En los primeros 21 meses del experimento libertario, el mercado de trabajo quedó en una pendiente cada vez más empinada. Un informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) expuso que entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 se borraron 276.624 empleos registrados, un promedio cercano a 432 puestos por día. La foto contrasta fuerte con las promesas de recuperación que circulaban desde Casa Rosada y deja en evidencia que la economía se achicó incluso en sectores históricamente estables.
El retroceso general alcanzó un 2,81% del empleo formal desde el inicio de la gestión de Javier Milei: el total de trabajadores registrados bajó de 9.857.173 en noviembre de 2023 a 9.580.549 en agosto de este año. La contracción golpeó a casi todos los rubros, aunque algunos quedaron mucho peor parados que otros.
La mayor sangría se vio en “Administración pública, defensa y seguridad social obligatoria”, con 86.982 empleos menos. Detrás apareció la construcción, que perdió 76.292 puestos y se transformó en el rubro más castigado cuando se lo mide en términos proporcionales: su desplome llegó al 16% del empleo formal en menos de dos años. El transporte y el almacenamiento también sintieron el golpe, con 59.838 bajas, y la industria manufacturera retrocedió 55.941 casos.
Otras áreas vinculadas al entramado cultural y recreativo acompañaron la caída. En particular, “Servicios artísticos, culturales, deportivos y de esparcimiento” redujo su plantilla 7,1%, un número que refleja el impacto de la recesión sobre actividades que dependen de la demanda interna.
El trabajo del CEPA estudió la evolución del empleo desde el balotaje de 2023, cuando Milei derrotó a Sergio Massa. El documento reconstruyó la tendencia con datos de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT), dependiente del sistema de Seguridad Social, y mostró que la contracción laboral avanzó en paralelo a la desaparición de empleadores.
En noviembre de 2023 había 512.357 firmas con personal registrado. Para agosto de 2025 quedaban 493.193. Es decir: se apagaron 19.164 empresas, casi 30 por día. El centro de estudios describió esta dinámica como una “tendencia negativa en el tejido empresarial”.
El rubro “Servicios de transporte y almacenamiento” encabezó la pérdida de empleadores, con 4.685 menos. También retrocedieron “Comercio y reparación de vehículos” (-3.510), “Servicios inmobiliarios” (-2.952), “Servicios profesionales, científicos y técnicos” (-2.053), “Industria manufacturera” (-1.974) y “Construcción” (-1.790). En términos relativos, el transporte volvió a ubicarse como el sector más dañado, con una merma del 11,9%.
El derrumbe se sintió con más fuerza entre las pymes y microempresas. Las firmas con hasta 500 trabajadores concentraron el 99,6% de las bajas: unas 19.094 compañías dejaron de emplear personal. En contraste, las grandes –más de 500 empleados– registraron solo 70 cierres, equivalentes al 0,37% del total.
El CEPA calculó que los empleadores grandes se redujeron 3,88% en el período, mientras que las pymes cayeron 3,74%. Números diferentes, pero que muestran un mismo proceso: una economía que se achica en toda la escala y que arrastra trabajo, producción y empresas.
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