El prófugo que cayó en la cripto de Milei y terminó como soldado narco

Matías Agustín Osorio, de 28 años, pasó en cuestión de semanas de ser un nombre secundario en la investigación a convertirse en la figura más buscada del caso que conmocionó a Florencio Varela: el asesinato de Brenda, Morena y Lara. Su historia revela un recorrido marcado por la ruina económica, el ingreso al narcotráfico y su actual condición de prófugo internacional.

Hijo de una familia radicada en el conurbano, Osorio fue identificado como argentino, pese a las primeras versiones que lo mencionaban como ciudadano peruano. Esa precisión redefinió la competencia judicial y permitió reconstruir su vínculo con redes criminales de la zona. Según sus allegados, su punto de quiebre fue una apuesta fallida en criptomonedas.

El joven había invertido en Libra, un proyecto que en su momento circuló con fuerza entre pequeños ahorristas luego de que Javier Milei lo promocionara en X. La apuesta terminó en fiasco y Osorio quedó con deudas imposibles de cubrir. “Es un perejil que se endeudó y empezó a vender merca para juntar y devolver”, confió un familiar.

"Libra":
Por las declaraciones de una familiar de Matías Ozorio pic.twitter.com/7DuhVTWUMf

— ¿Por qué es tendencia? (@porquetendencia) September 30, 2025

Esa situación lo habría acercado a Jonathan “Pequeño J”, narco peruano señalado como líder de una organización que controla prostitución y narcotráfico en el sur del conurbano. En 2025, Osorio ya cumplía funciones de mandadero dentro de esa red, lo que lo colocó cada vez más cerca del núcleo de operaciones.

Los investigadores lo ubican la noche del crimen en la parte trasera del auto conducido por Sotacuro, lo que lo transforma en pieza clave para entender cómo se desencadenó el triple femicidio. Con ese dato, el juez Fernando Pinos ordenó su captura y pidió a Interpol una alerta roja.

El operativo de búsqueda se amplió hasta la frontera con Bolivia, luego de que aparecieran pistas que lo sitúan en el norte del país. La causa avanza con el objetivo de dar con su paradero, mientras el nombre de Matías Osorio se consolida como uno de los ejes centrales de una trama que expone el cruce entre estafas financieras, narcotráfico y violencia extrema.

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