21 de agosto de 2025

Homo Corruptum

“Ayer amaneció el pueblo desnudo y sin qué ponerse,
hambriento y sin qué comer,
el día de hoy amanece justamente aborrascado
y sangriento justamente.”
Miguel Hernández

No alcanza. Nunca alcanzó. Lo digo a veintipico de mes y privaciones. Lo escribo robándole minutos al pluriempleo, entre largas caminatas para ahorrar un pasaje de bondi. No alcanza porque la tan mentada baja inflacionaria pivotea sobre nuestros salarios deshilachados, jubilaciones escuálidas y el desamparo de una niñez sin salvavidas ni anhelos. Tendremos que llenar las calles de muertos por inanición para que el Perverso se dé por enterado. Para que los mejores alumnos de JP Morgan dejen de celebrar el desatino económico en el que han sumido a nuestra Patria. Para que nuestra blonda Morticia Adams del subdesarrollo se baje de ese ponny en el que se ha montado con el objetivo de digitar una nueva versión de la pureza aria construida con turcos riojanos que alguna vez fueron parte de la Carpa de Alí Babá.

Tampoco alcanza el odio inoculado por años; ni las mentiras diarias travestidas en noticias; ni los alquimistas de la palabra y la imagen, ayudados por artificios de dudosa inteligencia y discusiones urdidas en laboratorios del mal. Corren ríos de dólares para que eso ocurra mientras el hambre ocupa todos los rincones de la Argentina. Y la sed, la de Justicia y la de esperanza, resquebraja los labios del alma.

A pesar de eso, no todos juegan a ganar. Es más, algunos sólo buscan que pierda el otro. La derrota es signo que sustenta esa matriz de relaciones oficiales y sociales dentro de las cuales se ejerce el módico poder de la política partidaria. Los héroes quedan para las series de las plataformas y para, cada tanto, salvar a Milei de un papelón que lo hubiese convertido en jirones de Presidente y luego ir a Olivos a comer un par de achuras aunque, últimamente, sólo haya empanadas de cadena berreta y, encima, frías.

Votos o Botas

Hay un colectivo de nabos cibernéticos que deberían mirarse en el espejo boliviano, uno piensa. Pero, ipso facto comprende que ni siquiera perciben su propia realidad, perros velando el sueño del amo que los hambrea y los violenta. Un ejemplo: se puede dudar de las encuestas, pero cuando un medio publica que, en Bahía Blanca, ciudad despreciada y maltratada por partida doble por José Papadas, los libertarios lleven 20 puntos de ventaja, dan ganas de balearse con cebita. Y piensa: “Ganaron…”. En ese “río de cabezas aplastadas por un mismo pie” de las que da cuenta Charly en su “Canción de Alicia en el País,” ganaron. En Punta Alta y en Puerto Belgrano. En la resaca antiperonista milica a la que le están recortando todo, hasta la obra social que, alguna vez, configuró parte importante de su orgullo castrense. Allí no pueden perder porque el anacronismo marcial y la derrota de los juicios de lesa humanidad son un coctel de anabólicos y gofio con el que han alimentado a generaciones de golpistas hoy sin destino.

Ganaron en los corazones de chiruzas más o menos pintarrajeadas; más o menos teñidas, con mucha formación política de verdulería, que “detestan a la yegua” porque le dio a “esa negra que vivía frente a mi casa… esa que tenía como mil hijos, todos con distinto marido… esa, con la AUH, vivía mejor que yo”. ¿La solidaridad? Esa te la debo. Ganaron en las cabecitas consumistas de los pibes que se la pasan viendo reels de chicos de su edad con autos fabulosos, ropa de marca, lujosísimos departamentos, que les explican como hacerse ricos de la noche a la mañana, sin esfuerzo y sin ayuda de nadie. Les creen. Aunque después crucen al influencer en un supermercado buscando las ofertas y el tipo casi les ruegue que no lo filme: “Me estás matando”, suplica.

Ganaron ahí… y no mucho más. El resto, como que lo tenían. Y de hace tiempo. Tanto que se podría decir que son previos al peronismo. Solo que, esta vez, con sus modos destemplados, su grosería patética y esa mugre que huele hasta en las fotos, han logrado el extravagante record de que el antimileísmo (53,6% de los encuestados por consultora Zubán – Córdoba y en ascenso) haya superado al antikirchnerismo (45,2% y en descenso). Y en menos de dos años de gobierno. Todo un dato.

Alea Jacta Est

La suerte está echada”. Lo dijo Julio César antes de cruzar el Rubicón. No cuando iba hacia las Galias sino cuando volvía victorioso y sabía que iba a tener que hacerse cargo de los destinos de Roma. No tuvo elección. Casi nunca la moneda cae de canto. Ni para el César, ni para Cristina, ni para Axel, ni para Grabois… Entonces ¿por qué iba a poder usted tener la lista anhelada, querida vecina mía, querido compañero de laburo? ¿Por qué pensó, en algún momento, que “la unidá” se iba a constituir como en sus sueños húmedos? La suerte está echada, amiga, amigo. Y ahora hay que votar. ¿Fulanito no le gusta del todo? ¿Menganita debía encabezar la lista? ¿Zutanita no podía quedar afuera? Mire usted… y sin embargo fue así. Así cerró. Es lo que hay. Así va a estar a su disposición para que vote.

Porque ahora lo importante es votar. Un voto útil. Relevante. Contundente. Ordenador. Hasta defenestrante. Y si no tiene por qué votar a favor, estoy seguro que encontrará razones para votar en contra. Para empujar la ola del repudio. Para dejar en claro que los ciudadanos y ciudadanas de esta Patria no estamos pintados. Haber pasado alguna vez por la educación pública. Estar cerca de algún jubilado. Ser uno de esos que necesitamos un sistema de salud sólido. O al menos tener alguien querido que lo necesita. Sentirse tributario del Garraham, ese hospital insignia en el que “los niños argentinos no tienen derecho a atenderse” para ser curados, según una senadora trasnochada y ultramontana, cordobesa ella.  Podría llenar páginas y páginas de motivos, pero a usted debería alcanzarle con haber sido defraudado, engañado, tratado como un gil.

Largue con esa pose de enojadito. Suficientes egos pululan por las altas esferas dirigenciales como para que, además, hagamos ombliguismo de base. Si como surge del adelanto de “Discursos de Incivilidad: cómo perjudican a las democracias latinoamericanas”, el excelente trabajo realizado por la Dra. Patricia Nigro y el Dr. Mario Riorda, alrededor del 90% de los argentinos cree que “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno” usted tiene el deber, la obligación (y también debería tener la alegría y el compromiso) de ejercer la herramienta democrática por excelencia que es el voto. Todo lo demás son males de época que tienen que ver con la individuación y el personalismo a ultranza que se ha inoculado a través de las diferentes herramientas de construcción de sentido.

Portenium

La argentina antipopular y coqueta tuvo un momento de éxtasis esta semana casi del nivel del que dicen alcanzó el Presidente cuando Sturzenegger le acercó su plan para recortar a mordiscones el Estado. “Se entusiasmó tanto que gemía, era como que estaba teniendo sexo” reveló El Coloso con sonrisa pícara. Algo similar le ocurrió a una parte de nuestra sociedad con el estreno de “Homo Argentum”, el filme de Cohn y Duprat que protagoniza Guillermo Francella y que ha sido definido por ahí como “16 tuits con chivos, filmados y pegados a la que te criaste”.

Más importante que la película es la necesidad del Presidente de aferrarse al filme para transformarlo en su más flamante objeto de apego. Al punto de volverse una especie de gestor cultural (“esa vieja cultura frita”, canta el Indio Solari) propagandista de la cinta. La exhibe, la comenta, la cita como si en los 16 personajes en los que Francella representa a Francella haciendo de Francella hubiese encontrado una nueva discursiva que lo exime de insultos y sarcasmos pueriles porque en el guión está todo lo que el Papadas desea decirle a los argentinos. O sea, digamos, más o menos… argentos porteñocéntricos convertidos en maquetas imaginarias de dos directores que odian a la Argentina, y más a la República, y muchísimo más a la Patria: “parece escrito por el Gordo Dan y Agustín Laje fumados”, sintetiza Fernando Barraza, periodista, comunicador social y orgulloso descendiente de mapuches que, desde Plottier, detecta que los libertilingos han encontrado “su” película.

Poquita cosa para días cuasi trágicos en una Argentina que se despereza con el corazón en la boca. Tajeados de nuevas denuncias de corrupción que involucran a áreas de salud y laboratorios (no olvidar que hay 100 connacionales fallecidos por fentanilo contaminado). Un escándalo que promete correr al tema Libra al cajón de los recuerdos. Tan siniestra la corruptela, tan importantes los funcionarios involucrados que hasta los cagatintas oficiales piden cabezas rodando y se hacen los operados.

A Milei sólo le interesa la peli: “La vieron más de 450.000 personas”, defiende lo que cree son los colore del clú. Es más, cuentan las lenguas más viperinas de CABA, que el Papadas financia ese supuesto éxito con los inagotables fondos reservados de la SIDE, oferta de 2 x 1 en diferentes salas y hasta la compra unos cuantos miles de entradas para regalar. Pan y circo. Y a falta de pan, frente a la caída estrepitosa en encuestas y mediciones, un poco de cine camorrero y más guita para los periodistas.

¡Oh tempora, oh mores! Nunca olvidaré aquellos años (no hace tanto) cuando la guita de la política era para la política. Luego vino la debacle de que se la calotearan los propios dirigentes. Hoy, Javier Milei, vende cargos… para comprar periodistas.

Por Carlos Caramello.-

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