4 de febrero de 2025

A Milei no le va la marcha

Foto de Carlos Brigo.

Foto de Carlos Brigo.

“Todo en la vida se trata de sexo
menos el sexo.
El sexo es Poder”
Oscar Wilde

Milei no marchó. ¡Raro! No, no… que no haya marchado no es raro. Raro es Milei, un economista liberal que controla el tipo de cambio regalando dólares en un país donde no hay un puto billete verde con la cara del Benjamín de los Franklin, ni la grande ni la chica. Raro es un experto en crecimiento “con o sin dinero” que anda de rodillas pidiéndole al FMI que le otorgue un nuevo préstamo mientras le pregunta a su asesor Conan si debe hacer la devaluación del 40% que le pide el Fondo para socorrerlo (?).

Raro es un amante de la libertad absoluta que alguna vez explicó que “el liberalismo no prohíbe las relaciones sexuales con padres o hermanos” y en días de la campaña, le dijo al periodista Jaime Bayly “¿Qué me importa a mi cuál es tu elección sexual?” para luego tomar la curva muy jugado e irse al pasto: “Supongamos que vos querés estar con un elefante… Bueno, si tenés el consentimiento del elefante es problema tuyo y del elefante”. Sin embargo, hace una semana, en el Foro de Davos (una ONG de empresarios, no de sociólogos ni de psicoanalistas) la emprendió contra las políticas de género, se horrorizó de “la agenda LGTB queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres” y concluyó, en una extrapolación de la parte por el todo, que las parejas gay que adoptan criaturas “son pedófilos”. O sea, digamos: no queda claro si es mejor un elefante que un gay… ¡Eso sí que es raro!

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Que no marchara, bueno, estaba en las expectativas de los organizadores que, sin embargo, esperaban la asistencia de Karina, la verdadera reina queer del Gobierno, y también de Luis Petri, enfundado en el disfraz del vaquero de Village People. Pero, al final, no. Sabido es que en el esquema de La Libertad Avanza, el que contradice al Presidente, retrocede… o marcha (es un decir).

El problema parecería radicar en una mala traducción (o lectura) de la agenda “anti-woke” del presidente Donald Trump que, a la sazón, tiene como Secretario del Tesoro (y quinto en la línea sucesoria), a un gay:  Scott Bessent, casado con John Freeman, cuyos dos hijos, Cole y Caroline, fueron concebidos por subrogación de vientres. Bueno, es a él, precisamente, a quien hay que pedirle que te apoye… por un préstamo, se entiende.

Todos unidos… marcharemos

Foto de Carlos Brigo.
Foto de Carlos Brigo.

Tal y como estaba previsto, fue un éxito. Prueba infalible de esto es que las pocilgas de trolls libertarios salieron a decir “hagan un partido y ganen la elección”, como si la calle no diese un mensaje y la democracia fuese una especie de foto en piedra que no se mueve por 4 años luego de que el pueblo vota en las presidenciales. Cientos de miles de personas en las avenidas calientes del verano armaban esa serpentina multicolor de banderas, pancartas, rostros maquillados, sudor y orgullo, del gay y del otro, que oficiaba de largo cachetazo a los insultos de un mandatario que se ha olvidado de su investidura.

El amor no hace daño… Tu odio sí” rezaba el afiche made in casa con letras redondeadas y colores vivos. Todo era crítica. Movileros con consignas suavizantes preguntaban si sería bueno que Milei pidiera perdón. Pero a nadie parecía interesarle las disculpas presidenciales. Y tampoco estaban dispuestos a creerle si lo hiciera.

“Yo lo desafío a duelo… a muerte si quiere”, vociferaba un jubilado que no se mostraba demasiado firme sobre sus piernas pero sí sobre sus convicciones. Un grupo de manifestantes refrescaban sus pies en el agua los monumentos de la Plaza. “Los putos en la fuente”, parafraseaba un peronista ingenioso.

Sola. Con sus muchos años y sus cabellos teñidos en tonos rosa dior, fucsia y violeta, ella acompaña. “¿Qué mensaje le daría al Presidente?” la entrevista una muchacha de un canal de aire. “Ninguno. No va a escuchar… Es más, por ahí mañana saca una foto y dice que todo esto es a favor de él” ironiza, no sin cierta razón. Tiene edad como para ya saber de largo las trampas de los políticos volubles.

Es la mejor marcha de todas las que he estado. Por la suma de agrupaciones, de colores, de gente de diversos grupos, de distintas edades… es maravillosa”, me confía Mónica Hasemberg, fotógrafa, mujer de mil movilizaciones porque su vida ha estado tejida a los colectivos de derechos humanos. La tarde cae a pico. El calor no cede. La emoción tampoco.

Ni abogados, ni testigos

Foto de Carlos Brigo.
Foto de Carlos Brigo.

Marra. Tercera persona del singular del indicativo del verbo “marrar” que significa: errar, fallar, equivocarse. Un apellido con justicia poética. Si se tratase de una persona leída, seguramente sabría -vía Arturo Jauretche- que la Argentina “es un país de llanura y, al que saca la cabeza, se la cortan”. Es que el nigromante del atún no entendió nada y creyó que por tapar un par de pintadas podía ser más importante que “El Jefe”… Justo en la semana en que, además, se cargaron a Barra. Yo, si fuese libertario y mi apellido terminase con “arra”, andaría preocupado. Aunque no tanto como para pasar el papelón que pasó el defenestrado Ramiro en su “descargo”, dorándole la píldora al Presidente y jurándole amor eterno, como si no hubiese sido el propio Milei el que bajó el pulgar y lo condenó a abandonar el edén de La Libertad Avanza. O el Infierno, andá a saber. 

Karina quiere, desea y necesita “quedarse” con CABA. La empuja Santiago Caputo (políticamente, se entiende… no generemos cuestiones de celos chinescos ni de los otros) que parece tener una vindicta particular contra Mauricio Macri (quien hace tiempo y allá lejos lo despreció y se quedó con Marcos Peña, a pesar de los consejos de don Durán Barba, el ecuatoriano prófugo). La hermana presidencial quiere, además, la caja del distrito de mayor PBI per cápita de la Argentina y, por qué no, cierta reivindicación.

Marrar es un verbo imperfecto; el diputado libertario porteño también. El nuevo ángel caído tuvo su momento de ensoñación en la primera etapa y, como a cualquier espectador preferencial de lo que no se puede contar, acaban de cargárselo. País de mierda el nuestro en donde es más peligroso ser testigo que traidor. Digo porque cuando “El Elfo” y el Presidente se distanciaron, Ramiro fue corriendo a buscar y darle asilo al cosplayer… “Y si alguna deuda chica, por ahí, se me ha olvidado, en la cuenta del otario que tenés, se la cargás”, dice la letra del tango “Mano a mano”. Todo es política.

Las otras SAD

Foto de Carlos Brigo.
Foto de Carlos Brigo.

Se hace evidente, sin embargo, que están acomodando los melones. Milei echa lastre por la borda porque tiene que subir a los emigrantes del PRO. Y esos son pesados. Y caros. Tanto que están pensando en unas nuevas SAD: las Sociedades Anónimas Dirigenciales. Que también podría ser SAP: Sociedades Anónimas Políticas. Dirigentes con precio fijo (y valor dudoso), financiados por empresarios sobre la base de la nueva reforma política que el libertario intenta aprobar con la excusa de dar de baja las PASO.

Un esquema en donde, más que nunca, los pobres (y no tanto) van a estar “expulsados” de la posibilidad de participar en la vida democrática por falta de “efectividades conducentes”. Lo digo en términos de don Hipólito Yrigoyen para que uno de los promotores de la Plutocracia Organizada, Rodrigo de Loredo, alias “Lágrimas de Cocodrilo”, no se haga el distraído y diga que entendió mal. Lo mismo Lousteau, (a) “El Lánguido”, sin olvidar a Martín Tetaz, (a) “El UVA” y, sobre todo, para Elisa Carrió, (a) “La Reina de Quitilipi”: todos republicanos de Estado de derecho, consenso y coso.

Plutocracia al palo. Los ricos al poder. Y sus amanuenses, of course. Aunque estos sean tan brutos que justifiquen su transfuguismo citando aquella frase “La duda es la jactancia de los intelectuales”, de autoría del poeta Aldo “El Ñato” Rico, y se la atribuya a  Juan Bautista Alberdi; o que una diputada diga por las redes que “En la Unión Soviética, hasta hoy persiguen la homosexualidad” aunque, en su defensa, seguramente revoleará que cuando cayó el Muro de Berlín ella tenía apenas 8 añitos.

Unite a la comunidad

Dos peces con la misma red

Foto de Carlos Brigo.
Foto de Carlos Brigo.

Para esos libertarios que, cuando hacés mención a la cantidad impresionante de personas que fueron a la marcha te contestan “es que hay muchos putos en la Argentina”, Axel Kicillof junto a casi todo su gabinete más unos cuantos intendentes bonaerenses estuvieron ahí. Y no son precisamente “la Jaula de las Locas”. También marcharon los chicos y las chicas de La Cámpora, Juan Grabois junto a muchos dirigentes de su espacio, la Izquierda vernácula, los jubilados siempre al pie del cañón, los movimientos sociales, algunos gremios… en fin, militantes, pueblo, gentes a las que nadie les preguntó por sus preferencias sexuales para marchar codo a codo con ellos.

Faltaron los del PRO. Seguramente porque Mauricio les avisó que los feminismos y la comunidad LGBTQI+ “son todos kirchneristas”, en un mensaje destinado a la sorora Silvia Lospennato pero, también, a alguno de sus antiguos fervientes admiradores como Robertito Funes Ugarte, el actual diputado Damián Arabia y el periodista Osvaldo Bazán, entre otros.

Claro que de estos dichos al discurso de odio del Presidente hay una distancia sideral. Porque sus palabras generan violencia. Y también una suerte de permiso a personajes como ese vecino de la localidad de Cañuelas que fue filmado incendiando la casa de una familia lesbiana. Así lo expresó Agui, una de las víctimas de ese ataque, quien dijo: “Los discursos de odio traen estas repercusiones, traen violentos violentos que se sienten identificados y creen que pueden hacer uso de esa violencia porque no van a tener ningún castigo después”… Contra eso también se marchó ayer por la tarde.

Ídolo con pies de barro

Foto de Mónica Hasenberg.
Foto de Mónica Hasenberg.

Volviendo a Macri: ¡qué decepción! Él, que venía a comerse a la derecha y llegó Milei y se lo merendó. Mala mía, lo reconozco. Creí, y dije, y escribí que el titular del PRO era el dirigente que más había madurado en la última década pero se pasó de maduro… y se pudrió. Del Pacto de Acassuso a la fecha, Mauricio y su partido son el epítome de todo lo que no hay que hacer con el poder. Le dio sobrevida a su peor enemigo (Massa hubiese sido mil veces más maleable que el libertario a los deseos del Calabrés); lo levantó cuando lo tenía en el suelo (DNU 73/23 y Ley Bases) y no termina de romper, a pesar de que la sangría de dirigentes y sobre todo votantes, lo castiga cada vez más.

Ahí es donde nace la pregunta: ¿A qué, o mejor dicho a quién, le teme Macri? ¿A los que en 2023 le picaron el boleto (léase Círculo Rojo)? Imposible: la composición del poder empresario ha mudado de manera tanto geométrica como cromática: ahora el anillo es color Violeta. ¿A las carpetas que maneja Caputito vía Jaime Stiuso? Podría ser, siempre y cuando uno no tuviese en cuenta que también “El Capitán Reposera” debe tener un archivero tamaño baño en donde Milei estará entre los espiados principales. ¿Al poder del Estado de Israel y su mercado de armas que banca a Patricia Bullrich? Improbable: fue tan socio de Eduardo Elsztain como lo es ahora el líder libertario…

Seguramente no hay un motivo preciso. Más bien una serie de errores no forzados. Defecciones. Patinadas. Acuerdos políticos que no terminaron de concretarse, como su alianza con Victoria Villarruel, que también salió perjudicada por la inoperancia de Macri. Y la oportunidad única de convertirse en el representante argentino ante la derecha internacional radicalizada y sus negocios… tirada a la basura. ¡Qué decepción!

Rotos y descocidos

Nuevo kilómetro cero para el peronismo. O, al menos para ese peronismo que expresan el gobernador Kicillof, varios de sus ministros y una treintena de intendentes de la provincia de Buenos Aires. Villa Gesell fue, esta semana, el escenario de largada de un nuevo armado que se instaló a partir de esa suerte de certeza dolorosa sobre la ruptura cuasi definitiva de la relación Axel-Cristina y aunque el mandatario bonaerense aclaró en su discurso “esto no es contra nadie… los que digan que es contra algo es porque buscan una excusa para ir contra nosotros”, desde La Cámpora definieron el encuentro como un “frente anti Cristina”.

El fantasma del desdoblamiento de las elecciones en la provincia más importante del país sobrevoló la reunión y los días que siguieron. Es verdad que, de última, esto está supeditado a la suspensión o anulación de las PASO, tema que sobresale entre los enviados por el Ejecutivo para extraordinarias, pero muchos analistas ven que, además, el Gobernador camina por el filo de una navaja asturiana: si no hace lo que le piden muchos intendentes -varios de ellos radicales-, que es desdoblar los comicios provinciales de los nacionales, aparecerá atado a los deseos de los Kirchner y eso, probablemente, represente el principio del fin.

Los tironeos dejan claro que en Buenos Aires se librará la “Tatarabuela de todas las batallas”. Se nota en el peronismo y, mucho más en La Libertad Avanza y el PRO, en donde no son pocos los que dan por sentado el pase de Diego Santilli al bastión libertario y murmuran sobre la integración de listas aunque se niegan a hablar de alianza, acaso curándose en salud porque ya Milei ha dicho: “Me niego rotundamente. Eso es hacerle trampa al electorado. O vamos juntos en todo o vamos separados. Trampas al electorado, no. Los que estamos del lado de las ideas de la libertad, nos ponemos de este lado. Del otro lado no me interesa porque yo no estoy, no tengo nada que hablar con los kukas”. Y, como se sabe, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Jorge Macri ya desdobló la elección y aclaró que “se viene Mauricio”.

Loco mía

Foto de Néstor Barbitta.
Foto de Néstor Barbitta.

Fuera de foco, como cuando se mueve la lente o falla el registro, “El Toto de la Champion” Caputo y “Friedrich” Sturzenegger, con sus amplios abanicos de dólares verdes baratos y desregulaciones caras, bailan en la Casa Rosada los pasos de “Loco Mía”. Afuera una pancarta hecha a mano dice: “El orgullo de ser puto… la vergüenza de ser Caputo”. Pero a los tipos no les importa nada. Recortan podan, fugan y vuelven a fugar. Antes y ahora. Y si cuando esto termine la Justicia no les pone freno, probablemente vuelvan dentro de algunos años, viejos, pero con el poder de destrucción intacto.

Bailan. Porque se hace cada vez más evidente que Milei no es un “fenómeno barrial”. Nueva York, Londres, Roma, París, Barcelona (parece la publicidad de una firma de haute couture) pero, además Viena, Berlín, Amsterdam, Ginebra, Río de Janeiro, Módena, Ciudad de México… y se me escapan muchas otras. El mundo repudia las palabras y los gestos de Milei. Comento con mi hijo Francisco (que aportó alguna foto) la cantidad de gente en las Puertas de Brandenburgo, corazón de Berlín. “Es que ahí nacen los punkis antifa -me dice- y esos hacían rodar cabezas. No es joda”.

Pero, acá, Toto y Fede están meta “droga, Ibiza, Loco Mía” mientras bajan las retenciones, y los impuestos a los automóviles de lujo pero prevén un mayor ajuste en la salud pública, en la educación y, naturalmente en los salarios porque hay que planchar la inflación… “Sexo, Ibiza, Loco Mía”.

Fin de fiesta

Foto de Carlos Brigo.
Foto de Carlos Brigo.

Ahora van a venir las discusiones. Si eran 2 millones movilizados en Buenos Aires. Si en el resto de país (llamativo lo de Córdoba, Mar del Plata, Bariloche, Gualeguaychú) juntaron un millón más. Si “no había nadie”, como tuiteaba la piara de trolls del Gordo Dan, brazo armado de La Libertad Avanza. Si fue una movilización política. “En una sociedad que nos educa para la vergüenza, el orgullo es una respuesta política” solía decir Carlos Jáuregui, que hoy hubiese estado orgulloso de esta convocatoria (y, seguramente, lo está en algún lugar).

Los movimientos de masa del siglo XXI serán numéricamente pequeños pero con una idea fuerza muy potente” explicaba allá por fines de los 80, Peter Drucker: el gurú del mercado y la globalización. Creo que nunca entendí mejor que hoy esa afirmación. Es más, creo que su autor la hubiese sentido más viva, más vigente y más clara que nunca si hubiese marchado por el orgullo antifascista y antirracista que lanzó hace unos días en colectivo LGBTQ+ y que se llenó de pueblo.

Con la misma luminosidad de los colores del día, la noche llega con su descanso atado a una pequeña esperanza. Puede que marque un antes y un después. O puede que quede en productos como la marcha por la Educación Universitaria que luego fue traicionada en las bancas de la Cámara de Diputados. Hay, sí, un mensaje contundente. La sociedad marca el ritmo: una parte de la política entra tarde a la pista y la otra ni siquiera asiste a la fiesta.

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