17 de diciembre de 2025

Familias pobres: uno de cada tres trabajadores destina el aguinaldo a saldar deudas

El ingreso extra de fin de año pierde su carácter festivo y expone el deterioro del poder adquisitivo en los hogares medios y bajos.

El pago del medio aguinaldo de diciembre encuentra a una porción creciente de trabajadores con prioridades muy distintas a las de otros años. En lugar de funcionar como un refuerzo para el consumo, el descanso o el ahorro, el ingreso adicional se orienta mayoritariamente a tapar agujeros financieros generados por meses de salarios que no alcanzan y gastos básicos cubiertos a crédito.

Un relevamiento nacional de la consultora Focus Market, basado en 3.875 casos, muestra que el 29% de los trabajadores planea usar el aguinaldo para cancelar deudas. El dato marca un salto contundente frente a 2024, cuando esa opción alcanzaba al 13% de los encuestados. En términos concretos, casi tres de cada diez argentinos priorizan ponerse al día con compromisos antes que destinar ese dinero a cualquier otro fin.

El crecimiento de 16 puntos porcentuales en el uso del aguinaldo para pagar deudas se convierte en la variación más fuerte entre todas las alternativas relevadas. La tendencia confirma que el salario mensual no cubre el costo de vida y empuja a las familias a financiar gastos cotidianos con tarjeta de crédito, especialmente alimentos, servicios y otras erogaciones indispensables.

Desde la consultora señalan que el comportamiento responde a una lógica defensiva: reducir pasivos acumulados para evitar un mayor deterioro del presupuesto familiar. El fenómeno no aparece de manera aislada. Ya en junio, más del 30% de los trabajadores había recurrido al aguinaldo para afrontar gastos corrientes, una señal clara de que la presión sobre los ingresos se sostiene a lo largo del año.

Mientras crece el peso del endeudamiento, se achica el margen para otros usos tradicionales del aguinaldo. El porcentaje destinado a vacaciones baja del 26% al 19%, reflejo tanto de la pérdida de poder adquisitivo como de un cierre de año con menos días de descanso efectivo. También se reduce la porción orientada a inversiones financieras: la compra de acciones pasa del 23% al 19%.

El repliegue del gasto en ocio y de las decisiones de inversión muestra un clima de cautela generalizada. La incertidumbre económica y la necesidad de liquidez inmediata desalientan cualquier planificación a mediano o largo plazo.

Otro indicador del ajuste en los hogares es la caída en la compra de dólares, que desciende del 16% al 12%. La menor demanda de divisas sugiere que, aun con un mercado cambiario más flexible, los ingresos no alcanzan para dolarizar ahorros. El resguardo en moneda extranjera queda fuera del alcance de una parte creciente de los trabajadores.

Las opciones clásicas de ahorro también pierden protagonismo. El plazo fijo apenas concentra el 2% de las preferencias y el stockeo de productos en supermercados cae al 1%. En contraste, las billeteras digitales mantienen su peso, aunque más como herramientas de administración diaria que como refugio de valor.

Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), más de 10 millones de personas perciben el aguinaldo de diciembre entre el sector privado, el sector público y el empleo en casas particulares. Sin embargo, para una franja significativa, ese ingreso no se traduce en mayor consumo ni en mejora de la calidad de vida.

Con salarios que no se recomponen y deudas que se acumulan, el aguinaldo deja de ser un alivio ocasional y pasa a cumplir una función estrictamente contable: ordenar cuentas y amortiguar, apenas, el impacto de una crisis que sigue golpeando con más fuerza a los hogares medios y bajos.

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