de rentabilidad ante el sector financiero, ante este escenario, más las corridas cambiarias y las políticas económicas de tinte liberal que se implementaron desde 1976, las crisis de Stop & Go a las que se enfrenta el país han ido incrementándose.

En lo que va del 2023, el tipo de cambio del dólar informal acumula una suba de más del 30%, generando así una disparada en los precios de la canasta básica, que se vio reflejada en la inflación del mes de abril la cual ha sido del 8,4%, acumulando una variación interanual del 108,8%.

Esta relación directa el tipo de cambio y los precios domésticos es algo que afecta nuestra economía desde tiempos históricos, la falta de divisas consecuente del endeudamiento y la fuga, es algo que nos hace recaer en estas espirales inflacionarias.

1976-2019: Restricción externa, fuga de divisas e inflación cambiaria.

La fuga de capitales suele ser una herramienta desestabilizadora, ya que se trata de la dolarización de la economía debido a la compra de moneda extranjera, se gire o no al exterior, son divisas que quedan fuera del sistema financiero, esto es lo que lleva a la economía a caer en una espiral inflacionaria, entre el incremento de expectativas devaluatorias y la pérdida del poder adquisitivo por parte del sector trabajador.

Este fenómeno nunca se ha detenido desde la década del 70, sin importar el gobierno de turno ni el modelo económico que se haya implementado, la fuga de divisas ha sido creciente. La fuga junto con la economía bimonetaria son causantes de las crisis constantes en las que recae el país.

La ultima dictadura cívico militar logró instalar un modelo económico neoliberal, junto a delitos de lesa humanidad donde se desaparecieron 30.000 compañeros/as, se benefició al sector financiero, con una distribución del ingreso regresiva y de gran concentración económica, este tipo de modelos económicos utiliza como vía de crecimiento el endeudamiento externo y la valorización financiera, desfinanciando la industria nacional y de esta manera obligando al mercado de trabajo a expulsar empleados, aumentando así el desempleo y las formas de flexibilización laboral, lo que trae consigo una pérdida del poder de negociación del sector trabajador, mediante el adoctrinamiento económico.

La fuga de capitales que se logra desde 1978, se relaciona de manera directa con el proceso de valorización financiera con base en el endeudamiento externo. Este proceso fue consolidado gracias a la Reforma Financiera instalada mediante la ley 21.526, con la cual se descentralizaban los depósitos y se liberaba la tasas de interés. Junto con esta ley, se llevó a cabo una apertura comercial del mercado de bienes y de capitales que ademas estableció la denominada “Tablita cambiaria”. La deuda externa en este periodo pasó de 12.000 Millones USD en 1978 a 43.000 Millones USD en 1982.

Con la llegada de la democracia, tras el gobierno de Raúl Alfonsín, un periodo hiperinflacionario con un creciente traslado de ingresos de los sectores populares a los sectores financieros y el pueblo trabajador diezmado por el ajuste y la pérdida de poder adquisitivo, llega la Convertibilidad de la mano del Menemismo.

Durante la década de 1990, el modelo de valorización financiera logró profundizarse, junto las privatizaciones de empresas nacionales, se implementó la ley de Convertibilidad que estableció la paridad cambiaria del conocido 1 a 1. Junto a esta medida, se vio incrementada la tasa de dolarización del sistema financiero como el endeudamiento externo.

Fuga de capitales, método residual de balance de pagos (Barrera, Bona, 2018)

Desde 2001 a la actualidad, la fuga no ha cesado, pero el origen se ha visto modificado, ya que entre 2003-2015 se logró instalar un modelo económico diferente, el justicialista. Este modelo tiene como objetivo beneficiar a la clase trabajadora y el empresariado mercadointernista, de esta manera lograr una distribución progresiva del ingreso, junto a un proceso de industrialización con salarios altos y una captación de rentas extraordinarias. El modelo justicialista busca de esta manera la inserción internacional de una manera soberana, manteniendo la independencia económica sin endeudamiento externo.

En el periodo 2003-2015, gracias a las políticas públicas llevadas a cabo por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, se lograron crear más de 5 millones de puestos de trabajo, donde la apertura de pequeñas y medianas empresas cumplieron un rol importante en el crecimiento económico de esos años. En contra punto, durante la presidencia de Mauricio Macri, según datos oficiales de AFIP, cerraron 24.537 pequeñas y medianas empresas (PyMes). Esto significó una reducción en la cantidad de empleo formal y en los ingresos fiscales relacionados a las contribuciones patronales a la  seguridad social en nuestro país.

Entre 2003-2011, las tasas de interés real fueron negativas, el endeudamiento externo se detuvo luego del default del 2001 y los dólares que el país obtenía provenían del superávit comercial, logrado por las elevadas exportaciones agrícolas y las mayores exportaciones de manufacturas.

Es importante mencionar, que Argentina es parte de los países exportadores primarios que se encuentra en proceso de industrialización con una estructura productiva desequilibrada. Este tipo de estructura está compuesta por dos sectores económicos con diferentes niveles de precios. Por un lado el sector agropecuario que trabaja a precios internacionales y por el otro el sector industrial, que opera con un nivel de precios y costos superior a los del resto del mundo. Esto provoca que nuestra industria dependa directamente de las divisas que ingresa el sector primario, a diferencia de lo que suele pasar en los países industrializados que poseen una industria autofinanciada. De esta manera estamos limitados a los dólares que obtiene el agro, y sucesos como la sequía que vive el sector, provocan pérdidas significativas de gran impacto económico, en lo que va del año Argentina perdió 20.000 millones de dólares.

La divergencia entre el crecimiento del sector industrial y el agropecuario es una de las principales responsables de las crisis de balanza de pagos de nuestra economía. Cuando comenzamos a crecer, la expansión del sector industrial provoca la necesidad de aumentar sus importaciones, hasta que nos encontramos con un techo en nuestro crecimiento, dado que los dólares comienzan a agotarse y esto forja la devaluación de la moneda. Ante el aumento del tipo de cambio, los precios aumentan y esto es a lo que se llama inflación cambiaria. Este tipo de inflación, más la fuga de capitales y los problemas derivados de la estructura productiva, fueron los principales problemas a los que se enfrentó CFK durante su segundo mandato.

Luego de iniciada la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner, comenzó un periodo de incremento de las importaciones industriales como consecuencia de la estructura productiva, sumado al contexto internacional desfavorable tras la crisis del 2008 y la operación mediática contra la implementación de la resolución 125, la salida de capitales del país y la inflación cambiaria, fueron las herramientas perfectas para desestabilizar al gobierno. Aunque se intentara llevar a cabo un modelo distinto, el poder económico y sus agentes lograron instalar la fuga de capitales de igual manera, pero el origen de las divisas exteriorizadas difirió con periodos anteriores.

Durante el macrismo, la fuga de divisas alcanzó un récord histórico de u$s 88.000 Millones, pero este fenómeno es característico de todos los gobiernos liberales. En el periodo macrista, la fuga estuvo vinculada al endeudamiento externo sin inversiones, el cual se utilizó para arbitrar financieramente, sacando beneficios económicos por la diferencia de la tasa de interés en pesos y dólares, a esta operación en economía se la conoce como Carry trade. Cabe mencionar que más del 50% del monto total fugado entre 2015-2019 , se concentró en el 1% de las empresas y personas humanas que pudieron comprar dólares en dicho periodo.

La fuga explica la descapitalización del país y la alta dependencia que tiene la economía del flujo de divisas. Nuestro pais demanda más dólares para funcionar que otras economías de mayor tamaño. Un dato no menor, estimado por la Reserva Federal (FED) de EE.UU, es que Argentina lidera el ranking mundial de tenencia de dólares billete por habitante, estando por encima de EE.UU. En diciembre de 2022, el INDEC estimó que  la cantidad de dólares que tienen los argentinos fuera del sistema financiero, alcanza a u$s 414 mil millones, superando el monto de la deuda externa nacional de u$s 276 mil millones.

La salida de divisas al exterior en el periodo 1975-2001 refuta de manera empírica, el supuesto neoliberal de que el ahorro externo mediante el endeudamiento eran condición necesaria para lograr un crecimiento económico. El principal desafío que tenemos como espacio, es dar señales de que la economía es sostenible, tanto en el plano fiscal como financiero, nuestra tarea es convertir el desarrollo económico y la producción en los principales rectores de los fondos que ingresan al país. Como dijo Cristina Los dólares son escasos” y el acuerdo del FMI es inflacionario, ante esto «Para ganar las elecciones tenemos que volver a enamorar a la sociedad y convencerla de que hubo un tiempo en el que vivimos mejor”.

Por Yanina Belén Fernández (integrante de Justicialismo Económico).

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