17 de septiembre de 2025

Milei entrega el corazón nuclear del país con la privatización de Nucleoeléctrica Argentina

El Gobierno vende casi la mitad de Nucleoeléctrica y abre la puerta al capital privado en el sector nuclear argentino.

En un anuncio que reaviva el debate sobre el futuro de los recursos estratégicos, el Ejecutivo confirmó que abrirá parte del capital accionario de Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) al sector privado. La compañía, responsable de la operación de Atucha I, Atucha II y Embalse, quedará con una nueva estructura de propiedad mixta.

El vocero presidencial, Manuel Adorni, informó que el Estado se quedará con el 51% de las acciones y, por lo tanto, con el manejo mayoritario, mientras que el 44% se ofrecerá en una licitación pública con participación de inversores nacionales y extranjeros. Además, habrá un 5% reservado para los trabajadores dentro de un Programa de Propiedad Participada, una fórmula ya utilizada durante los procesos de privatización de los años 90.

El decreto que habilitará la operación saldrá “en los próximos días”, según anticipó el portavoz. Desde el Gobierno aseguran que la decisión responde a la necesidad de atraer capital fresco en un contexto de ajuste fiscal, ya que en 2024 la empresa no recibió transferencias del Tesoro, a diferencia de lo que había sucedido el año anterior.

Los proyectos en la mira

Con los fondos que se obtengan, el oficialismo apunta a sostener dos iniciativas centrales: la extensión de la vida útil de Atucha I, que volvería a generar energía en 2027, y la construcción del Almacenamiento en Seco de Elementos Combustibles Gastados II (ASECG II), clave para el tratamiento del combustible nuclear utilizado.

Desde la Secretaría de Energía justificaron el plan al sostener que la apertura al capital privado permitirá “ampliar el acceso a financiamiento, sostener la operación y reforzar la competitividad del sector nuclear argentino”, aunque remarcaron que el control seguirá en manos del Estado por tratarse de un área estratégica para la seguridad energética del país.

El anuncio se da en un momento de fuerte restricción presupuestaria y se apoya en la Ley Bases, que habilitó el proceso de privatización parcial de varias empresas públicas. En el caso de NASA, la jugada abre un nuevo escenario para un sector que históricamente fue considerado clave en términos de soberanía y seguridad energética.

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