La demencia en el individuo es algo raro;
en los grupos, en los partidos,
en los pueblos, en las épocas, es la regla.
Friedrich Nietzsche
No es nuevo. Evidentemente no lo es. Todos los tiempos, todas las épocas han tenido hombres y mujeres que han sabido leer la locura en los entresijos de la normalidad. Acaso lo inverosímil se perciba en los inversos: pespuntes de cordura con los que se bordan los delirios. Esta semana, en el bies de la política, apareció un atisbo de naturalidad en medio de esa tormenta de avances y retrocesos que es el desgobierno de los Milei (ya ha sido consagrado lo bifronte acto político de Parque Lezama mediante): cayó otro ministro (se han cargado 68 funcionarios de primera línea en 10 meses) y fue reemplazado por un hombre que aparece íntimamente ligado a una de las troikas más mentadas de la política nacional.
¡Ahí está la madre de Dorrego!, diría Carlitos Balá. Empiezan a aparecer los dueños sin que nadie le pegue a ningún chancho, ¡faltaba más! Por imposición de la realidad, apenas, que de alguna forma tiene que ofrecer un respiro a la demencia. Una bocanada de ese sentido común de verdad, no del berreta establecido por los medios desde fines del siglo pasado. Una señal de realpolitik para que analistas, mercados y afines tengan de dónde agarrarse a la hora de comprar, vender o aconsejar.
Todo viene de nalgas: el oficialismo, la oposición melosa, la belicosa, la mentirosa, la oficiosa… “Esto es un quilombo”, sintetizaría -no sin razón- cualquier todólogo de mesa de bar de los que, lamentablemente, hoy andan por las redes… Y algunos, hasta van a la tele. “Así no se puede más” se escucha en las colas de los colectivos, en la caja de la panadería, en los pasillos de los supermercados y en los vagones de los trenes. La desesperanza y la impotencia comparten cartel francés en la marquesina de las sensaciones populares. De todas formas, el protagónico lo tiene la rabia.
Lo más conspicuo de la clase política juega al Monopoly: vende trenes, aerolíneas, organismos públicos, museos… junta billetes de mentirita; papelitos pintados con números que, a la hora de los bifes (nunca más apropiada la frasecita) no sirven para nada.
Los estudiantes marchan, algunos obreros los acompañan, pero no es ni de lejos el Cordobazo. Por el contrario, se parece más a la esencia de ese mayo francés de 1968 donde un grupo de pequeño burgueses se avivó de que quedaba afuera y protestó con más creatividad que eficacia: decían ser “la rabia” pero terminaron siendo “el arreglo”. Las calles de todo el país se llenan. Muchísimos jóvenes. Y muchísimos viejos. Los jubilados, tan solitos los miércoles para recibir los palos de los gansos uniformados, acompañando la protesta universitaria… y más. Acaso por ser parte de la generación del “luche y vuelve”, entienden plenamente por dónde va la cosa.
Alborozados diputados antiperonistas institucionalizan la boleta única con la sagrada misión de hacer todo lo posible para terminar de una vez y para siempre con esa mácula de la historia política de nuestro país que es el Justicialismo mientras un gobernador peroncho es el único representante argentino en la asunción de la nueva presidenta de México. Cristina Kirchner camina el territorio del Conurbano en campaña mode on, ignorando abiertamente el aviso del diario La Nación de que va a ser condenada en la Causa Vialidad y, por lo tanto, inhabilitada para ejercer cargos públicos. Hay ráfagas de clamor. Los roles se invierten… ¿se invierten?
Y lejos, pero más cerca de lo que parece, en el corazón bélico del planeta, los misiles iluminan la noche de Oriente Medio y los tambores de una nueva conflagración mundial suenan cada vez más potentes, avivados por el moderno Herodes israelí, Bibi Netanyahu, el asesino de miles de niños palestinos en Gaza. Estados Unidos, una vez más, se hace el boludo. Joe Biden dice que no va a apoyar lo que ha generado. Trump está de joda.
Acto fallido
Vamos cronológicamente. Saturday Night Fever de los Milei Brothers, que son más mersas que Travolta de traje blanco con camisa negra pero que, hay que reconocer, a la hora de la pavada se superan día a día. El lugar elegido, Parque Lezama, origen geográfico de La Libertad Avanza. El histórico corresponde a los que les armaron las listas, los financiaron y hasta les enseñaron a voltear urnas.
Dicen los esoteristas -a media voz y con luz titilante de velas- que allí se vendían los esclavos en la Buenos Aires colonial y que, por eso, ese sitio guarda toda la energía negativa del dolor de los hombres y mujeres torturados. Al parecer, eso resulta un insumo imprescindible para los que llegan a hacer el mal. Sabían a qué venían.
La foto tiene blancos en la tribuna: con colectivos, viandas y el patrocinio de Luis Barrionuevo representado en la Barra de Chacarita Juniors, no pintaron la pieza. Sin embargo, valió la pena para ver un puñadito de jóvenes trolls comandados por el Gordo Dan, muy exaltados (una forma de decir) cantando consignas que mezclaban lo partidario con esa obsesión libertaria por el miembro viril y el kirchnerismo.
Lo demás, en general, fue para el olvido. Un carrero del Mercado de Abasto de principios del siglo pasado no hubiese podido enhebrar la sarta de insultos, groserías y palabras soeces que configuró la base de sustento del discurso presidencial. Karina, presa de ataques de risa no inducida durante su diatriba, habló para confirmar lo que muchos ya sospechábamos: Milei está solo. Si las Fuerzas del Cielo, un día, dispusieran su desaparición (por abducción, por ejemplo), detrás de él no hay nada… el vacío… el desierto. Villarruel no asistió. Alegó que no podía porque ella sigue afiliada al Partido Demócrata de Buenos Aires (que lanzó en plena campaña) pero, la verdad es que no quería que la viesen relamiéndose por lo bizarro del actito.
El trío más mentado
Cayó el ministro de Salud: ¡Achís! Pero ya tenía remplazante. Bah, continuante porque Mario Lugones estaba allí, sólo que no se lo veía. Lo importante es que este empresario/empleado (ahora funcionario) trae, a sus espaldas, a dos de los integrantes del trípode del poder detrás del trono argentino: Barrionuevo – Coti Nosiglia – Chupete Manzano, también conocidos como “Los Omnipresentes” porque están en las entretelas del “derpo” desde el regreso de la democracia.
Este detalle, que puede parecer insignificante es, sin embargo, un mensaje de razón dentro de un mundo de incoherencias: la política está. La de verdad. La que mueve los hilos de algunos títeres más o menos graciosos; más o menos patéticos. La reaparición de la troika es una señal. No siempre buena, claro, pero señal al fin.
Ellos ya estaban en el gobierno de Raúl Alfonsín. “Coti” y su eterno rol de “monje negro” hasta que el presidente radical lo subió a superficie; “Chupete”, el joven y brillante presidente del bloque peronista que se asomó junto con don Raúl el día de “la casa está en orden”, Barrionuevo en el gremio gastronómico que estaba intervenido y él ganó en 1985. Las anécdotas del trío son infinitas: las ciertas y las inventadas, como la operación de glúteos de Manzano; el noviazgo de Nosiglia con la famosa modelo Raquel Mancini; la quema de urnas en las elecciones de Catamarca por parte de la gente de Barrionuevo.
Siempre estuvieron ahí. Para bien o para mal. Haciendo de las suyas. Grandes operadores: se les atribuye a Coti y Barrionuevo (que esta semana tuvo un patatús que lo dejó en terapia) parte importante del Pacto de Olivos. Inmensos constructores de negocios: la misma dupla fue denunciada por “injerencia comercial” con las prestadoras del PAMI. Compartí una cena para cuatro, a principios de los 2000, en el por entonces famoso Museo Renault, donde “Chupete”, preocupado por la situación del gobierno de De la Rúa, dijo: “No puede durar. Yo tengo más diputados que el presidente en la Cámara”.
Ahora reaparecieron. Poniendo al ministro de Salud para que haga cagadas como cerrar el hospital de salud mental Laura Bonaparte, único establecimiento de este tipo en el AMBA… ¿Será para que no los internen? Manzano, por su parte, asistiendo a la charla que dio Milei en Wall Street. Puede que al hombre de a pie le revuelva un poco el estómago, pero son un claro mensaje de la política de siempre. La “casta” debajo de la casta. La confirmación de un orden que, imperfecto, opaco, abstruso no deja de ser ese lugar conocido y previsible que necesita cualquier sistema para ser y para funcionar.
Marcha de la bonca
Cientos de miles de personas de todo el país salieron el miércoles a la calle en defensa de la universidad pública y gratuita… y algunas cosas más. Esta vez, a diferencia de la marcha del 3 de abril pasado, la protesta no se centró casi exclusivamente en el financiamiento de la educación superior sino que avanzó hacia otros costados del panorama político y social que vive nuestro país. Ese fue uno de los puntos a destacar. El otro, el carácter federal y multipartidario del reclamo que involucró a ciudades como Córdoba, Rosario, Mendoza, Bariloche, Mar del Plata… Allí donde el voto a Milei fue mayoritario.
Tienta hacer un glosario de las frases de carteles y pancartas porque algunos fueron realmente ingeniosos, como el realizado sobre un pedazo de cartón corrugado en el que rezaba “Este cartel es tan choto como tu gobierno”. Y aunque la mayoría de las inscripciones referían a cuestiones de la educación y las universidades nacionales, hubo también espacio para otros reclamos como “El que recorta la tiene corta” o “Siempre Pelusa, nunca Peluca”, con fotos de Maradona y Milei.
Por supuesto que también fue significativa la aparición de algunos líderes políticos que, hasta ese día parecían haber pasado a la clandestinidad, entre otros Horacio Rodríguez Larreta (que fue repudiado y optó por retirarse) y Sergio Massa junto a un cartel de un manifestante que refería a la condición de primer universitario de la familia. En referencia con ese mensaje (que fue uno de los que más se leyeron en ésta y en la primera marcha), es importante señalar que la condición de “primero en la familia que va a la universidad” no es un logro personal sino familiar y, sobre todo colectivo. Destaco esto porque en el mensaje cuela una suerte de meritocracia a la violeta que, a veces, parecería representar el único sustento del reclamo.
Como cualquier cosa pública (la palabra está incluida en la demanda), la educación en todos los niveles es una cuestión colectiva. Y se la reclama colectivamente para todos. En esta marcha, eso, estuvo bastante claro. Por ejemplo, fue emocionante ver a los jubilados acompañando a los más jóvenes (que rara vez están los miércoles de jubilados), a los trabajadores, a los movimientos sociales.
Llamativamente, contra lo masivo y contundente de la protesta, los mercados actuaron como si estuviesen en Narnia: el dólar blue bajó, los bonos subieron, el Banco Central compró dólares y cedió el riesgo país a menos de 1300 puntos. Sólo la Bolsa, con un volumen de negocios menor, mostró bajas de hasta el 5%. Probablemente estos datos, sumados a la violencia de las Fuerzas de Seguridad, sean el último sostén de la prepotencia de un gobierno que esta semana puede ser desautorizado en su veto por el Congreso de la Nación lo que, según voceros de Casa Rosada, de todas maneras va a ser rechazado por el Presidente que prometió “judicializar” la ley una vez que sea reconfirmada. O sea, digamos, si no podés torcer la Democracia, si no podés acomodar la República a tu gusto y piaccere, violentás las instituciones y listo. Deberían avisarle que eso es causal firme de Juicio Político.
Ahora… vuela
Antes de salirnos totalmente de la marcha del miércoles, quiero destacar la presencia de aeronavegantes de Aerolíneas Argentinas que agregaron volumen político a un reclamo que fue político per sé. El Gobierno, horas antes de la protesta, presentó el decreto 873/2024, que declara a nuestra aerolínea de bandera “sujeta a privatización”. En su texto, sostiene que “La privatización de la compañía y su funcionamiento en condiciones de mercado permitirán una mejor prestación del servicio, el cuidado de las arcas públicas y, principalmente, que los argentinos dejen de financiar el déficit de una compañía ineficiente” estableciendo, en sus considerandos que hay una dotación de 1107 pilotos para 81 aeronaves, lo que representa una relación de alrededor de 14 pilotos por cada avión operativo, “un número desproporcionado con relación a los estándares de la industria a nivel mundial”.
Sobre el tema, Alicia Castro, en una charla exclusiva con DeudaPrometida.com, explicó que “Aerolíneas Argentinas es una herramienta estratégica desde el punto de vista político, geopolítico, comercial y turístico de la Nación. Nuestra línea aérea de bandera que tiene más de 70 años y es eficiente, segura, rentable, orgullo de todos los argentinos ha tenido hitos en la historia de la aviación, como haber sido pionera en la era Jet o el vuelo transpolar”.
“Es una herramienta estratégica porque pudimos, por ejemplo, entre el 11 y 29 abril de 1982, hacer 89 vuelos a Malvinas con 110 soldados por vuelo cada uno durante el conflicto bélico. Además, la empresa trajo vacunas de Rusia a la Argentina en tiempos de pandemia, realiza transporte de órganos, puede orientar exportaciones de productos frescos de las economías regionales, asiste a emergencias, y es clave en la comunicación y transporte a nivel federal. Pero todos estos valores no le importan al gobierno de Milei ni Macri: ni la soberanía, ni el desarrollo científico y tecnológico, ni el federalismo, ni la generación de empleo. Aducen que da pérdidas, lo cual no es cierto, porque Aerolíneas Argentinas contribuye al producto bruto interno con divisas que provienen del turismo, de las exportaciones, etc. El rédito de una empresa aérea se mide con otros parámetros”, concluye.
La idea no es nueva. La decisión de “privatizar” o desguazar Aerolíneas es una de las obsesiones de los gobiernos neoliberales. Sus excusas son siempre las mismas, por ejemplo que en el mundo no hay aerolíneas de bandera cuando la propia Alicia Castro, experta en el tema, nos explica que “las empresas mejor rankeadas en el mundo son estatales, como por ejemplo Singapore Airlines, Qatar, Emirates, o mixtas. Aerolíneas Argentinas conecta 39 destinos de cabotaje y realiza 52 rutas federales”. La batalla va a ser dura porque Milei tiene compromisos al respecto y va intentar cumplirlos. Si lo logra, todo será para peor.
Clamor con clamor se paga
Se largó. El operativo clamor está en marcha. Diferentes voces del peronismo (no todas de La Cámpora, como pretenden algunos medios), le piden a Cristina que se haga cargo de la presidencia del PJ nacional. Clamor que ella comenzó a adobar con su charla magistral en Merlo; sazonó con fina ironía en su intercambio tuitero con Milei (a quien desafió en su territorio… el virtual); luego lo dejó reposar en su visita a La Matanza de la mano de un cura humilde al que todos llaman “El Padre Tano” y recién después de cerrarle la puerta del horno al gobernador Quintela -que la andaba buscando para conseguir su bendición para las internas-, puso todo a temperatura media, como para que se cocine despacito.
A nadie parece importarle el pedido explícito del Presidente en su discurso de Parque Lezama cuando hizo referencia a que la causa Vialidad no avanzaba. “Señores jueces, teléfono”, descerrajó el libertario que se expresa como si escribiera un tuit. Al día siguiente, el diario La Nación -que trabaja el famoso sistema una de cal otra de arena con Milei-, anunció que la ex presidenta va a ser condenada. Sin eufemismos. Sin potenciales. “La Justicia confirmará la condena a seis años de prisión contra Cristina Kirchner”, tituló en su tapa.
El negocio de polarizar hacia las intermedias de 2025 parece, una vez más, ligado a las decisiones de la ex presidenta. Y no todo el mundo estaría de acuerdo con ese escenario. Para empezar, el mandatario riojano que venía juntando voluntades para presidir el Justicialismo, reafirmó su candidatura y celebró la posibilidad de definirlo en una interna. “Si hay que competir, se compite”, admitió. Y enfatizó su cariño, su respeto y su admiración por CFK. Los analistas estiman que una interna partidaria no estría en el horizonte de Cristina pero hay muchos que creemos que no le vendría mal a un peronismo que hace muchos años que arma listas de consenso.
Por supuesto que todo esto ocurre cuando la Justicia filtró en los medios la confirmación de que Casación ha decidido condenarla a seis años de prisión y la inhabilitación para ejercer cargos públicos (algo que podría alcanzar a la presidencia del PJ) y también mientras el gobernador Axel Kicillof -a quien muchos ven como el candidato natural a la presidencia en 2027-, está en México, a donde fue invitado a la asunción de la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo. El convite le confiere un espaldarazo internacional al hombre que conduce los destinos de la provincia de Buenos Aires y representa, en lo fáctico, la verdadera oposición activa al gobierno de Milei.
Cristina -que no hace mucho, avisando que no iba a competir, les recordó a todos que tienen el bastón de mariscal en la mochila-, parece querer recuperar la conducción porque, como bien lo decía Juan Perón, desde la conducción se establece la estrategia. Y, entonces, para que no quede del todo como una decisión personal… ¡Clamor y más clamor!
Clamor. Un concepto que nos viene del antiguo testamento. En las escrituras, en el libro de Esdras más precisamente (uno de los que más me gusta porque Esdras era “el escriba”), dice: “Y no podía discernir el pueblo el clamor de los gritos de alegría, de la voz de lloro”. Sería bueno que el peronismo pudiese. Porque el llanto de los humildes, hoy, es atronador.
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