14 de noviembre de 2025

Columna de opinión

CAGONES

“Sólo hay dos clases de cobardes:
los que huyen para atrás
y los que huyen para adelante”
Ernesto Mallo

Cuenta el historiador Hernán Brienza, en su libro “Valientes”, que el mayor Pablo Irrazabal, asesino a sangre fría de Vicente “El Chacho” Peñaloza, tuvo un final vergonzoso. Martina Chapanay, sargento mayor del ejército nacional, mujer indómita que había luchado en las huestes del renombrado caudillo riojano, se la tenía jurada. Por la muerte a traición y porque el prisionero ya se había rendido cuando el unitario lo chuceó en el vientre y ordenó a la soldadesca que lo rematara.

La Chapanay lo cruzó un día en un baile y lo desafió. Irrazabal dijo, entonces, que como él era el ofendido, tenía derecho a elegir armas. “La ofendida soy yo, pero lo dejo elegir a usted para que sepa que la vengadora del Chacho no es ninguna cagona”. Sables, fueron, y a muerte.

En el amanecer, frente a frente, la guerrera federal le gritó a su contrincante: “¡Defendete hijo de puta, porque te voy a matar, y te voy a matar como matan los hombres, no como vos mataste al Chacho!” Irrazabal empalideció. Dio un paso atrás. Se dobló como si un rayo hubiese herido su vientre.

El ruido a tripas se escuchó en todo el llano. Martina tiró una estocada. El asesino de Peñaloza soltó el sable y se retiró. Los presentes empezaron a sonreír y a murmurar: se había “desgraciado”. Literalmente se había cagado encima.

Martina Chapanay no mató al cobarde. Consideró que aquella vergüenza era mucho peor que la muerte. Y debe haber sido, nomás. Porque Irrazabal desapareció de aquellos pagos… y de la Historia.

¿Qué nos pasó? ¿Qué ocurrió con aquel pueblo que consideraba la vergüenza y el deshonor como la peor condena? ¿Qué raro devenir nos trajo a este presente en el que respalda a un presidente que usa pañales (no controla los esfínteres, menos podría hacerlo con el país) porque se caga encima? Y eso no es lo peor: cuándo, los argentinos, íbamos a asistir a un triste show como el que dio Milei esta semana, en “Mar a lago”, la residencia de Donald Trump, bailando “YMCA”, himno gay de los años ´90s, ¿sin sentir que éramos humillados como sociedad y como Nación?

Cada uno de los votantes de Milei debería imaginarse haciendo ese bailecito, moviendo los bracitos como un meme, con la sonrisa más estúpida del mundo y la carpetita de apego en la mano izquierda. Cada elector de La Libertad Avanza debería ponerse en ese lugar y luego preguntarse qué le pasó en el cuarto oscuro. Por ahí se cagó… por ahí lo cagaron.

HACER LA PLANCHA

Vapuleada. Difusa. Confundida. Así anda la dirigencia política en nuestra Patria apenas 20 días después de que Javier Milei, con el voto de menos del 27% del electorado, ganara las elecciones de medio término. Digo de opositores que se abrazan a sus bancas, sillones, despachos, sintiendo que les va la vida en ello, y de oficialistas, a los que les prometen menos juego que a un güin lesionado al que ni siquiera inscribieron en la lista de buena fe.

Están asustados, cagados… Todos. Porque la puta madre de todas las batallas es contra la indiferencia. Contra la anomia y el desgano. Contra la defección. Y los cosos y cosas, la mejor idea que tienen, es ocultarse. Hacer in side. Discutir en la intimidad. Intercambiar justificativos como si fuesen lisonjas. Auto absolverse. Barrer la basura bajo la alfombra. Cerrar la puerta.

Uno tiene la sensación de que han elegido flotar a costa de una sociedad que se hunde. Los perdedores -con menos reflejos que una toalla húmeda- lamiéndose mutuamente las heridas, edificando estrategias reparadoras de su dignidad (no de la del pueblo), negociando para salvar la pilcha (¡qué vergüenza algunos gobernadores!). “La izquierda y la derecha van por la misma autopista”, pontificó Toto Caputo, que tiene menos política que la Palermo Azul pero sabe que el YiPi Morgan compra voluntades, como cualquier pirata.

Y los ganadores, manoteando a diestra y siniestra (no, no… siniestra por izquierda, no por Pettovello) porque saben que la dicha es breve. Anotándose en cuanto negociado pase cerca, nombrando parientes y entenados en cargos públicos… haciendo fila para ver si les toca sobrecito. Conduce Karina, la hechicera del 3% ¿qué podés esperar?

Esa es la verdadera antipolítica. Cuando la necesidad del debate abierto emerge como lava de un volcán en erupción, la dirigencia elige escapar hacia adelante. Posterga decisiones aduciendo cuestiones de coyuntura. Se repliega, se oculta, enmudece. Paga por protección en los medios operadores. Elude a los periodistas honestos que tienen “algunas preguntas”. No sale ni a la vereda. Finge demencia senil. ¿No estará dada la correlación de fuerzas? Digo… Pregunto.

A falta de acción, de políticas públicas, de la simple posibilidad de tomar ninguna decisión por afuera de los deseos de Washington, hagamos entonces internismo a la violeta. “¿Yo señor? No señor… ¿Pues entonces quién lo tiene?” La estrategia del Gran Bonete mientras al costado de la ruta van quedando los desfavorecidos de siempre. Y algunos nuevos, porque votar mal, no es gratis.

A LO PIRRO

Ganó (?) La Libertad Avanza (?). Pero no a costa del peronismo sino gracias a la derrota de sectores como Provincias Hundidas que fue el nuevo blef de la derecha lechuguina. Otro fracaso del falso centro: ¿para qué votar una copia si tenés al original en carrera? El operador Guillermo Seita volvió a tropezar con la realidad y en la caída se llevó puesto al cordobesismo y a su jefe, el mismísimo Juan Schiaretti.

Resultado pírrico, si se quiere. No para los Milei que, de todas maneras, habrá que ver qué pasa cuando el
fabricante de dólares les suelte la mano. Por ahora, el Papadas juega porque es el gordito dueño de la pelota. Y sólo en lo local. En los Estados Unidos, Jon Stewart, presentador y escritor norteamericano, tan famoso que participó en Los Simpson representándose a sí mismo, atendío a Milei. “En Mar a Lago, el presidente de Argentina bailaba toda la noche asegurando los 20 mil millones de dólares que recientemente le dimos a su país… Y tengo que decir: por 20 mil millones de dólares, uno pensaría que bailaría mejor que un duende pajeando elefantes”, ironizó el periodista.

Pírrico para los votantes: esa pléyade de blandengues cagones a los que no les sirvió de nada que el lunes siguiente a los comicios, el país no volara en pedazos. Son todos ranitas nadando en una olla de agua por ahora tibia pero con un fuego tan fuerte abajo que no tardará demasiado en hervir y, entonces, los quiero ver.

De la misma manera que quiero ver a algunos de los “nuestros” que jugaban a construir un espacio de “ismo” con su apellido y quedaron de araca. La murmuración, el chisme o la denuncia fundada siempre te alcanzan. Aunque te la hayas pasado diciendo que sos un hombre honesto, aunque hayas priorizado las políticas para minorías (esas que te quedan cómodas) por sobre las de trabajo, salud, alimentación, dignidad… Siempre, al final ,suele emerger esa cuestión un tanto oscura del poder, cierto asuntito con los seguros, aquel whatsaap inconveniente, una denuncia por ser abusivo, o violento, y todo el castillo de naipes cae por el viento de la historia.

BOTONAZOS

Periodismo patrullero. A muchos conductores y conductoras de programas de TV, se les ve la marca de la gorra. Y la de la ignorancia. La información adquiere, hoy por hoy, rasgos preocupantes. No hay noticias, sólo operaciones y horror show. Femicidios tratados como si fuesen una sitcom, movileros que recuerdan a los agentes de División Palermo y animadores que hacen su aporte a la confusión general.

La doctrina “Chiche” Gelblung (“que la verdad no te impida hacer una buena nota”) se ha transformado en el único sustento de los canales noticiosos. Ya lo había advertido el maestro Ryszard Kapuscinski: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”. Y mucho antes, Ray Bradbury en su legendaria novela Farenheit 451, publicada allá por 1953: “Llénalos de noticias incombustibles. Sentirán que la información los ahoga, pero se creerán inteligentes. Les parecerá que están pensando, tendrán una sensación de movimiento sin moverse”.

Es lo que hay; e importa. Tanto que Cristina citó al exitoso Jorge Rial, conductor de “Argenzuela”, al departamento, donde está detenida, para manifestar su desagrado por las críticas deslizadas respecto del “bailecito” de la noche de la derrota. Y de paso, le “confió” el nombre de quien, ella espera, sea “su” candidato en las elecciones presidenciales de 2027. Nombre que, por supuesto, Rial guardó “in pectore” hasta que le ordenen “deslizarlo”.

Mientras esto ocurría, el Fanta de la Coca, guionado por la IA (Inteligencia Artificiosa), deslizaba que a él se le ocurría que Cristina y los Milei podían estar “negociando por algo que les convenía a las dos partes” (¿Corte? ¿Reforma de la Constitución?); Nancy Pasos Perdidos sostenía que la ex presidenta debía aprovechar que está presa y jubilarse; corrían rumores de que Llaryora podría estar acordando con Kirchner para cagar a Kicillof (Llaryora que después de que las elecciones se llevaron puesto al Patrón de la Vereda cordobesa, Juan Schiaretti, quedó más solo que la perra Laika); que Macri madura la vendetta contra el Casalito Presidencial y que la Primera Hermana lo tiene a Javito en penitencia de palabras y besos (no le habla ni lo mima).

Y, como si todo eso fuera poco, Alberto. Obsesionado con su reaparición. Pontificando como si fuese el Patriarca de los Pájaros. Señalando candidatos sin comprender que la simple mención de un apellido, mete al señalado en un traje de buzo pero sin que esté en un medio líquido. ¿Por qué no toman ejemplo de Carlos “Chacho” Álvarez que, cuando un periodista de La Nación lo “descubrió” en el “Varela Varelita” y lo interrogó sobre alguna cuestión política, el ex vicepresidente le echó flit: “Yo perdí, no puedo hablar de nadie”, le espetó. La actitud de Chacho debería tener rango de virtud política y ser obligatoria… por lo menos dos años.

Verso. Sarasa. Blableta. “Si no hay pan, que haya circo”, reconoció un conspicuo ministro libertario. El problema es que ya no se compran periodistas, se los alquila por un día. O por “operación”. Lo que en los dorados ´80s se trabajaba como un “one shot” (una acción de prensa puntual) hoy es casi todo. Por eso, los mismos esbirros de los medios a veces juegan a favor y otras en contra de una misma idea o persona. No se trata de que son “independientes”, se trata de que son “mercenarios”.

INDEFENSIÓN

Cortito y al pie para refrescar el viejo apotegma de que la Justicia sólo condena a pobres y a peronistas. A velocidad inédita; con un profesionalismo corrupto de alta gama, la Corte cerró causas de los gobiernos de Milei y de Macri y reabrió otras. Por ejemplo, una que ya había prescribido en la que condenó a un ciudadano que había sido absuelto. Reíte del Estado de Derecho.

Pasa que el hombre es Julio de Vido, uno de los próceres contemporáneos del Peronismo. Un patriota a nivel Juan Pistarini, ministro de Obras Públicas a quien debemos, entre otras cosas, el Aeropuerto Internacional, cuya pista principal es la misma del día de su inauguración. Pistarini fue perseguido, detenido y trasladado a la cárcel de Ushuaia por la Revolución Fusiladora. Allí padeció condiciones duras e inhumanas y un trato denigrante -que contrastaba con sus años de servicio al país-. Y finalmente falleció el 29 de mayo de 1956. Antes sus bienes habían sido embargados, se le había negado la pensión de militar retirado y su familia había caido en la miseria. No sé si les recuerda a algo.

De Vido probablemente corra la misma suerte si todos aquellos que nos beneficiamos con algunas de sus obras durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner no comenzamos a accionar de manera más contundente. Millones de argentinos coinciden en que buena parte del Poder Judicial (sobre todo los de más alto rango) trabaja de sicarios para el poder de turno visible y para el poder oculto perenne. Esos jueces y fiscales, más el puñado de periodistas corruptos, mas una veintena de empresarios angurrientos, no pueden mandar a este país nuestro a los últimos círculos del Infierno del Dante.

Ese pueblo se esperanza con nuevos dirigentes que se comprometan a luchar para revertir esa situación tan asimétrica de pocos haciendo tanto daño a muchísimos… Pero claro, esa tarea no es para cagones.

Por Carlos Caramello.-

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